038|FIN

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No puedo creer que estoy aquí

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No puedo creer que estoy aquí. Ahora estamos a punto de dar un paso importante.

Sonrio al verlo, mientras camino hacia él. Recuerdo aquella vez que nos conocimos en Córdoba y mis ojos se cristalizan por la emoción, aunque intento no soltar ninguna lágrima para no arruinar el maquillaje que me hicieron con tanta dedicación.

─ Hola! ─ saludó un nene de ojos verdes y sonrisa bonita

─ Hola! ─ respondí, mientras lo miro con una sonrisa 

─ ¿qué haces? ¿por qué tan sola? ─ pregunta él con curiosidad

Me encogí de hombros, pues no sabía porqué estaba sola. 

─ ¿querés venir conmigo? ─ pregunta, parpadeando con inocencia

─ ¿a dónde? ─ pregunté, aunque no podíamos ir muy lejos por estar en el jardín

─ pues a la cancha, vení a ver el partido ¿querés? ─ insiste de forma amigable

asentí. él, con toda la confianza del mundo, me tomó de la mano y comenzamos a caminar hacia la pequeña cancha que había en el jardín, los chicos jugaban y yo simplemente apoyaba a mi nuevo amigo.

suspiré. Paaulo, supo estar en el momento indicado, pero también se fue cuando más necesitaba su amistad. lloré, mucho. todos los días. Aun así, volvió y me ama, me dijo la verdad y me dio la confianza suficiente para volver a creer en él.

─ ¡Se fue! ─ mi garganta se sintió desgarrar cuando una vez más, no contestó las llamadas

Todas las semanas hago un sacrificio enorme por pagar las facturas del telefono con llamadas internacionales, aunque sea inútil porque él nunca me ha respondido desde que se fue. Me rompió el corazón en mil pedazos aquella vez en el aropuerto, porque prometió que no me iba a olvidar y ahora estoy en mi habitación, llorando, mientras él cumple sus sueños.

─ Tenés que aprender a soltar. ─  mi madre sobó mi espalda con delicadeza e intentó, inutilmente, secar el torrente de lágrimas en el que estoy convertida

─ ¿Cómo lo suelto? ─ pregunté levantando la mirada, sin verguenza alguna por llorar. ─ Decime, ese pibe era mi mejor amigo y ¿ahora qué? ¡Se olvidó de mí! ... ─ admitirlo me rompe por dentro, me siento demasiado triste, pero es la verdad ─ Y yo, no puedo olvidarlo. ─ murmuré, con algo de pena esta vez. siento lástima de mí misma y eso me da asco

Una sensación extraña se instaló en mi pecho. pero no desconfianza o tristeza, sino esa seguridad en él, porque pudimos superarlo todo y hoy está aquí, en frente de mí. Cómo un Príncipe, superamos las idas y superamos las vueltas.

No puedo creer que se va, a cumplir sus sueños. me siento orgullosa de él, de lo disciplinado que es, pero toda la vida hemos sido mejores amigos y no me imagino separada de él. No imagino los lunes sin que él pase temprano por mi casa para acompañarlo a los entrenamientos o los domingos sin que vayamos al arroyito.

DE CERO ─── Paulo DybalaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora