Capítulo #2: "La importancia de conocer"

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Estuvieron toda la tarde conversando, Kazuha pospuso su avance hacia Watatsumi para conversar con Aliquem, que ahora se le había sumado para su sorpresa a su viaje, este le llegó a preguntar muchas cosas, pero no le respondía lo que quería, solo algunas cosas vagas poco informativas. El leve carmesí que anunciaba la noche terminó por hacer presencia, apagando el azulado sol con rojas luces que anunciaban un ocaso breve, el inicio de la noche, dando una entrada para que la luna fuera a proyectar su tenue luz robada. El samurái errante entonces detuvo la conversación para guiar al trotamundo bajo la montaña donde encontrar un pequeño puente dañado por el tiempo, tenía algunos agujeros y no llevaban a un lugar en específicos, solo se podía observar unos grandes huesos que pertenecían a Orobashi, una antigua deidad que adoraba la gente de Watatsumi, pero fue asesinada por la Shogun Raiden en algún punto de la historia de Inazuma.

- El cielo se va a nublar, el viento se está alterando - Dijo mientras cerraba un poco los ojos, luego vio un poco a su alrededor - Bajemos un poco más, la brisa encontró un espacio adecuado para pasar la noche.

- Estás...consciente verdad? - Preguntó Aliquem, totalmente confundido - "la brisa encontró un espacio" ¿cómo se supone que crea eso samurái descerebrado?

- Vamos - Hizo caso omiso a todo lo que le dijo, al final sabía que le daría la razón.

El trotamundos le iba a protestar pero entonces Kazuha se lanzó por el puente, cosa que sorprendió e impactó a Aliquem, yendo al borde de una vez a mirar cómo cayó. Observó cómo el samurái usaba su poder para caer con suavidad, este miró hacia arriba para observar aún su cara sorprendida, que de una vez se recompuso para bajar volando.

- Ya casi llegamos - Echó una mirada rápida a sus alrededores, viendo lo iluminado que estaba abajo, era algo extraño a pesar de todo, pero tampoco es que importara, la luna también hacía cierta presencia son su blanquecina luz.

Aliquem no le dijo nada, pero le seguía molestando que él estuviera enfrente de todo el asunto, pero cayó cuando se detuvieron en un pequeño hueco que tenía rocas a su alrededores, incluso una servía como tejado. Kazuha entró empezó a revisar las esquinas y limpiando un poco el lugar.

- ¿Vamos a pasar la noche aquí? - Preguntó, viendo que el lugar no tenía nada, solo unos palos que el samurái había recogido y empezado a acumular en medio de la pequeña cueva.

- Sí, el suelo aquí no está mojado y está crecido, deberíamos poder pasar la noche sin inconvenientes - De alguna manera que no se explica, fuego empezó a brotar del poder anemo de Kazuha, creando una pequeña fogata - ¿Me ayudas a buscar algo más de palos? Estos no durarán mucho.

Aliquem decidió no decir nada más, estaba algo sorprendido de las capacidades del chico, ahora tendría algo de tiempo para pensar. Caminó unos cuantos metros y empezó a buscar tras arbustos y bajo árboles, aunque lo hacía con mucha calma, puesto que ahora debía ordenar un poco lo vivido hasta ahora respecto a él. Su plan era simplemente conocerlo, hacerle unas preguntas e irse, pero entonces algo captó su atención: El joven en sí, tenía un rostro que a su gusto era delicado, con expresiones más suaves que una tela de la nada, pero su actitud inicial fue lo contrario a su aspecto, se le veía una mirada feroz junto a una gran empuñadura de espada, listo para hacerle frente a lo que fuera que se encontrara, luego miró su visión, sonriendo en el proceso. Esos cambios hicieron que el trotamundos se empezara a preguntar sobre lo que sabía de las emociones humanas, según él no podía sentir nada, pero aun con ello su curiosidad atacó.

- ¡Aliquem! ¿Ya terminaste? - Kazuha gritó su nombre desde la pequeña caverna que adoptaron como refugio - ¡El fuego se va a apagar!

- ¡Ya voy maldita sea! - Se enojó porque fue sacado de sus pensamientos, amargado tomó lo que había recolectado para dar marcha atrás.

Mientras volvía un pensamiento surgió en su cerebro: "este chico solo sabe darme órdenes." y entonces frunció el ceño, pero sintió una incomodidad helada en el cuerpo, era el viento que se estaba empezando a poner más frío. Alzó la mirada y detuvo su andar, vio una luna menguante, que estaba buscando llegar sobre él, pero que todavía el tiempo no lo iba a permitirlo. A diferencia de las ciudades, pudo notar las estrellas que le harían compañía esta noche, el clima podría empezar a colocarse algo frío, pero seguro la fogata que estaba haciendo su ahora conocido funcionaría. "Cierto, la fogata."

- Aquí tienes - Se las dio en la mano a Kazuha, quien apenas pudo sostenerse.

- Dije que trajeras algunas más, no que hicieras una deforestación de palitos. - Aunque no era un regaño en serio, Aliquem se enojó, otra vez.

- Entonces ve y devuelve los palos esos a la naturaleza - El samurái empezó a reírse de manera muy evidente e indisimulada,el trotamundos ya solo dio media vuelta y salió a tomar aire.

Para Kazuha esto era un suceso en extremo extraño, él sabía su nombre, su pasado y solo vino a "acompañarlo", pero tenía una visión, no lo veía como alguien peligroso, más bien como una persona interesante, ya que para él, sus acciones eran bastante peculiares, sí, era inevitable pensar que es una persona grosera y que se enoja con facilidad, pero esa misma persona fue la que le dijo: "deseo acompañarte en tu viaje", no debía ser alguien malo.

Luego de avivar la fogata trajo a Aliquem a la cueva, aunque casi arrastrado, pero tuvo que acceder. Estuvieron sentados alrededor del fuego hasta casi medianoche, donde el trotamundos al fin pudo empezar a hacer las preguntas que quería.

- Te haré algunas preguntas, tú solo respóndeme. - Esto se llevó toda la atención de Kazuha, que se sentó de manera cómoda.

- Adelante - Sonrió al decirlo, aunque ni siquiera sabía qué le iban a preguntar.

- ¿Alguna vez perdiste a alguien importante? - Intentó ser comprensivo en este aspecto, aunque él ya sabía la respuesta por Aether, deseaba saber qué le contestaba.

Kazuha siguió con su expresión intacta, pero asintió con la cabeza, soltó un pequeño suspiro y espero a que Aliquem siguiera hablando, entonces este hizo una seña para que siguiera, quería detalles sobre la persona importante que había perdido. Al samurái le pareció un momento perfecto para dejar ciertas cosas atrás, consideró que contándole a un chico como él podría entenderlo, y así fue, luego de contarle todo, sintió que hubo algo diferente, porque no fue como la vez que le contó la historia al viajero, ahora se sentía comprendido.

- Yo también perdí a alguien, gracias a ellos estoy aquí - Dijo Aliquem, pero debió haberlo comentado de una mejor manera, porque Kazuha lo comprendió mal.

- Digo lo mismo, no estoy enojado ni tengo rencor sobre ello, es algo extraño, pero la Shogun... Yo evité uno de sus ataques hacia el viajero cuando salió de Tenshukaku - Rememoró el momento en el que la rebelión cruzaba hacia el palacio de la arconte, el día donde el decreto de captura de visiones llegó a su fin.

Aliquem lo miró y no supo qué decirle, a diferencia de Kazuha, él todavía tenía planificada la venganza contra alguien; El segundo Heraldo de los Fatui: Dottore. Aunque perdonó al resto de gente de la que le tenía guardado tanto odio, jamás podrá vivir en un mundo donde alguien como él respire.

-Aether me contó un poco sobre ti también - Confesó Aliquem, en un principio iba a omitir estos detalles pero en algún punto se daría cuenta que sacó información de él en algún lado.

- Si conoces al viajero debes ser de bastante confianza, eso me da un poco de paz - Sonrió más, estaba feliz - de todas formas deberíamos dormir, se nos hará medianoche.

Iba a decirle que no lo necesita por ser una marioneta, pero luego recordó ese detalle, Kazuha no tenía ni idea de la relación que tenía con la arconte electro, que era su propia madre, esta vez hizo caso para evitar que tuviera algún tipo de sospecha, así que ambos se acostaron en el pasto, y cerraron los ojos.

"La noche brilla tanto que a veces se olvida que la luna roba su tenue luz del sol, porque por sí sola está apagada, inerte." 

Aliquem Con Corde - Kazuscara/ScarakazuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora