Todos ingresaron a la cafetería. Marion junto a Jerome, corrieron a buscar lugares donde sentarse, mientras que Lenin iba con Bastian a ordenar. Los estudiantes que ya estaban en el lugar, empezaron a murmurar cuando vieron al par tan peculiar de Duques. Lenin se molestó un poco, no sabía por qué los trataban de forma tan desagradable, siendo que el par era muy amigable.
—Cuatro malteadas, por favor —pidió Bastian, suspirando—. Dos de vainilla con crema, una de arándanos con chocolate y la otra de frutilla —agregó, dándole una tarjeta de color blanca—. Sí, eh, agréguelo a mi cuenta.
Lenin se mantuvo mirando a Jerome, había algo en el chico que le llamaba la atención en sobremanera. ¿Sus ojos? ¿Su sonrisa? ¿Tal vez su personalidad tan vivaz? Se preguntó el príncipe, aunque no encontró la respuesta.
—Bien, muchas gracias —habló Bastian, girándose para mirar a Lenin—. Vamos a sentarnos —El rubio asintió y siguió los pasos de su amigo hasta sentarse en frente a Jerome, quien conversaba con Marion.
—¡Gracias, Bastian! —Sonrió Marion, sentándose bien para no molestar al Conde.
—Si es así, mañana ven con el uniforme —gruñó el Conde, mirando como Jerome volteaba el rostro hacia otro lado, fingiendo no oír nada—. Para ti va lo mismo, Briand.
—¡Los uniformes son horribles! —objetó el Duque, golpeando la mesa—. No tienen personalidad como yo —agregó, sonriendo con altanería. Bastian suspiró resignado.
Entonces, su pedido llegó. Todos recibieron su malteada y Jerome fue el primero en probarla.
—Deliciosa —comentó, sosteniendo firmemente el vaso de vidrio—. Mañana hay examen, Bastian, ¿estudiaste algo? —Lenin abrió los ojos de par en par. Su sorpresa nacía de las palabras del Duque.
—Esta tarde lo haré. Y sí, ya sé que tú no necesitas estudiar porque eres el número uno, bla, bla —parloteó Bastian, haciendo un gesto de desagrado—. Me pregunto si realmente tienes la inteligencia de un académico —bromeó, revolviendo su malteada.
—Claro que sí, ¿por qué crees que estoy en tu clase, siendo que soy menor que todos ustedes? —cuestionó Jerome, entrecerrando sus ojos. Lenin abrió la boca de la sorpresa, ganándose la atención del resto.
—Ah, Lenin, cierra la boca —protestó Bastian—. Y sí, este niñito va a nuestra clase y es casi dos años menor que nosotros. Además, es el número 1 de todo el colegio. Aunque va a clases cuando le conviene-
—Yo no necesito ir a la secundaria, pero estoy aquí por Marion —explicó orgullo el Duque, abrazando a su amiga. La chica sonrió ampliamente.
—Oh... —Fue lo único que logró articular Lenin.
—Bueno, ¿y qué harán para el concurso de la semana que entra? —preguntó Bastian, cambiando de tema. Jerome se encogió de hombros, sonriendo gentilmente. Marion se puso de pie velozmente, haciendo que Lenin derramara un poco de su malteada debido a la sorpresa.
—¡Cantaremos! —vociferó Marion, atrayendo todas las miradas curiosas—. Cantaré junto a Jerome en el concurso. Te prometo que será la mejor audición que verás —comentó, alzando sus brazos hacia arriba.
—También estoy planeando una coreografía, aunque tengo complicaciones para crear el circuito —murmuró el pequeño Duque, haciendo un puchero que enterneció a Ethan—. ¿Qué pasa? —le preguntó al ruso, quien inconscientemente había fijado su mirada en él.
—Eh, bueno... —Lenin se apenó y, por un momento, no quiso responder, aunque los ojos celestes brillantes de aquel chico, ya habían visto a través de él—. Eres muy lindo.
Todos los de la mesa se quedaron en silencio ante la respuesta tan directa del heredero al trono ruso. Marion no pudo evitar dirigir su mirada a Ethan y escudriñarlo intensamente. Bastian incluso derramó algo de su malteada y Jerome, luego de procesar la declaración del rubio, sonrió con un leve sonrojo en sus mejillas.
—B-bueno, yo- —De repente, Bastian tomó unos panecillos de miel y canela que venían junto con las malteadas, y llenó la boca de su amigo. Así, evitó que hablara.
—Ya cállate —protestó el Conde, observando a su amigo, quien protestó por la repentina interrupción. Además, odiaba la miel. Rápidamente, quitó el panecillo de su boca y limpió su rostro, tenía el ceño fruncido ante el actuar tan extraño del Conde.
—Casi lo matas, Bastian —renegó Jerome y borró la sonrisa de su rostro—. Déjalo que se exprese como quiera. No es como si hubiera dicho algo malo, ¿sabes? Decir que un chico es lindo no es un crimen. ¿Qué tiene la juventud de hoy en día en la cabeza? ¿Te crees con el derecho de callarlo? Tan retrógrado, maldición, me enojas —gruñó el Duque, mientras miraba al Conde. Marion suspiró con molestia, pues Bastian logró enfadar a su amigo. Por otro lado, Lenin estaba atento a las palabras del chico enojado frente a él; frunciendo en ceño, haciendo una mueca con sus labios y mostrando un extraño lado frío en sus bellos fanales celestes.
—Si quieres pelear, no tengo problema. Sabes que me importan muy poco tus berrinches —contestó Bastian. Ethan lo observó con preocupación, pues sabía que el Conde peleaba con todo aquel que lo buscara, sin importar absolutamente nada.
—Ay, no, olvídalo, cavernícola. Resolver las cosas con golpes es más arcaico que tu pensamiento o esta sociedad —argumentó el Duque y golpeó una servilleta que había hecho bollito, justo al rostro del Conde.
—¡Pequeño descarado! —gruñó Bastian y se levantó abruptamente, tirando la bebida de Lenin, solo para agarrar al Duque por el cuello de su suéter.
—Sí, como todo un salvaje —se burló Jerome y sonrió ante la reacción tan agresiva del Conde.
En eso, Marion le reprochó a Bastian por tratar de esa forma a su amigo y Lenin empujó al Conde, sentándolo de un golpe y logrando que soltara al Duque, quien se levantó y salió del local junto a la pelinegra.
—Eres un idiota, Bastian —renegó Lenin, mirando a su amigo.
—¿Y qué? Ese mocoso es un insolente que no sabe respetar a sus mayores. Si tanto me busca, va a encontrarme —se defendió Bastian y apartó al ruso para dirigirse al salón de clases.
Lenin lo siguió, un poco después. En el camino, se encontró al pequeño Duque, sentado al costado de la fuente, observando su reflejo en el agua cristalina. Él se acercó con cuidado y Jerome pudo verlo en el reflejo.
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✓ 𝑯𝒆𝒓𝒆𝒅𝒆𝒓𝒐𝒔 (𝒔𝒑𝒊𝒏-𝒐𝒇𝒇 𝑵𝑫𝑺𝑿𝑿𝑰)
Novela JuvenilDurante sus años de secundaria, Ethan Vasiliev, tuvo la oportunidad de enamorarse y experimentar diversas emociones bajo su estricta crianza, comandada por su madre, reina del Imperio Ruso y su abuela. Ambas mujeres de gran carácter que se interpusi...