001 | umbrella

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[14/feb/2006] ♡ 2:30m

mire a mi mejor amigo con una amplia sonrisa en el rostro. Estuvimos todo el día en la escuela, me dijo que tenía una sorpresa para mí, pero hasta ahora me la ha revelado.

─ feliz San Valentín, Bel. ─ Paulo me abrazó, a lo que no dudé ni un segundo en corresponder

─ feliz San Valentín, Pau. ─ sonreí mientras mi cabeza se recuesta en su pecho, aprovechando que es más alto que yo. Sus abrazos son lo mejor

─ tengo algo para ti ─ expresa con algo de misterio mientras nos separamos del abrazo

─ ¿qué es? ─ pregunté con curiosidad y una amplia sonrisa en mi rostro, mirándolo con ilusión

─ ten. ─ me extiende un sobre con un corazón dibujado afuera ─ espero que te guste

─ gracias, Pau ─ sonreí recibiendo su regalo - sos el mejor amigo del mundo

─ sí, claro. ─ mira hacia otra parte, no entendí el cambio tan repentino en su actitud, pasando de una sonrisa a seriedad total

─ ¿nos vamos? ─ propongo extendiéndose la mano

─ dale, vamos ─ me toma de la mano con firmeza mientras emprendemos camino de regreso a nuestros respectivos hogares, que por cierto, quedan bastante cerca

─ paso por vos a la tarde y nos vamos juntos a la canchita de arena ¿sí? ─ propone, como todas las tardes luego de la escuela

─dale. ─ acepté con una pequeña sonrisa ─ ¿a qué hora, Pau? ─ pregunté

─ las seis ─ dice ─ bueno, me voy

─ está bien ─ sonreí de lado ─ anda con cuidado

Nos despedimos con un beso en la mejilla y veo como emprende camino hasta su casa que está a unas pocas cuadras de distancia.

No pude evitar sonreír al ver que se detiene para despedirse de mí nuevamente agitando su mano, correspondi de la misma manera. Somos buenos amigos desde que somos aún más nenes.

Cuando se pierde en las calles de arena, solo entro a mi casa, dejé la mochila en el primer lugar que vi y mis pasos avanzan hasta la cocina, saludé a mi madre y por supuesto a mis hermanas. Vamos al comedor y almorzamos juntas entre chistes y bromas por parte de mi hermanita menor.

Al terminar, voy a lavar los platos, mientras Cristina seca con una toalla y Briana los coloca en su lugar. Al terminar, voy a mi habitación para hacer todas mis tareas, al acabar me pongo un short, una remera amarilla y unas sandalias, ya son casi las seis.

─ ¡Belén! Ya está Paulo ─  avisa mi madre desde el primer piso

Bajé las escaleras de prisa, para ir al encuentro del ojiverde, al llegar al primer piso lo veo sentado en el sofá comiendo brownies, que a mi madre le encanta preparar.

─ quiero más a estos brownies que a su hija, señora Milagros ─ dice Paulo sin percatarse de mi presencia.

─ hmn ─ aclaré la garganta para hacerme notar

─ che, que era broma ─ menciona con una risita

─ sos alto gil ─ es lo único que digo antes de ir a abrazarlo, él corresponde ─ mami, nos vamos a la canchita de arena ─ avisé con una pequeña sonrisa

─ dale, pero vengan temprano ─ advierte señalandonos con su dedo índice

Salimos de mi casa y caminamos unas pocas cuadras hasta la cancha en la que Paulo suele practicar y de vez en cuando jugamos juntos, aunque debo admitir que soy malísima, pero me gusta que él me deja ganar solo para verme feliz.

Con la ropa y el cuerpo lleno de arena, despeinados nos regresamos a casa. Más o menos a las once de la noche, pero no hay problema alguno porque conocemos estas calles de memoria, como la palma de nuestra mano. Con nuestros dedos entrelazados, él me deja en mi casa con una pequeña sonrisa y un beso en la mejilla.

─ descansa, Bel ─ se despide de mí

─ también descansa, ve con cuidado ─ advertí

─ dale, te veo mañana ─ sonríe antes de irse

Se fue caminando tranquilamente de vuelta a su casa, solo veo que todo está bien. Entro a mi casa con una sonrisa de oreja a oreja, antes de que mis hermanas comiencen con sus bromas, voy a mi habitación de prisa. Tomo un baño y me acuesto a dormir, pero antes leo la carta que me ha regalado Paulo, en la que básicamente me agradece por tantos años de amistad y dice que llegaremos juntos hasta viejitos.

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DE CERO ─── Paulo DybalaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora