- Chapter Four

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23 de noviembre de 2022Doha, Qatar

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23 de noviembre de 2022
Doha, Qatar


G

iorgia

Me despierto por la claridad que entra por la ventana, me quedo un rato recalculando y de a poco los recuerdos empiezan a llegar. Tengo a Leandro agarrandome de la cintura, con la cabeza apoyada en mi pecho, completamente dormido. Me da un vuelco en el estómago de los nervios, no puedo creer que haya actuado con tanta calentura y no haya pensado en que primero, segurísimo que él se sentía mal por haber perdido y actuó impulsivamente, segundo me pueden cagar echando, y mejor no sigo nombrando las millones de cosas más que cruzan mi cabeza en este momento.

La pasé bien? Claramente, pero no iba al caso. Estaba nerviosísima y no sabía que hacer, pensé en llamar a Caro pero mi celular estaba en la otra mesita de luz y además estaba atrapada en los brazos del futbolista que dormía plácidamente.

Verlo durmiendo tan tranquilo y con tanta paz me brindaba un poco de calma, era hermoso, no podía negar eso. Su boca entreabierta, su respiración pesada, los pelitos de su barba, su nariz, las pestañas oscuras y largas, sus labios gruesos, su pelo despeinado, su piel brillante... Esa imágen es digna de un cuadro.

- ¿Tengo algo en la cara o por qué me mirás tanto?- lo escucho hablar con voz ronca y aún con los ojos cerrados y no puedo evitar morirme de vergüenza, siento mis mejillas arder completamente.

- Emm... Buen día- Respondo con una risa nerviosa.

- Buen día- levanta la mirada ahora sí abriendo sus grandes ojos verdes, manteniéndose a dos centímetros de mi cara. Por un segundo bajo mi mirada a sus labios, me están tentando un montón pero para no confundir las cosas decido no besarlos.

Carraspeo- Leo necesito ir al baño.

Él me mira un segundo confundido como diciendo "¿Y? Andá boluda" hasta que se percata de que estoy entre sus brazos y noto su cara de vergüenza.

No puedo evitar sentir el frío de mi cuerpo cuando Leandro me suelta, me siento un poco vacía.

Me percato de que ambos estamos desnudos, lo cuál hace todo más incómodo de lo que está. Busco mi ropa interior entre las sábanas sintiendo la mirada penetrante de Leo y cuando la encuentro, me la pongo y también me pongo la remera que estaba en el piso, aún sintiendo la mirada del ojiverde que me quemaba el cuerpo. Trato de no mirarlo y me dirijo al baño.

Adicción | Leandro Paredes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora