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Era algo tarde en lo que comenzó a ser llevado de un brazo por la ciudad hasta cierta puerta interesante, rápidamente adivino a que sitio habían llegado.

—Aquí estamos, cuidado de hacer algo que le moleste a la capitana, no quiero que te saquen, amigo. —Dijo pensando en algunas situaciones que podrían suceder.

—Claro. —Wanderer solo respondía con palabras practicas en vez de gastar mucho aliento para lo que no necesitaba.

Entrando se encontraron un montón de personas que de un momento a otro los comenzaron a mirar, especialmente al forastero pelinegro.

—¿Y él quién es? —Se escuchó decir a una mujer con parche en el ojo, curiosa de las prendas que llevaba el viajero al lado de uno de los suyos.

—Es un nuevo amigo que me ayudo a transportar las cajas de la mañana. —Su tono de voz había cambiado en algo al hablarle a la chica así que el de sombrero supo quien era ella al instante.

—Bueno, uno más no nos hace daño, que se quede a ver si aguanta unas copas. —Habló riendo en lo último, a este punto Wanderer ya se quería ir para no tener que soportar más gente, pero su orgullo tomaba eso como huir, y Wanderer no huye de nada.

Algunos lo dejaron pasar sin problema, mientras que hubo otros algo extrañados del nuevo chico. El ambiente no parecía el mejor hasta que alguien entró al sitio.

—¡Oh!, eras el único que faltaba. —Dijo la mujer alegre, mientras el ambiente se aligeraba, todos comenzaban a hablar entre sí, pero el de sombrero sentía algo extraño al ver al chico que acaba de entrar, ese mechón rojizo lo dejo pensando unos segundos, recordó a un viejo amigo, muy viejo amigo de cientos de años donde sus acciones lo dejaban con un mal sabor de boca, recordó también a cierto señor de cabellos celestes a lo que por poco y lanza un puño contra la pared, respiró hondo y comenzó a atar cabos en su cabeza, sin mucho esfuerzo dedujo que no era más que algún descendiente o peor, una simple moda absurda de humanos, ¿pero encontrarse a un chico con ese mechón exacto en los primero días que sale de Sumeru? Era lo más incómodo que le podría haber pasado, pues él no quería actuar raro en ningún modo y en ese momento solo lograba tener agrios recuerdos en la mente que lo estaban intranquilizando.

Sin darse cuenta había llamado la atención de ese chico con mechón al verlo por mucho rato, e intrigado por saber que hacía ahí le preguntó a la capitana.

—¿El? Es amigo de uno de nosotros, no parece alguien que cause problemas, espera... creo que se parecen en algo, deberían ser amigos. —Dijo al notar que las vibras que emanaban del de sombrero eran tranquilas, por lo menos en el exterior.

Eso solo fue respondido con un "claro", su curiosidad le incitaba a saber más, pero prefirió dejar al chico pelinegro que para él, emanaba una intranquilidad extraña.

Luego de que todos continuarán hablando y que Wanderer de alguna manera haya conseguido hablarle a alguna persona, llego la hora especial.

Era la hora de traer las bebidas.

Fueron algunas cajas las que se trajeron, el pelinegro en toda su vida no había presenciado una reunión de este tipo y eso le estaba por sacar una risa. "¿Beben hasta que se hacen tontos? ¿Qué tiene de divertido?" Pensaba mientras veía a los marineros sacar botella por botella con cuidado.

—Patético. —Dijo entre dientes, muy seguro de que nadie lo escuchó por lo ocupados que se veían.

Una vez sacada la última botella todos esperaron en silencio, algo que dejó intrigado a Wanderer, quien no sabía que procedía en la situación.

—Bueno, creo que ya todos deben saber para que estamos aquí ¡Kazuha vuelve luego de meses a la embarcación! ¡Salud, muchachos! —Exclamó alegre y todo dijeron al unísono "salud", los marineros parecían seguir la corriente de celebración excepto dos personas, el propio Kazuha que no se acostumbraba a ser tan importante en la flota y Wanderer, quien no pensaba que para eso se celebrara en las embarcaciones, ciertamente no siempre era así, pero le había tocado llegar a Liyue en esa justa excepción, aparte de eso, sentía que el nombre Kazuha le sonaba de algún sitio, pero no lograba recordar con claridad.

Sentimiento Humano // KazuscaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora