XII

46 9 0
                                    

Huening Kai

Pasó una semana de todo lo acontecido. Binnie salió del hospital y todo estaba yendo muy bien, ¡¡incluso nos hemos besado muchas veces más!!

Todo esto parecía un sueño.

Cada vez se acercaba más el día de San Valentín y pensé en hacerle una linda sorpresa a Binnie. Compré algunas galletas que rellené helado para convertirlo en un delicioso sándwich dulce.
Los puse en una cajita con forma de conejito junto a una cartita hecha a mano.
Él me llamó para ir al cine y disfrutar la tarde juntos, así que deje los regalos en casa para dárselos cuando terminara nuestra salida.
Nos encontramos en el parque de siempre en nuestra hora habitual. Cuando nos vimos, él corrió y me tuvo sobre sus brazos por un rato para luego besarme cortamente en los labios.
Realmente amaba eso de él.

Nos tomamos de la mano y caminamos hasta el cine, que no estaba tan lejos.

―¡AAH!―Soobin tomó mi brazo con fuerza― Kai, ¿Estás bien? Esto es muy aterrador...

Fue lo primero que pude escuchar después de un rato largo.

―Lo siento Binnie, tuvimos que elegir otra pelicula- ¡AH! ―De repente, la momia que supuestamente se encontraba en el sarcófago atacó a uno de los protagonistas casi matándolo. La verdad es que tenía mucho miedo. Binnie me tapó los ojos, pero yo podía seguir escuchando los gritos desesperados de la protagonista.

Terminó la película y Soobin dijo― No sabía que no te gustaban las películas de terror Kai, lo siento.

―No es que no me gusten, solo me asustan un poco. ―acarició mi cabeza y seguimos caminando.

―Bueno... ¿te gustaría ir ahora a mi casa? ―Dijo Soobin.

―¿A tu casa?

―Si, tengo mi guitarra ahí y quería tocar algo para ti. Además, mi mamá dijo que le gustaría verte alguna vez por allá.

―Amm... ―Me quedé pensando un momento que hacer. Mi casa no quedaba tan lejos del parque, podríamos ir para allá, buscaría su regalo y luego iríamos a su casa a comerlo. ―Bien, pero ¿podemos pasar por otro lugar antes?

Soobin asintió y caminamos tomados de la mano nuevamente hacia mi casa. Recogí el postre y la carta para luego salir otra vez.

―¿Qué es todo eso? ―Preguntó Soobin.

―Es tu regalo, pero lo verás cuando lleguemos

―Pero quiero verlo ahora Kai ―hizo un pequeño puchero.

―Luego lo harás Binnie, no seas impaciente

―Está bien... ―entrelazó nuestras manos fuertemente y las balanceó por un momento hasta que llegamos a su casa.

Al entrar, vimos a su madre que se encontraba en la sala viendo un programa de televisión.

―Hola mamá, ya llegué ―se acercó a ella y yo fui detrás de él.

―Oh, hola Soobin ―cuando me vio, posó su atención completamente en mi― ¿viniste de visita Kai? Tenía muchas ganas de ver a mi otro hijo ―se levantó del sillón y me abrazó. Yo hice lo mismo, después de todo, también la quería a ella.

―Bueno, iremos a mi habitación mamá

―Está bien, pero Soobin, hijo, no hagas nada estando yo aquí. ¿Está bien?

Ambos nos ruborizamos. ―¡Mamá! ―dijo Soobin algo nervioso.

Su madre rió y luego nos dejó ir.

―Lo siento por eso Kai

―No te preocupes, solo me tomó por sorpresa, jaja...

Entramos a su habitación. Me senté en su cama y él buscó la guitarra. Comenzó tocando algunas de las canciones que ya conocía, hasta que trajo una libreta y tocó una canción que no podía reconocer. La letra era muy dulce, hablaba de una relación que recién comenzaba; de alguna manera me recordaba a nosotros.
Una vez que terminó, le pregunté sobre el nombre de esa pieza, a lo que él dijo ―Es una canción que escribí para ti, Kai.

―¿Para mi?

―Si, todo lo que dije en esa canción es lo que siento.

Mis ojos se cristalizaron por la felicidad del momento. ¿Soobin acababa de tocar una canción que escribió para mi? Definitivamente no podía creerlo.
Me acerqué a él y lo besé, tirando con mi pie la bolsa en la que traje mi regalo.

―Oh, cierto, toma. Creo que se derritió un poco, lo siento. Pero no leas la carta ahora, hazlo cuando me vaya.

Urgó en la bolsa, sacó la carta y la hojeó un poco diciendo que la leería luego si es lo que yo quería. Un poco después vio el postre y lo comimos juntos.

―Esto es delicioso Ninggie, gracias.

―No sabía que te gustaría, la próxima vez te haré algunos más

―¡Ah Hyuka! ―me abrazó y dejó un beso en mi frente ―Te amo demasiado, Kai.

Definitivamente, ese fue uno de los días más preciados de mi vida.

La sencillez de tus acordes (Sookai)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora