Día cinco: Jardinería y primer beso

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Hunter no sabía exactamente en lo que se había metido cuando Willow le ofreció acompañarla a cuidar el jardín de la señora Noceda.

Ahora se encontraba con un sombrero de paja y mirando a Willow en el suelo con guantes y demás herramientas de trabajo, ella se encontraba hablando sobre lo que aprendió de los tipos de flores del reino humano, pero él se encontraba distraído admirando su hermoso rostro totalmente apasionado por estar hablando de lo que más la apasionaba.

—¿Hunter? ¿Me estás escuchando?— La voz de Willow lo sacó de su pequeño trance.

Hunter sintió como sus mejillas y orejas se teñían de color rojo ante la vergüenza de no haber escuchado a Willow en nada por andar distraído, no quería que ella se sintiera decepcionada por no haberla escuchado en nada y él se sintió mal por ello.

Él miró hacia otro lado con pena, evitando mirar sus bellos ojos verdes protegidos por sus lentes.

—Hey, tranquilo, no hay problema.— Habló con una dulce sonrisa, provocando que su rostro se tiñera de rojo puro, ella siempre decía o hacía cualquier cosa que lo pusiera como tomate.

Por eso es que decidió darle algo.

Willow se quedó atendiendo unas flores, así que él se fue a otro lado, buscando algo que darle, algo que fuera significativo y que demostrará que realmente la apreciaba, que sin decir nada entendiera que ella es importante para él.

Sus plegarias parecieron ser escuchadas cuando, colgando de un árbol, vio un gran objeto ovalado amarillo y textura extraña, pero le pareció perfecto al ver como unas pequeñas abejas se acercaban a ese objeto, eran como Clover y si a esas abejas les parecía bien, entonces para ellas también.

Con un suspiro y una gran avalancha de confianza, caminó hacía el objeto y estaba dispuesto a tomarlo en sus manos, estaba, hasta que las abejas comenzaron a rodearlo y queriendo picarle. Hunter se asustó, por no decir menos, quiso alejarse las abejas pero estás no se alejaban de él por ni un motivo, así que salió corriendo lo más veloz que pudo, siendo seguido por Flapjack igualmente asustado.

Mientras tanto, Willow había estado cuidando y regando a sus flores, estando satisfecha por cómo estaba cuidándolas, sin duda trataba a sus flores como a sus propias hijas y no era por presumir, pero realmente Willow era una madre de la naturaleza.

Hasta ella misma se rio de lo que dijo su mente.

Cuando finalmente vio que sus flores estaban listas para ser mostradas, llamó a Clover para una foto con la cámara que Camila le había dado a los pocos meses de su estadía en el reino humano. Preparó la cámara y la pose que haría, así que agarró el chisguete con agua y a punto a las plantas, ella sonrió y se preparó para la foto.

—Okey, Clover ¡Sonríe!— Exclamó, tomando la foto, sin haberse percatado mucho de los gritos que provenían de su atrás.

Los cuales obviamente escuchó un segundo después de haber tomado la foto.

—¿Hunter?— preguntó, mirando a dónde provenían los gritos, mirando como él escapaba ferozmente de las abejas enojadas— Oh Dios mío ¡Hunter!— Gritó, corriendo a acercarse a él para detener a las abejas.

Para suerte de ella, cuando los insectos vieron a Clover, inmediatamente la confundieron con su abeja reina, dejando de perseguir a Hunter y centrándose en la abeja grande. Eso le dio tiempo para encerrarlas y alejar el panal de la casa de la señora Camila.

—Hunter ¿Qué tratabas de hacer?— Preguntó mientras alejaba tanto el panal como los insectos.

El chico miró hacia abajo, apenado, otra vez, pues su plan había fracasado y ahora se veía como un idiota frente a ella.

—Y-Yo... solo quería darte eso.— Dijo, apuntando lo que ella se había llevado.

Willow sintió confusión ¿Él quería darle un panal de abejas?

—Hunter, eso es un panal, es el hogar de las abejas.

Con aquella revelación, Hunter se sintió aún más estúpido y deseaba que el suelo lo tragará en ese mismo momento, no le importaba dónde lo escupiera, pero suplicaba que alguien lo sacará de ese lugar.

Con un resoplido, él se dejó caer al suelo y ocultó su rostro de ella, no quería ver su rostro probablemente confundida y con el pensamiento de que él era un completo estúpido ¡Solo por haberse quedado dormido mientras leía el libro!

—Hey, tranquilo, no te pongas así. Sé que no tenías malas intenciones, y aprecio mucho que lo hayas intentado.— Habló con voz suave, para luego pasar sus manos por su cabello, acariciándolo.

A pesar de las palabras de Willow, y las caricias que para nada lo ponían rojo, siguió con la cabeza agachada, esta vez mirando las bonitas flores que ella estaba cuidando. Con un suspiro, agarró la flor y se la entregó.

—Ten— dijo, aún sin mirarla y con la cara roja.— Debí darte esto antes de siquiera agarrar un panal. Lo siento.

Willow miró la propia flor que ella cautivo, siendo entregada a ella con las mejores intenciones del mundo y siendo una muestra de afecto. Algo dentro de ella aleteó, a pesar de que su rostro no lo demostrará, sentía abejas de fuego en su interior, llorando por salir al aire y ser demostrado.

En cambio, ella agarró la flor y sonrió, en medio del atardecer él no se pudo percatar del pequeño sonrojo que crecía en su rojo, uno muy pequeño.

—Gracias ¿Sabes? Yo también tengo algo para ti.

Hunter finalmente se dignó a mirarla, ella lentamente puso sus manos en sus mejillas y lo siguiente que supo, fue que ella lo atrajo hacía sí besando sus labios con los suyos. La sensación fue la mejor que puso haber sentido, así que en un intento de seguirla, puso su mano sobre la suya dejándose llevar por el sentimiento de amor que empezaba a gritar de emoción.

Lentamente se separaron, Hunter la miraba completamente rojo con ganas de más, pero aún temeroso a decirlo.

No necesito decir nada, pues Willow lo beso otra vez.




Huntlow Week 2022/2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora