Los monitores nos escabullimos de la velada y fuimos más a dentro del bosque. El canario y yo íbamos atrás con Fabián, que andaba bastante torpe y ralentizaba a los demás. Massimo iba el primero con las monitoras. Ya estaba ligando el cabrón. Él lo tiene muy fácil, solo les tiene que decir:
– Sei molto bella.
Y ellas caen a sus pies. Pensándolo bien, Lucas también lo tiene fácil con su acento canario y el prototipo de surfero que vuelve a todas locas. Joder, solo me queda ser buena persona y gracioso. Seguro que hasta Fabián liga más que yo.
Llegamos a la cima de la montaña. No os la imaginéis muy alta, es decir, sí, las vistas desde arriba son espectaculares, pero no es que hayamos escalado el Everest. Massimo no tardó en sacar el polen. Las chicas también querían, y Massimo, como buen camello, les vendió un par de gramos. Fabián era el único que no fumaba, y se le veía incómodo. Massimo y Lucas no tardaron en irse con Isabel y Talía, dos de las monitoras. Ya no pintábamos mucho allí, así que regresamos al campamento.
Era temprano aún, como las 00:15, así que los campistas seguían en la velada. Me puse a buscar a Alma, pero no la veía. Entre medio de la gente, vi a Mar.
–¿Dónde está Alma?-- le pregunté preocupado.
– Se ha ido a la cabaña... sabes como es, ni siquiera quería venir a la velada.
Me fui directo a su cabaña. Llamé a la puerta y me abrió en pijama.
– ¿En serio?¿Qué quieres?
–Estar un rato con mi hermanita.-- Y es verdad, la echaba de menos, a la Alma de antes. Solo en ocasiones se dejaba ver realmente. Espero que esta noche se abra conmigo.
Nos tumbamos en su cama boca arriba y empezamos a ver una serie, no sé cual era.
–¿Qué tal tu primer día?¿Te ha gustado el campamento?
–No ha estado mal...– Lo decía para complacerme.
–Venga, tienes que sedme sincera. Prometo no enfadarme– Nos reímos, o mejor dicho, solo me reí yo, ella se puso seria.
– Mamá y papá solo quieren que intente vivir como tú lo haces, pero somos personas distintas, no podemos vivir lo mismo. Lo que a ti te hace feliz, a mi no, y viceversa.
– Nosotros solo queremos que seas feliz, nos da igual como, pero como no das pistas para ayudarte, lo tenemos que intentar por nuestra cuenta.-- Hubo un largo silencio– Cuéntame qué te ha pasado, por favor.
– Joder, es que me presionáis un montón para que lo cuente, pero, ¿cómo voy a contar algo que ni yo misma sé? Más bien pienso que fueron como gotitas que iban colmando el vaso, nada importantes pero que si las juntas, pues bueno.
– Me da igual si no son importantes para ti, quiero saberlo. Todo.-- Menos mal que siempre nos hemos tenido mucha confianza.
– No sé, ¡es qué son tonterías! Sabes que nunca he sido lo suficientemente delgada y...
– ¡Eso es una tontería!-- Me miró seria.
– Ves, te lo he dicho.
–Joder, perdona, no quería decir eso. Bueno o sí, pero refiriéndome a que estás bien. No quieras ser como esas modelos que se giran y desaparecen.
– No lo entenderías. No es solo eso. ¿Sabes que se siente que quedes con un chico al que le gustas pero al que le da vergüenza admitirlo? Oh, qué dirán sus amigos si se enteran de que le gusta una gorda, que poco masculino.
– No estás gorda. ¿Quién te ha hecho eso?
– ¡Y dale!¡Qué si lo soy! Pero que ese no es el problema, no es nada malo. Gorda es una cualidad física, igual que alta, fea, guapa, etc... Solo que se usa con malos fines... Solo que esta sociedad es una mierda...
–Alma, que quién cojones te ha hecho eso.
–Dani, que no importa. Que siempre es así. Cuando crees que uno es diferen...
Golpearon fuertemente la puerta. Y abrimos. Era Massimo.
–¿Qué coño quieres? Y, ¿cómo sabías que estaba aquí?
– Me lo ha dicho Fabián, que te ha visto. ¿Tienes condones?
– Joder, ¿en serio? ¿Te crees que puedes interrumpir una conversación tan importante por eso?-- Me miró con ojos de corderito, y justo me di cuenta de que la tía que había detrás suya no era Isabel, con la que se había ido en el bosque, ni tampoco ninguna de las otras monitoras. Esto me hacía pensar lo peor: era una campista.-- ¡Eres un pedófilo!-- Massimo me miró abriendo los ojos, le dijo algo a la chica esa y entró cerrando la puerta tras sí.
– ¿Te puedes callar? No soy un pedófilo. Es legal. Me he asegurado de saberlo, cumplió 18 hace dos meses.
– ¡Y tú tienes 22!
–Uno...dos...tres...cuatro... Son cuatro años, no es tanto.-- Ya me puso nervioso y me levanté de la cama. a todo esto Alma estaba flipando.
– Mira a mi hermana. ¿Te acostarías con ella?
–Jamás– Me dijo.
– Tranquilo, que yo contigo tampoco– Se tuvo que meter ella.-- Que asco das.
– Tu te callas mocosa de mierda.-- Le dijo Massimo. Le lancé una mirada a mi hermana para que no siguiera contestando.
– Vale, pues tiene la misma edad que esa. ¿Qué ha pasado con Isabel?
– Pues... no sé, la perdí de vista cuando llegamos al campamento.-- Hubo un largo silencio, yo ya no sabía ni qué decirle– Mira, ¿sabes qué?, ya no me des nada. Me has bajado todo el calentón.--Menos mal– Puto aguafiestas– Dijo mientras se iba. Alma y yo nos quedamos callados mientras escuchábamos que fuera, Massimo le decía a la campista que le había surgido un problema. No se lo creía ni él.
– Ves, todos son iguales– Me dijo mi hermana y se volvió a tumbar.
– Demasiado por hoy. Continuaremos con esta charla otro día.
– Si tú lo dices.
Y me fui.
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Tú, yo y el mar
Novela JuvenilMis padres me han enviado a un campamento de verano para que supere mis miedos e inseguridades. Mi hermano Dani, es uno de los monitores, junto a sus amigos. No sé qué esperar de esta experiencia, más aun cuando soy un poco antisocial. Gracias a Dio...