Minato observó atento como Mikoto conversaba animadamente con una chica.
Sus propias uñas se clavaban en las palmas de sus manos causándole algunas heridas, todo su interior luchaba contra el impulso de lanzarse sobre la muchacha para arrancarle cabello por cabello, quería golpearla e incluso se planteo matarla.
¿Quien era ella?
¿Qué se traían entre manos ella y Mikoto?
Su mente comenzó a plantear millones de conspiraciones donde él siempre terminaba como la víctima. Pero no lo permitiría, jamás lo haría.
Notó como "esa" y Mikoto se alejaban el uno del otro dando por concluida su plática, ahora el mayor
se acercaba a él con su brillante sonrisa como si...Se está burlando.
- Minato, adivina quién fue elegido como capitán del club de arco- Mikoto comentó alegre con su expresión infantil, aquella que tan solo ponía cuando algo lo hacía genuinamente feliz. Una
expresión que había dejado de poner desde hacía mucho.Con suavidad el mayor abrazó al menor intentando compartir su emoción pero fue empujado con fuerza. La expresión molesta del menor le hizo entender todo.
-Minato, lo siento, yo...- su intento de calmar al menor fue en vano cuando volvió a ser bruscamente alejado. Minato se marchó molesto de ahí, dejándole con miles de palabras en la boca.