Lo Que Daría.. Por Haberte Conocido Antes. (no corregido)

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Hoy es el anteúltimo día de clases en mi escuela, todos los años tienen la costumbre de festejar que hoy a la noche hacen una fiesta por pasar a un último año de escuela, normalmente siempre terminan todos peleados, uno que otro que se droga y siempre termina viniendo la policía porque los vecinos se quejan de los ruidos, son tan aguafiestas, pero lastimosamente no me puedo quejar porque yo también detesto los ruidos que hacen los vecinos de al lado del departamento de mamá, tienen fiestas todos los días y gritos todo el tiempo, es muy odiable. Hablando de fiestas, estoy en duda de si ir o no ir a la de hoy a la noche, después de la fiesta según la escuela es obligatorio ir al día siguiente a las clases, aunque ninguno va. Mamá dijo que vaya y que no me lo pierda, lo pensé y tal vez tenga razón, pero ¿Y si ella quiere que me vaya para poder ingerir esas cosas?

—No se olviden que hoy tienen la fiesta y mañana tienen que venir a clases—dijo el profesor justo cuando sonó el timbre del receso.

En un instante el aula quedó totalmente vacía, con hojas en el suelo y útiles por encima de los bancos.

— ¿Rarita, vas a ir hoy?— dijo una persona en el borde de mi oreja para luego tirar mis libros al suelo.

—Qué te pasa imbécil— fue lo que pudo decir mi boca y lo único que pudo escuchar la directora.

—Maybe Pierce a mi oficina.

Ya se había hecho costumbre escuchar mi nombre en los pasillos porque mamá iba todos los viernes a quejarse con unos tragos de más, era tan raro que nunca llamen a la policía mientras que ella gritaba sus cosas.

(...)

— ¿Eso es todo directora?— pude decir mientras ella acomodaba sus cosas luego de terminar el discurso de siempre.

—Maybe trata de ser más accesible, ambas no queremos que pase lo mismo siempre— dijo por último.

Tomé mis cosas como pude y me marché rápido de ahí. Las clases habían terminado, entonces me fui a la cafetería de mi hermano Matías. Cuando entré al lugar pude encontrar primero a Lucas que estaba llevando un café con medialunas a uno de sus clientes, luego vi a mi hermano Matías que estaba en la caja cobrando un pedido de otro cliente. Yo me senté en la mesa del mostrador, ya que ahí estaban mis tortas preferidas y estaba esperando a que Matías se diera cuenta de que yo estaba ahí.

— ¿Baby, cómo estás?— dice Lucas con una linda sonrisa.

Lucas es el mejor amigo de Matías desde la infancia, ellos se llevan bien en la mayoría de las cosas hasta en el trabajo, siempre fueron al jardín juntos, escuela juntos, hasta se pusieron de acuerdo en trabajar en la misma cafetería e ir a la misma universidad. Por un momento de mi corta vida pensé que eran gays, pero luego me di cuenta de que no porque cuando cumplí los 15, Lucas y yo nos dimos un beso en el portón del departamento de mi mamá, la cosa es que no sabe nadie y tampoco va a saber nadie, pero tenemos una lejana química, ambos sabemos que nunca vamos a poder llegar a tener algo porque el que de 21 y yo tengo 16, y sí, sé que cuando yo tenía 15, él tenía 20, pero no me juzguen porque él es divino y siempre estuvo conmigo en los peores y mejores momentos que he pasado, la muerte de Walter, por los accidentes que ha hecho mi mamá y otros.

Lucas es muy parecido a la pareja perfecta de Barbie, es rubio, ojos azules, piel extremadamente blanca y suave, y no voy a decir cómo sé que es suave. Sacando sus rasgos físicos, que es perfectamente atractivo, también es como un mejor amigo porque nunca se sobrepasó conmigo y sé que siempre puedo contar con él.

—Hola, Lucas—digo con una linda sonrisa en mi rostro y con un poco de entusiasmo.

Él me dio un beso en la mejilla y yo lo abracé, de un momento para otro apareció Matías, luego nos separó y dijo:

—Me parece que hay mucho contacto físico por acá.

Lucas y yo reímos sabiendo que tenía algo de razón.

— Hermanita que deseas— dijo Matías con un tono suave aunque algo celoso.

— Me quiero llevar una torta de oreo, la porción chiquita porque no tengo tanta hambre y si se puede ser un café negro.

Me quedé esperando a que el café se terminará mientras veía cómo Lucas y Matías disparaban con sus otros compañeros tratando de calmar a tanta gente que deseaba comprar. Cuándo por fin el café ya estaba hecho pude tomar mis cosas, le di un beso en la mejilla a Lucas y abracé a Matías. Mientras tomaba mi café fui a una galería de ropa algo fina, entonces compré el primer vestido negro qué vi, este mismo me llegaba a los muslos, terminaban con unos volados, su tela era de seda y era fría, lleva un escote súper abierto en el cual era muy apretado y se apretaban mis pechos. Cuando llegué al apartamento me senté y terminé algunos deberes que debía para el día siguiente, cuando lo hice me puse el vestido, ya que era hora de ir hasta el lugar donde se había hecho la fiesta.

Cuando llegué, era la casa de Mirko uno de los más populares entre comillas del colegio, era una casa muy enorme y muy prolija, cuando entre, Mirko me saludo con un beso en la mejilla y me dijo que estaba muy bonita esta noche a lo cual no lo podía negar porque había estado toda la tarde arreglándome, me peiné y el vestido colaboraba mucho. Tomé varios vasos de cerveza, pero nada que me haga emborracharme, había un par de chicos más y me invitaron a su ronda, estaban jugando verdad o reto, pero yo no quise jugar, así que solo me quedé escuchando las idioteces que comentaban un par de adolescentes ebrios.

La noche estuvo espectacular, nada raro, no hubo problemas con la policía, no hubo peleas que normalmente ocurren todo el tiempo, pero creo que me había sentido por primera vez incluida con otra gente que no sea mi familia. Lo único que arruinó la noche, pero es algo que lo puedo superar fácilmente es que John se besó con una rubia muy bonita y aunque él y yo nunca vamos a llegar a nada, me dolió verlo con otra persona, pero a la vez era obvio porque él y yo o mejor dicho él no me conocía tanto porque yo soy cerrada y en el colegio no me conoce casi nadie pero bueno.

Creo que era el primer día en el que me gustaba estar con otros adolescentes.