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Esa semana estuvieron juntos la mayor parte del tiempo, disfrutaron mucho con el videojuego, películas y demás. 

Entre risas, gritos y diversión durante esta semana Laila decide confesar lo que siente.

Ella confesó y para su suerte,  él le correspondió.
De aquí un escalón más a una nueva realidad.

una historia de amorío se empezó a redactar:
La relación evolucionó de maravilla, se conocían bastante bien por la amistad que tenían previamente, no faltaba la comunicación y mucho menos la conexión en determinado momento.

Esta pareja vivía bajo un mismo techo, Ismael conoció más de ella, la ayudaba a mantener todo bajo control (el trabajo de la meditación). Él la ayudó a superar su trauma con el psicólogo y nuevamente ella empezó a asistir a consulta.

Los primeros meses él la acompañaba para que se sintiera segura; sin embargo, antes de quedar en la sala de espera le dijo:

siempre he estado contigo, más no a tu lado.
ella lo miró confusa y le dijo: ¿otra paradoja más?
él le respondió diciendo: –si, ahora entra a la consulta en el momento correcto lo entenderás todo.  Sé que eres lista, ¡conozco el poder que tu mente te puede dar!–

Ella suspira, y escucha el altavoz  –Laila dubois, sala tres último llamado–  rápidamente pasa a la sala pasado un tiempo. Laila superó completamente el miedo a estar a solas con un psicólogo e Ismael adquirió nuevas responsabilidades,  así que por las tardes de consulta él realizaba otro tipo de actividades.
Debido a esto, los horarios no sincronizan ahora para compartir tiempo juntos;  sin embargo no dejaban de avivar esa llama cada vez que compartían un momento dadas las oportunidades.

Un doce de noviembre en medio del ocaso:

Laila.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora