—Su alteza. —caí al piso junto a las cosas de mi cuarto al escuchar a Alice llamarme. —¡Señorita! —exclamó corriendo hacia mí para ayudarme a ponerme de pie. —¿Por qué nunca me avisa cuando va a estudiar magia? —se quejó preocupada.
—Lo lamento, no pensé que llegaría tan pronto. —me excuse riendo un poco, observando como ella examinaba cada parte de mi cuerpo en busca de alguna herida.
—Al parecer usted está bien. —comentó aliviada soltando un suspiro, a lo cual solo sonreí algo nerviosa. —Por cierto, hay un invitado esperándola en el salón principal. —avisó tomándome por sorpresa.
—Pero si no he pautado ninguna visita para hoy. ¿De quién se trata? —pregunté con curiosidad.
—Lo verá tan pronto vaya a verlo. —respondió dedicándome una sonrisa.
Ladeé un poco la cabeza ante su misteriosa respuesta, a lo cual solo opté por seguirla hasta el lugar en donde mi desconocido visitante me esperaba. Al entrar, me topé con un chico alto de cabello negro recogido en una media cola sentado con las piernas cruzadas en el sofá del lugar, al notar mi presencia se giró para observarme con sus heterocromáticos ojos violetas y azules a la vez que me dedicaba una gran sonrisa.
—¡William! —exclamé contenta acercándome a él para abrazarlo, pero al darme cuenta de mi acción me desaparté de inmediato. —Lo lamento, creo que debo decir: saludos su alteza, la futura luz de nuestro imperio. —bromeé realizando una exagerada reverencia.
—Ja, ja. Muy graciosa, Castalia. —dijo el muchacho sarcásticamente sacándome una carcajada.
El nombre de aquel joven era William Sallow, el antiguo segundo príncipe del ducado Sallow y ahora el príncipe heredero de todo el imperio, tras muchísimas reuniones entre los duques para decidir quién era el más apto para tomar el puesto que Vasile dejo vacío. A pesar de eso, también se trataba de mi amigo de toda la vida, no importaba que tan lejos nos encontráramos, siempre buscábamos la solución de mantenernos cerca, aunque sea por cartas.
—Supongo que debes estar algo harto de escuchar a cada persona con la que te encuentras decir eso. —comenté tomando asiento delante de él.
—Ni te lo imaginas. No tengo el ego tan alto como cierta persona para soportar que ahora todo el mundo me alabe y adore de semejante manera. —se quejó el de ojos bicolor haciéndome reir. —Al menos ahora estamos lo suficientemente cerca para poder compartir la hora del té juntos más a menudo. —agregó notablemente encantado por el hecho.
Anteriormente, como segundo hijo de los Sallow, William no tenía una labor fija, por eso se dedicó a estudiar desde muy temprana edad convirtiéndose rápidamente en un erudito famoso inclinado por la política y la economía. Estos conocimientos lo llevaron a posicionarse como una de las personas más inteligentes del imperio, a su vez, lo ayudaron a liderar junto a su padre y su hermano mayor la Región Este. No obstante, ahora como sucesor del emperador, debió mudarse a la Región Central para empezar a vivir en el palacio imperial.
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La Bruja de Sangre.
FantasíaCastalia Ainsworth nunca se imaginó que en la celebración por su mayoría de edad la vida le terminaría regalándole un amargo destino lleno de desilusión.