5* Noches tristes.

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- Esa ventana es tan afortunada - la voz de mi madre me saca de mis pensamientos.
- hola mama - se sienta a lado mío, como solía hacerlo cuando yo tenía 9 años.
- han pasado tantos años, has crecido mucho Eria.
- Lo sé mama, era un problema conseguir ropaje, no sabia que talla era - ambas soltamos unas carcajadas.
- hay mi amor - me toma de la mano suavemente.
- ¿que te ocurre Eria? - su pregunta me toma por sorpresa, intentaba disimular la herida que me causaron las palabras de mi padre.
- ¿por qué mi padre es.... Tan....
- Orgulloso?
- si - echa un suspiro grande y me acaricia un mechón de cabello.
- tu padre tuvo una infancia un poco dura, y la situación del reino lo tiene muy tenso.
- ¿Tan mal están las guerras?
- Hay.. Hija, los reyes del noreste, no seden a las ofertas de tu padre y el teme a que se desate una guerra sin piedad - dios! Nunca pensé que mi padre estuviera en una situación tan tensa.
- Hay algo que pueda hacer para mejorar eso? - me regala una sonrisa.
- Has echo mucho desde que regresaste, no te preocupes.

El comedor es muy grande, pero sigue estando igual de rústico y viejo, << este comedor a pasado por 3 generaciones >> las palabras de mi tía Susan, " la distinguida" me río en mi mente. Me poso detrás de mi haciendo esperando a que todos lleguen ( mi madre, mi padre ). Mis padres llegan con sus brazos entre lazados, mi madre me sonríe pero mi padre no cruza mirada con migo. Todos nos sentamos y esperamos los platillos.

Mi padre come muy despacio, piensa muchas cosas, me imagino en que.
- E decidido algo - mi madre y yo nos sorprendemos por su inesperada palabra, nunca había echo una cosa como esta, siempre es reservado.
- ¿que has decidido? - pregunta mi madre aun pensativa.
- Tu - me señala, me sorprendo y me aterro al mismo tiempo.
- Te casaras con uno de los hijos del rey del noreste - que!! No lo haré, no estoy lista.
- No! No lo aré - reclamo.
- No me alces el tono y si, si lo aras, por que te lo ordeno.
- ¿Acaso soy para ti un juguete que puedes prestar y vender? - mi padre refunfuña, esta muy enojado por lo que e dicho pero no me dejare, me levanto de la mesa.
- Eres mi hija y yo soy tu padre y me haces caso en todo lo que te digo - el tambien se levanta.
- Deen!! - le reclama mi madre a mi padre.
- Si lo se, pero toda tu vida me has tratado indiferente ¿por qué ? - le digo casi de un grito.
- Yo jamás quise una hija!!! Fue tu madre la que te encaramo cuando estábamos perfectamente bien! - los ojos se me llenan de lagrimas, me cuesta respirar, mi madre esta pasmada, no soy capas de decir nada. Salgo corriendo de el comedor, paso la cocina con las lágrimas escurriendo por mis mejillas, azoto la puerta de salida del castillo, monto el primer potro que veo y salgo a todo galope, hay varios soldados pero e pasado tan rápido que no vi quienes eran.
El potro corre y corre, las lágrimas están a brote de piel, mis pensamientos están abrumados <<jamás quise una hija>> sujeto fuerte la crin del Potro, y lloro como nunca antes lo e echo. Abro los ojos y estoy internada en el bosque subiendo una montaña, no tengo mente para pensar que hacer, las lágrimas me vuelven a aparecer,aprieto a un mas la crin del Potro y subimos la montaña.

La princesa y el dragón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora