Prólogo.

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Al viento le encanta recorrer largos caminos, viajar dándole brisa a la demás gente, así como su arconte, un alma benevolente que le encantaba ver a la gente divertirse y todo en su total libertad. Después de todo, la visión anemo para la gente representa muchas cosas, para algunos simboliza el libre albedrío, la posibilidad de sobrevolar con ese poder era una belleza que solo los portadores podían comprender. Luego están los que su visión les recuerda que deben seguir adelante, a pesar de haber perdido a alguien, el dolor que superaron y ahora les ayuda a pensar mejor.

Recuperó sus recuerdos en un abrir y cerrar de ojos, gracias a la ayuda de la mismísima Arconte Dendro, la Reina Menor Kusanali, para poder finalmente enfrentar a sus propios actos. Defendió a la persona que en un principió intentó matar, llegó a pensar que ahora su cambio había sido algo brusco, pero eso era algo que ya no importaba, porque aunque para él fuera algo irónico, recibió la gracia divina, cayendo en su mano aquel brillo acompañado del viento, solo lo acomodó para tenerlo en su pecho, específicamente frente a su corazón, el cual en verdad está vacío.

Cuando dejó el Santuario Surasthana, decidió dar un paseo por toda Sumeru con el permiso de la Reina Menor, pensando ahora con su nuevo "corazón" cuál sería su siguiente paso. De todo lo que ocurrió recordó un hecho en su memoria, "Hace ya más de un siglo que casi destruyo por completo a las cinco escuelas de Raiden..." y entonces recordó al joven del clan Kaedehara, que se enteró de su existencia y todo lo que tuvo que soportar, a lo que, por alguna razón, sentía la necesidad de conocerlo, todo el año que le hizo, quería preguntarle cómo se sentía.

Caminando por la ciudad de Sumeru, aún sumergido en su mente, encontró al viajero, que este con solo verlo notó su rostro bastante pensativo, aunque estaba más ido que cualquier cosa cosa, así que fueron a la taberna. Paimon no podía quitarle el ojo de encima, susurrándole a cada rato alguna cosa que el chico errante no lograría escuchar, pero la cara llegaba a delatarlos a ambos, ya que Aether en más de una vez le hacía unos pequeños gestos a su amiga flotante, intentando que se calmara.

- ¿Todavía siguen con tanto rencor? - Preguntó, haciendo que ambos se terminaran acomodaron al fin en sus sillas, terminando con su plática a bajo volumen.

- No no, no piensas mal Sca... Perdón, quise decir, Aliquem - Al viajero le costaba un poco llamarlo por el nombre que le había puesto "Aliquem Con Corde", en el mundo que venía eso significada "Alguien con corazón", que se lo colocó luego de pelear contra la máquina, así que lo sintió apropiado - solo que Paimon es... algo impaciente, tiene hambre.

- Acepté venir contigo porque tengo unas preguntas, solo me interesa que las respondas - Le aclaró directamente - luego de ello me iré.

- ¿No quieres comer conmigo al menos? Te invito yo - Paimon empezó a jalarle el brazo al viajero, este solo suspiró.

- No me siento muy bien recibido por tu compañera, así que solo respóndeme - Aether asintió con la cabeza, algo apenado del comportamiento tan insistente de su amiga - ¿Qué sabes de Kaedehara Kazuha?

El viajero saltó un poco de su asiento, bastante sorprendido, llevó una de sus manos a su barbilla, haciéndole entender a Aliquem que estaba pensando. Pasados los segundos pudo notar la mirada de Paimon encima de él, que ha estado bastante intensa desde que se encontraron, pero eso fue muy contrario a Aether, quien lo recibió casi con los brazos abiertos, no supo la razón de ello, parecía haberlo comprendido de alguna forma, y eso le alegraba, ya no quería más problemas estúpidos, solo la cabeza del Doctor en sus manos.

- Puedes apurarte rubia oxigenada? - Apuró Aliquem al viajero, que todavía seguía en su mente.

- Ya ya, perdón... - Paimon iba a decir algo pero Aether no le dejó, así que miró a otro lado fastidiada.

El rubio compartió toda la información que sabía, desde la vez que lo salvó de morir por la Shogun hasta su actual paradero, que aún seguía como un samurái errante en Inazuma, incluso que había hablado con algunos guerreros de la técnica Amenoma. Sin una palabra más Aliquem no se molestó en agradecer y se fue lo más rápido que pudo de allí.

Aliquem Con Corde - Kazuscara/ScarakazuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora