5. Loca

9.3K 247 10
                                    

¿Cómo no lo noté antes? Estatura... diría que pasaba por muy poco del promedio, delgada y sin gracia alguna y con esa vestimenta, un pantalón holgado y una blusa igual, no le hacía ningún favor a su cuerpo; su cabello azabache perfectamente cuidado alzado en un moño. Su piel blanca sin color, sin una sola gota de maquillaje, desde mi punto de vista carecía un poco de sentido femenino. Aunque tenía esos ojos marrones majestuosamente grandes y qué decir de sus voluminosas pestañas, hacían lucir su rostro de forma espectacular.


Era una mujer... bonita, ni guapa ni hermosa, bonita a secas.


—Abigail ¿Me puedes explicar por qué le hablas así a Daniel? —La intriga en su voz me hizo despegar mis ojos del cuerpo de la loca que me miraba con desprecio.


—Con gusto te lo digo—. Abigail soltó una risa maquiavélica, -tal vez exagero-, sin despegar su mirada de la mía—. Ayer acompañé a una amiga a una fiesta, todo iba bien hasta que un imbécil casi me atropella con su voluminoso cuerpo—. ¡¿Me acababa de decir gordo?!— Pidiéndome disculpas, más por obligación que por educación, prepotentemente me dijo que pidiera lo que quisiera a su nombre. ¡Ni siquiera me preguntó si no me había dañado por su golpe! ¿Adivina quién era el imbécil?


—¡Ay por favor! Ni siquiera fue un golpe de gran magnitud —. Alegué en mi defensa.


—¿Y tú qué vas a saber sobre lo que yo sentí?


—Por la forma en que te expresas diría que eres un loca exagerada que dramatiza para llamar la atención.


—Eres un maleducado. ¿Esa es la primera impresión que le das a las personas?


—En teoría te conocí ayer así que no es nuestro primer encuentro; y puedo asegurarte que soy un hombre educado, incluso más que cualquiera que ha estado a tu lado.


—¿A eso le llamas hombre educado? Yo sé lo que es un verdadero hombre y no un "princeso" como tú.


—Claro, si tu definición de verdadero hombre es dejarte botada, en definitiva no soy uno de esos.



Sus ojos se abrieron de una forma exagerada. Sé que me pasé de la raya, pero no soy una persona del todo tolerante y ella empezó a insultarme, no me dejaría intimidar por una mujer altanera como lo era ella. Soltó un poco de aire que estaba reteniendo y por su forma de respirar intuía que estaba tratando de controlarse y no gritar como lo histérica que seguramente era.



—¿Y tú que sabes de eso? —Miró a Yulith de una forma agresiva. Había tocado el inicio de la grieta y mis impulsos me obligaban a no parar.


—No hace falta saber algo, solo mírate. Estas toda desalineada, esas ojeras que solo si uno mira cuidadosamente las puede notar, tu forma tan segura de querer hablar y aparentar felicidad absoluta con esa sonrisa; pero lo que llama más la atención es que después de tantos años de no establecer ningún contacto con tu mejor amiga de repente la buscas y quieres pasar un rato junto a ella. Es obvio que vienes tratando de olvidar a alguien, a un hombre que te botó.

Scort © [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora