Brooklyn Baby. || Bucky Barnes.

C I N C O.

Han pasado cinco días y de nuevo Bucky no ha llegado a la cafetería.

Sigue sin escribirme a mi teléfono y ya estoy empezando a pensar que tal vez lo anoté mal.

Veo a mis chicos moverse por la cafetería, estamos en la hora donde más clientes llegan en la tarde.

—No te preocupes Jacob, yo la saco— Detengo al chico que va con la bolsa de basura en la mano, y la tomo, necesito que todos estén atendiendo o si no la fila se pondrá horrible.

Camino con las bolsas de basura a la parte de atrás mientras tareo una canción.

El día está frío, y de seguro va a llover un poco.

Antes de botar la basura algo se muevo y me asusto, no quiero una rata saltando sobre mi.

Un pelaje gris me asusta y retrocedo pensando que es una rata, pero un tierno ojito azul un poco lloroso hace que me acerque de nuevo con mi corazón hecho pedazos.

—Por Dios— Un pequeño gato con unos pocos meses de vida, flaco y con frío, tiene un ojito cerrado y le falta una patita— No puede ser— Lo tomo en mis manos y maulla un poco— No puede ser— Debo llevarlo a un veterinario, con mi mano libre busco y trato de llamar la atención de cualquier otro gatito que esté por ahí, dejo la basura en su lugar y pego al pequeño gato a mi pecho, tiembla de el frío— ¿Estabas solito? Ya no lo estás, ya no.

En la cafetería siempre resuelven todo bien así yo esté o no, entro de nuevo a la cafetería y Zury es la primera en notar a la bola de pelo en mis manos.

—Ay, pobrecito— Se lleva las manos a la boca.

—Eli debe venir en camino, lo llevaré al veterinario por sí ella pregunta por mi— Le digo y tomo las llaves de mi auto.

—Si, ve tranquila, estaremos bien— Se despide y salgo de la cafetería hacia mi auto con la pequeña bola de pelos maullando en mi mano.

Hay una bufanda en la parte de atrás que me quité hace días y he olvidado recogerla, pero agradezco mi descuido ya que puedo arroparlo y así no sufrirá tanto de frío.

Tomo mi teléfono y llamo al único veterinario que conozco antes de empezar a manejar.

Tres pitidos y contesta la llamada.

—Daniel— Miro mis propios ojos en el retrovisor—¿Estás en tu clínica? he encontrado a un pequeño gatito en la basura— Puedo notar como mi mirada se llena de tristeza— Lo siento eres el único veterinario que conozco pero puedo ir a otro lado sí...

—¿De que hablás? Por supuesto que puedes traerlo, aquí te espero, te envío la dirección.

—Gracias— Cuelgo la llamada, algo dentro de mi me dice que no está bien, pero la otra parte solo se preocupa por el pequeño enrollado en una bufanda sobre mis piernas.

Me dejó guiar por el GPS y mejor dejo de pensar.

El gatito en mis piernas sigue maullando, pobrecito debe estar hambriento, ademas no ha abierto su ojito, ¿Se habrá lastimado?

Resulta que la clinica no es tan lejos de la cafeteria y al momento de estacionar noto que Daniel esta esperando por mi... Por el pequeño gatito.

Respira, es por el gatito, tu te metiste en esto, Es por el gatito,  No debiste venir, Es por el... ¿Y sí es niña?

Bajo de el auto con el gatito envuelto en mi bufanda.

—Lo encontré entre la basura, esta flaquito— Le digo cuando llego a su lado— Le falta una patita, y su ojito no abre desde que lo encontré — Daniel abre la puerta de la clínica veterinaria.