CHAPTER 4

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Tae subió al jet privado de Jungkook con la cabeza bien alta. No iba a mostrar la vergüenza que sentía. Él no era víctima de nadie. Era su decisión, se recordó a sí mismo.
Jungkook había impuesto esas odiosas opciones, pero él había tomado la decisión de aceptar y se alegraba de sacrificarse por su familia.

Su padre iba a ser el gerente de una empresa que amaba y de ese modo superaría su depresión.
Por el momento, Sonyi y él seguirían en su pequeña casa porque estaba cerca de la guardería de Sonjoon.
Seguramente ninguno de los dos podía creer que su suerte había cambiado. Habiendo perdido todo recientemente, quizá temían que ocurriera otro desastre y era comprensible.

Tenía los ojos llenos de lágrimas cuando se despidió de sus hermanos por la mañana porque no sabía cuándo volvería a verlos. ¿Un amante tenía tiempo libre? ¿Tendría algún derecho?

Jungkook apoyó la arrogante cabeza en el respaldo del asiento para mirar a Taehyung caminando por el pasillo. Se había hecho la coleta otra vez para esconder su atractivo, pero a él no podía engañarlo. No podía esconder su elegancia, su delicada complexión o el brillo juvenil de sus ojos azules. Y cuando se quitó la chaqueta, revelando una camisa blanca que se pegaba a sus cuerpo como una segunda piel, los pantalones empezaron a resultarle incómodos.

Esa noche, pensó, impaciente, por fin se libraría del estado de perpetua excitación que Taehyung infligía en él. Pero era virgen... ¿Sería verdad? ¿No merecía eso cierta consideración?

¿Desde cuándo era él considerado?, se preguntaba, molesto, mientras Taehyung intentaba pasar a su lado para sentarse con los demás empleados.

-"Siéntate conmigo" -le ordenó, tomándolo por la muñeca.
-" Quítate esa horrible chaqueta y suéltate el pelo".

-"¿Y si me niego?"

-"Entonces lo haré yo mismo" -respondió él sin vacilación.

Tae sintió que le ardía la cara y bajó la mirada para esconder su indignación porque sabía que los empleados estaban escuchando desde el otro lado del avión.

Seguramente estarían preguntándose qué hacía allí... y su curiosidad acababa de ser satisfecha.

Tenso, se quitó la chaqueta y levantó las manos para soltarse el pelo antes de sentarse al lado de Jungkook, la melena oscura cayendo por sus barbilla.

-"Ah, de nuevo estás precioso, muñeco mío".

-"¿Va a ser así con todo? ¿Tengo que hacer las cosas como tú digas?"

-"¿Tú qué crees?"

-"Una vez pensé que eras hombre suficiente como para no tener que controlar a un doncel".

De repente, Jungkook esbozó una inesperada sonrisa, como si la pulla no le hubiese afectado.

-"El problema es que me gusta controlarte".

Tae se quedó sin oxígeno. Nunca había sido una persona temperamental hasta que conoció a Jungkook, que lo hacía apretar los dientes cada vez que abría la boca.

-"¿Por qué deseas a un doncel que no te desea a ti? ¿O es eso precisamente lo que te excita?"

Esa sugerencia indignó a Jungkook porque la aversión de un amante lo habría horrorizado.

-"No, tú me excitas, pero te aseguro que también puedes enfadarme".

-"¿Ah, sí?" -susurró Tae, con los ojos brillantes.

Con intención de intimidarlo, Jungkook inclinó la cabeza para buscar sus labios.
Tae no podía respirar, pero en ese momento no quería hacerlo. Le daba vueltas la cabeza y un deseo prohibido despertaba como un huracán dentro de él.

A TUS ÓRDENES - KOOKVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora