𝐸𝓃 𝒸𝒶𝓈𝒶

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Los príncipes se encontraban empacando unas pocas cosas debido a su pronta visita a King 's Landing, la princesa encontraba innecesaria dicha reunión ya que siempre se ha dado a conocer que su hermano, el príncipe Lucerys sería el heredero de Driftmark.

—Esta reunión es ilógica—habló la princesa mientras algunos sirvientes subían sus cosas al barco que pronto saldría hacia el que alguna vez fue su hogar— No hay razón para ir, madre.

—Creeme 'Nya, si pudiera evitar ir, lo haría, no es bonito viajar en mi estado— dijo la futura reina acariciando su vientre— pero si no lo hacemos, Luke podría perder su derecho de nacimiento.

—Tu misma lo dijiste madre— la princesa quería evitar a toda costa pisar el lugar que tantos recuerdos le traía— Es su derecho de nacimiento, si el abuelo Corlys estuviera acá no permitiría que el envidioso de su hermano hiciera tal cosa.

—Pero tu abuelo no esta, ahora mi amor, Daemon me pidió que te dijera que fueras a su salón, parece que tiene un regalo para ti por tu dia de nombre— la princesa había no había podido gozar su onomástico junto a su padre días atrás ya que el príncipe no estuvo presente porque al parecer buscaba un regalo digno de su princesa.

La joven princesa se despidió de su madre y luego se dirigió hacia el salón del esposo de su madre, encontrándose en el camino con el pequeño Joffrey quien le pidió que lo llevara con ella, a lo que la princesa no se negó ya que su hermano solía ser muy persuasivo, al entrar al salón el príncipe ya la estaba esperando.

—Acá estoy padre— no era la primera vez que la princesa llamaba así a Daemon, ya que durante los 6 años que habían pasado él fue la figura paterna que necesitaba— Me mandaste a llamar.

—Asi es, mi princesa— dijo él sonriéndole, para la gente no era sorpresa que el príncipe tuviera como debilidad a la hija mayor de su esposa, muchas propuestas de matrimonio habían sido rechazadas porque el príncipe no dejaría que su ahora hija se casara con alguien que no fuera digno— Sabes que lamento no haber estado contigo los últimos días en fechas tan importantes, pero te prometo que mi ausencia valió la pena.

La princesa sonrió y bajó al pequeño príncipe de sus brazos— ¿A que te refieres, padre?

—Ven conmigo— le dijo el príncipe— Pero deja a Sir. Chismoso con alguna criada— hablo, volteando a ver a el pequeño, quien le sacó la lengua y salió corriendo del salón haciendo lo que el príncipe le dijo, el príncipe sonrió— Bueno, vamos.

Ambos salieron del salón y fueron hasta la parte trasera del castillo, donde normalmente dejaban descansar a los dragones, ya que dragonstone dejaba a sus dragones al aire libre o colina arriba.

—En mi viaje no descanse hasta encontrar algo digno para una princesa como tú— se dirigió hasta una gran mesa que tenía algo que estaba siendo cubierto por unas cuantas telas— Pensé que la montura de Viserion estaba muy gastada— dijo quitando las telas que cubrían lo que se dejó ver, era una montura de dragon— Pedí que la modificaron un poco para que no hubiera riesgos al volar.

La princesa al ver su regalo corrió a abrazar a su padre— Muchas gracias en serio— dijo verdaderamente agradecida.

—No habrá peligro alguno debido a su material— sonrió su padre— Sabemos como es Viserion al incendiar algo.

El dragón no era muy bueno manteniendo la calma, cuando se ponía nervioso todo su cuerpo comenzaba a calentarse mucho, debido a eso la montura anterior estaba deshecha, pero esta parecía tener cierto material resistente en la parte baja.

La montura estaba hecha completamente de acero Valyrio y tenía unas cuantas piedras preciosas con los colores de la casa Targaryen, el príncipe llamó a algunos cuidadores para que la montura fuera puesta en Viserion, el dragón de su hija, una criada se acercó al príncipe y le dijo algo mientras la princesa estaba con su dragón, luego ella volteo cuando sintió a su padre acercarse.

𝕷𝖆 𝖓𝖔𝖛𝖎𝖆 𝖖𝖚𝖊 𝖓𝖚𝖓𝖈𝖆 𝖋𝖚𝖊- 𝕬𝖊𝖒𝖔𝖓𝖉 𝕿𝖆𝖗𝖌𝖆𝖗𝖞𝖊𝖓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora