Rubius llegó a casa después de muchas horas de trabajo. Miro la comida y la nota que le puso su amor... agarro la nota y la aplasto para luego abrir la papelera y tirarla. Se acabo la cena y puso el plato para fregar, mientras caminaba para el cuarto a cambiarse se iba quitando la corbata rojo sangre. Quackity y Rubius decidieron que hasta que la relación se arreglara y mucho menos tener relaciones sexuales. Se cambió de ropa y la plegó guardándola en el armario de su cuarto, comprobó en la otra habitación si Quackity estaba durmiendo y así era. Volvió a su habitación y ahí le entró un gran sueño y acabó dormido.
"Las mañanas no siempre son bonitas"
Cuando ya fue de día Quackity se despertó primero, fue al baño y ahí se cambió de ropa a una camiseta que se le veía gran parte del pecho y un pantalón negro corto. Se dirigió a la cocina y ahí preparó las tostadas y el café para esperar que su amor despertase. Escucho pasos y ahí apareció el rubio con la ropa del casino ya que dentro de poco se iría al trabajo.
— ¡Cariño mío ya hice el desayuno!— Quackity no era mucho se llamar así a la gente pero si no lo hacía con el su relación iría de mal a peor.
— aja.. y que quieres que haga, es lo que debes hacer— agarro el el café y las tostadas y se desayuno.
Quackity sentía un vacío dentro de él, odiaba ese comportamiento sobre todo de su novio, estaba por gritarle toda la verdad pero se mantuvo callado. Cuando acabaron Rubius agarro a Quackity a la fuerza.
— Mi amor acuérdate que tú eres mío~...— le mordió el cuello haciéndole una herida bastante grande.
— Ah~.. Rubius dentro de poco ya tenemos que ir al casino...— dijo tratando de separarse.
— Cierto... luego ya me divertiré patito...— el rubio agarro sus cosas y se fue junto a Quackity.