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Ya era el segundo día de clases y no me desagrada venir a este colegio. Pude hacerme una conocida, aunque no seamos amigas, solo espero agradarle. También me hubiese gustado que Hunter hablara más, pero el hecho de que era serio y cerrado me atraía más, porque las mujeres somos tan complicadas con los gustos, me encanta un chico que nadie sabe ni cómo está compuesta su familia.

En el colegio no pasó nada interesante, estuvimos con Evangeline en las clases y en los recesos, de vez en cuando Andrew se acercaba a nosotras, pero el amigo no. Hablamos con Evangeline sobre lo del libro y ella me dijo que era obvio que no intercambiara tantas palabras.

Terminadas las clases tomé un bus y me dirigí a la cafetería, me habían dicho que era café artesanal y el mejor de la ciudad. Cuando entre, de inmediato me dieron una mesa en donde sentarme y fue ahí en donde me di cuenta de que de frente estaba Hunter con una morocha. Era una chica muy bonita y lujosa, él llevaba puesto el uniforme, pero eso ya lo hacía ver perfecto. Luego de un tiempo ella se fue y levantó la vista, me miró directo a los ojos, avergonzada, tapé mi rostro con la carta y mi cara se sentía algo caliente. Pude escuchar el ruido de las sillas delante de mí.

—El café con leche y canela es una de las mejores recomendaciones—dice una voz gruesa y ronca.

Baje la carta lentamente, dejando que primero se vea mi frente y mis ojos, cuando pude ver que era Hunter aclare mi voz y tome fuerzas para hablar.

—Sí, ya lo sabía—dije orgullosa— vengo todo el tiempo— él solo hacía una sonrisa seductora, ya que eso no le costaba mucho.

— ¿Así que venís todo el tiempo?—preguntó curioso, ambos sabíamos que no era verdad—yo vengo todos los días y nunca te había visto.

Yo me ruborizo más y solo pedí el café, él se pidió un capuchino helado. No hablamos por unos 20 minutos y cada segundo se volvía más pesado. Admito que no me daba vergüenza mirarlo, tenía a la vista su cuello, es algo musculoso y se notaba tenso por la fuerza que se podía notar en sus venas. Sus manos eran tan venosas, delicadas y prolijas, su piel se podía notar que era suave.

— ¿De dónde vienes?—preguntó sin más.

—No respondo preguntas— dije mirándolo fijo.

—Como quieras.

Acaso va a hacer así de cortante, ruégame un poco más, por favor.

—Soy de New York, la peor parte de ahí—dije con un nudo en la garganta.

—Nadie está en la mejor parte, este mundo es cruel.

Nos miramos y sus ojos no se desviaban a ningún lado, yo solo podía notar sus ojos azules, baje mi vista a sus labios, él se los relamió e hice lo mismo con los míos. Nuestra conexión se cortó cuando él puso el dinero en la mesa.

—Yo invito— dijo por último con una sonrisa y solo se marchó.

Él es de piel blanca y brillante. Sus labios son carnosos, pero en la parte superior son finos y delgados con un color rojizo natural. Sus ojos son parecidos a los de un felino de color azul. Su nariz está respingada. El pelo suave y liso, color castaño. Su cuerpo era muy formal y apuesto, es musculoso. Solo deseo verlo mañana.

(...)

Yo no entendía el porqué, él me gustaba o si solo eran mis gustos culposos, esos que sabes que nunca van están contigo y que solo te atrae lo complicados que son poder estar cerca de ellos. Mi mayor duda era por qué se acercó a hablarme cuando todos dicen que Hunter no habla mucho con nadie y por qué me pregunto de dónde venía, ¿Él quería saber algo o solo quería molestarme?.

Entre al colegio, no había nadie, pero afuera del instituto pude notar una bicicleta igual podía ser de alguien que se la olvidó el día anterior o salió a comprar algo y la dejó por ahí. Estuve mirando la bicicleta unos cuantos minutos hasta que una respiración se acercó a mí muy despacio susurró.

— ¿Linda mi bici?

Me asusté y traté de pegarle con el puño cerrado en el medio del abdomen, pero me dolió más a mí.

—Carajo, la nueva pega duro—dijo entre risas.

— ¿Hunter?— dije algo impresionada.

—Casi, soy su hermano.

—Ah, ¿Tiene un hermano gemelo?— dije con confusión y él solo se reía en mi cara.

—No boba.

Entré al aula que nos tocaría.

—No hay clases— dijo la voz ronca en los pasillos con un dulce eco de vacío.

— ¿Por qué no?

—Eso, deseo saber.

Me senté en un banco sin mirarlo, él entró a la misma aula que yo y se apoyó en el marco de la puerta.

— ¿Y por qué te quedaste?— lo miré a los ojos, ya que él ya me había visto.

—Prefiero el silencio de acá.

— ¿En tu casa no hay silencio?— dije mordiendo mi labio—una casa tan grande y no hay silencio, wow.

Él se acercó más.

—No se necesita un espacio tan grande para tener algo de silencio, puedo estar en un lugar sin nadie que aún escuche algo de ruido.

Lo miré de reojo, que quería decir.

—Mira, todo este espacio y aún ahí ruido.

—Pero si solo hablas vos.

—Acabas de hablar, no soy el único que habla—se recostó en otro banco al lado de mí. —Te dejo con tu silencio— dije sin más y traté de levantarme del banco, pero su mano agarró la mía, mi respiración se cortó por un segundo.

—No te vayas—dijo con los ojos cerrados, apretaba mi mano más. Solo me recosté de nuevo y logró soltar mi mano.

Estuvimos en silencio unos minutos, él quería algo de mí, pero no sabía qué cosa. —Maybe— fijo de modo firme— sé que tienes dudas de mí— terminó la oración levantándose y mirándome a los ojos.

Tiene acciones en las cuales da miedo, pero se ve tan lindo con los pelos desarreglados y los ojos casi dormidos.

— ¿Puedo preguntar lo que yo quiera?— dije con algo de picardía.

—Solo si me dejas preguntar algo a mí, luego—dijo Hunter.

Eso me generó algo de misterio y temor.

Lo Que Daría.. Por Haberte Conocido Antes. (no corregido)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora