Penélope estaba frente al espejo viendo cómo su mamá peinaba su cabello y colocaba un broche de mariposa amarilla en un mechón que puso tras su oreja. Sonrió y le agradeció.
—Estás linda, amor.
Observó de arriba hacia abajo su atuendo para la cena de los Bridgerton. Un overol de short de mezclilla y una blusa de manga larga amarilla era lo que había elegido para esa ocasión. Esta vez llevaba otros zapatos en vez de los que Colin le había obsequiado; se los devolvería a su hermana sin dudas. Estaba tan apenada, pero a la vez no quería despedirse de ellos porque eran especiales.
—Gracias, mamá.
—Iré a ver si tus hermanas ya están listas. Nos iremos en cinco minutos.
Asintió y se miró por última vez en el espejo, nerviosa. Iría a la casa de Colin, se sentía tan nerviosa. Todo había pasado tan rápido que su cerebro no podía procesar lo que estaba por ocurrir.
—Vamos, no ayudan. —apretó sus mejillas, ya que no paraban de tornarse rojas cada vez que pensaba en él—. Colin descubrirá que me gusta si no cooperan, mejillas.
Suspiró. Nada podía hacer más que esperar a que no la pusiera en evidencia mientras estuviera cerca de él.
Bajó las escaleras y se sentó en el sofá a esperar a sus hermanas y a su mamá. Levantó la mirada cuando escuchó a su papá rebuscar las llaves del carro que siempre extraviaba por alguna razón. Él se rascó la cabeza, angustiado, y se giró para mirarla. Sonrió y se acercó a ella.
—¿Sabes dónde las puso mamá, Pen? —preguntó divertido. Él sabía que ella era muy observadora y por eso siempre terminaba diciéndole dónde su mamá ponía sus cosas.
—En la mesita donde lees el periódico —le dijo, señalando mientras movía sus pies en el aire de adelante hacia atrás porque no alcanzaba el suelo desde el sofá.
Despeinó sus rizos pelirrojos en muestra de agradecimiento y ella gruñó un poco. Odiaba que hiciera eso. Luego de unos minutos, sus hermanas bajaron vestidas con jeans acampanados y unas camisetas que no cubrían sus estómagos. Estaba segura de que su papá no las dejaría salir así.
—Archibald, vamos tarde, así que no digas nada —su papá cerró la boca cuando su madre miró su intención de decirles algo a sus hermanas sobre su vestimenta. No dijo nada más y caminó a la puerta para ir al garaje y sacar el carro.
Les llevó solo un par de minutos llegar a la casa de los Bridgerton. Después de todo, no estaba tan lejos de donde vivían, tal vez unas dos cuadras, no lo sabía. Su mente solo era un manojo de nervios en ese momento, sobre todo cuando su mamá tocó el timbre de aquella grande y hermosa casa.
Cuando se abrió la puerta, pensaron que a quien verían sería tal vez al señor o la señora Bridgerton, pero no, era una de sus hijas. No recordaba su nombre, pero sí que tenía su misma edad.
—Oh, son los Weasley —dijo alegre la niña.
—No, querida, somos los Featherington —replicó su mamá.
La niña lentamente dejó de sonreír y dijo—: lo sé, es solo que, el cabello... pelirrojos, los Weasley...
—Eloise, ¿con quién hablas, amor? —la señora Bridgerton apareció por detrás de su hija y nos sonrió—. Oh, pasen, pasen, por favor. Disculpen a mi hija, le gusta hacer chistes.
—Son personas sin cultura general, mamá.
—Eloise Bridgerton.
—Lo siento —se cruzó de brazos y caminó hacia la sala donde el ruido abundaba.
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That's The Way Love Goes
FanfictionPenelope ha estado secretamente enamorada de Colin desde que tiene memoria. Para él, ella es solo su tierna amiga. Pero Penelope guarda en su corazón un amor que arde en silencio, esperando el momento en que sea correspondido. Pero, las circunstanci...