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Alguien con una "vida pasada", alguien con un pasado incierto y confuso, alguien que intento borrarse por completo del mundo, alguien que aceptó todo y continuó su vida, ese es Wanderer, a quien le esperan muchas cosas en el futuro.

Sin gozar de una gran alegría, aquella hermosa marioneta pasó un tiempo mayor al de cuatro estaciones en la nación de la sabiduría, consolidado varias ideas y abriendo camino a otras, mayormente en compañía de la arconte Dendro, junto a ella forjó varios recuerdos memorables, y las comunes metáforas habladas complementaban la filosofía del de cabellos oscuros, hasta el punto en que le era posible comprender.

Un día sin rastros de nubes, estaban en la academia de Sumeru, la arconte y el chico con sombrero característico, en el lugar donde ella había sido atrapada durante mucho tiempo, su estadía ahí era para salir de la cotidianidad y relajarse con alguna conversación.

Hablaron un rato hasta que un silencio fue cortado con cierta pregunta.

—Nahida, ¿crees que pueda volver a ser un viajero? —Preguntó Wanderer solo por la observación de ella.

—¿Tu conocimiento de dos vidas no se completa todavía con lo que quieres? Si ese es el caso te recomiendo seguir tu camino en completa libertad. —Fue lo que respondió Buer dándole una pequeña sonrisa.

El varón no respondió, se quedo en silencio meditando esas palabras. Luego de un rato formuló una oración.

—Voy a seguir el camino de un viajero... me tendrá que llevar a algo. —Dijo firme a su palabra tal un anuncio importante, algo que en cierto modo alegro a la arconte por la seguridad con la que hablaba.

El chico seguía buscando algo; una razón de vivir; una meta que seguir; un ideal con que vivir. Sentía que era todo eso lo que deseaba, mas no entendía que hacer para conseguirlo.

—Hehe, parece que has encontrado algo a lo que aferrarte para comenzar una travesía. —Soltó un suspiro tras sus palabras, era algo que sabía que pasaría, pero eso no quita el hecho de que probablemente extrañaría esa compañía única del chico. —Solo por si acaso, si piensas volver a Inazuma deberías a ir a Puerto Ormos, por ahí es sencillo ir a la mayoría de sitios de Teyvat.

—Gracias, pero comenzaré por tierra firme por ahora... supongo que esperaré que amanezca de nuevo para partir en claridad. —Ya estaba pensando un poco en el futuro, algo extraño de él, pero sin nada que realmente le impidiera irse a ese punto solo quedaba comenzar su camino otra vez, pues sus memorias como errante eran confusas gracias a tener recuerdos de dos vidas, no podía recordar con claridad lo que era un forastero.

—Sí, es lo más seguro. —Nahida no mencionó mucho más, le dejo planear todo a Wanderer por sí mismo.

El chico estuvo compartiendo algunas últimas conversaciones con la de pelo blanco, probablemente pasarían varias estaciones sin verse otra vez y es de relevancia que se llevaban bien.

La chica le había hecho bien al pelinegro, había avanzado en el proceso de dejar de pensar en los humanos como seres inferiores, le llegaba a costar en alguno momentos, pero ya no era común el mal trato hacia ellos. Fuera de lo que había progresado, necesitaba más contacto con el mundo exterior para lograr algún avance en su larga vida que no quería que llegara a ser monótona.

La luna hizo su llegada al cielo estrellado dando inicio a la noche. Wanderer realmente no tenía mucho que hacer, pensaba mucho en lo que podría pasar en el futuro, sabía que estar sedentariamente en una nación no era lo que buscaba, se inspiró mucho del viajero con su ambición de encontrar a su hermana, algo que le pareció digno de admirar, aunque no lo haya mencionado con claridad.

Se hizo de día, Wanderer no concilio ningún sueño –el cual no necesitaba realmente– por quedarse viendo el cielo despejado y la ciudad de Sumeru en su máximo esplendor.

El chico no alistó nada, ni una pequeña mochila, pues todo lo que necesitaba para avanzar era su mente y su cuerpo siendo uno mismo.

Antes de salir de la ciudad de Sumeru fue a buscar a Nahida en el lugar donde siempre se reunían, al encontrarla mirando el todo, llamó su atención pronunciando su nombre, al set atendido hizo una pequeña reverencia y exclamó un "gracias" con cierta emoción que le sacó una sonrisa.

Se marchó del sitio viendo a la arconte despidiéndose con la mano y deseándole lo mejor.

Caminó sin apuros, su paso era lento, pero para nada torpe, en el camino agarraba algunas manzanas o bayas frescas para comer –o intentar degustar–.

Se dedico a observar, más que a meterse a pelear con algún animal salvaje que le duplicaba el tamaño, si lo apreciaba bien, resultaba un buen sentimiento el estar en armonía con el ambiente.

Pese a lo que le había comentado antes a la arconte, por un momento pensó en ir a ver las embarcaciones de Puerto Ormos y explorar opciones de destino, pero decidió observar un poco más la naturaleza así que tomó rumbo a Liyue para buscar embarcación en su gran puerto comercial.

Su primer día fue muy normal, no lo sintió largo y la noche cayó en un parpadeo al quedarse varias veces absorbido por los animales que se le acercaban amistosamente, hasta antes de tener sus recuerdos pasados no le había vuelto a pasar eso.

Caía la noche y se estaba quedando sin una vista clara, por más que pudiera seguir caminando hasta el fin de los tiempos no podía ver mucho luego de las 7 de la tarde.

Encontró un pequeño campamento hilichurl, y luego de mucho tiempo volvió a utilizar su visión Anemo, eran sólo dos hilichurls así que fue realmente sencillo para él.

Con cierto cuidado llevo los cuerpos a un lugar cercano a un gran árbol y los dejo ahí para luego volver al campamento.

Pensó que luego de tanto tiempo fue extraño matar a criaturas que en un principio no le atacaron, finalmente decidió que los próximos días encontraría un lugar donde no quedarse al intemperie.

Prendió fuego para mejorar su visión, él no necesitaba dormir, pero como no podría volver a partir hasta que amanezca decidió hacerlo.

Su noche fue tranquila a excepción de algunos hongos que pasaban llegando a molestar, tanto que por poco Wanderer se propone exterminar a todos los hongos existentes.

Y paso la noche rápidamente entre hongo y hongo, para suerte del de cabello oscuro el amanecer no tuvo complicaciones, ni una sola nube.

Sin más que hacer en el sitio volvió a partir en una suave serenidad hacia Liyue.

Ya veía a lo lejos la Sima, zona a la cual le notaba cambios extraños.

El cambio de región era notable a sus ojos, por más veces que haya ido de región a región nunca le dejaba de sorprender el gran cambio que existía entre estas mismas por solo metros.

El chico rodeo todo Sima para seguir el camino, notó que había varias cosas que no eran como las anteriores veces que había estado ahí, luego recordó que Nahida le había contado algunas aventuras del viajero en Liyue, algunas que no las hubiera creído sin ver lo que hay ante él en el camino.

Por momentos se desviaba mucho para comprobar si las cosas que le contaron eran verdad, se descarriló tanto que terminó cayendo la noche y tuvo que quedarse en una cabaña que si no se caía por el viento se caía por un ave, aunque prefería eso a nada, si bien el frío no era de importancia para él, prefería estar protegido de alguna lluvia en guardia baja, aparte nunca es malo cuidarse del excremento de ave.

Si bien sus recuerdos son confusos desde que tiene dos memorias, no le tomo mucho tiempo ubicarse un poco y planear a donde iría el día siguiente.

Esta vez terminó aburriendose de lo pacifista que se veía Liyue desde donde estaba, sin duda había menos ladrones de tesoros de lo que suponía que habría.

Cerró su ojos para descansar la visión un rato, rato que se le terminó quedando corto ya que al abrir nuevamente sus ojos estaba a punto de amanecer.

Aún con poca luz decidió partir para no llegar muy tarde a la ciudad de Liyue y poder encontrar alguna cosa que hacer.

—(...)—

Primer caaap, perdón si hay errores, no soy el mejor en estas cosas :'v

Que no quede en flop porfa diosito

Editado.

Kuchito les dice hasta la próxima.

Sentimiento Humano // KazuscaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora