食 - | 11 |

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Después de tantos años

Todo a su alrededor quedó sin importancia, sentiste como sus cálidos brazos te rodearon y te aferraste tanto a ellos que tus lágrimas salieron sin control alguno

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Todo a su alrededor quedó sin importancia, sentiste como sus cálidos brazos te rodearon y te aferraste tanto a ellos que tus lágrimas salieron sin control alguno.

Llegaste a pensar en los últimos días, y años, que nunca más los volverías a ver para vagar el resto de tus días sin rumbo alguno, pero ahora aquellos niños con los que jugabas cuando eras pequeña estaban contigo y la soledad que abundaba en tu corazón se esfumó en ese momento.

Cuándo terminaste de hipar por los leves sollozos que tuviste poco a poco comenzaste a alejarte de ellos y en tu mejilla el suave tacto de una mano se hizo presente para que con cuidado limpiara el rastro de lágrimas que había. Cuándo elevaste la mirada viste que era Yorichii el dueño de dicha acción.

— Yoriichi... — murmuraste dándole una ligera sonrisa.

Su mirada era serena y tranquila al momento de limpiar tus mejillas con cuidado. Lo miraste a él y luego miraste a Michikatsu — Realmente son tan iguales... — reiste por lo bajo al susurrar eso.

Lo único que los diferenciaba era aquella marca que Yorichii tenía en su frente, la tenía desde pequeño y ahora pensabas que si no la tuviera te sería difícil reconocer quien es quien. Pues literalmente son iguales.

No han cambiado mucho, sus rostros seguían iguales y también el como se vestían.
Lo único que se veía diferente en ellos era su estatura ya que eran más altos que tú, sus expresiones faciales eran más masculinas además de que sus cuerpos tenían más volumen muscular.

— Tu has cambiado demasiado... — murmuró el pelirrojo aún con su mano en tu mejilla.
Su voz era grave pero el tono que usó se escuchó triste por que sintió lo mucho que se había perdido al no estar a tu lado por muchos años.

Le sonreiste y posaste tu mano sobre la suya teniendo en cuenta esos pensamientos.

Dejaste de apoyarte completamente en ambos gemelos y fue ahí cuando el punzante dolor en tu tobilo volvió arruinando el lindo momento, pero antes de que tu cuerpo se fuera a un lado tomaste rápidamente del haori de Yoriichi.

— Auch... — te quejaste.

— ¿Qué sucede? — preguntó el azabache desconcertado al igual que su gemelo.

Antes de que respondieras notó como te balanceaste un poco en tu lugar y miró tu tobillo vendado. Vió que estabas lastimada y ni siquiera te preguntó algo para que en cuestión de un segundo te tomara entre sus brazos y llevarte al futón donde minutos antes descansabas.

AMORES PUROS || Gemelos Tsugikuni Donde viven las historias. Descúbrelo ahora