Mean Boys

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A la mañana siguiente Kyle despertó con una terrible jaqueca. Bajó los pies confuso de la cama y debajo sintió el colchón, el cual ya tenía las mantas dobladas. Entonces recordó un poco de lo que sucedió ayer. Prendió su teléfono y vaya sorpresa, tenía cerca de veinte llamadas perdidas de Lila Parker. Bostezó con cansancio y decidió mejor ignorarlo.

Fue al baño a lavarse la cara para mejorar un poco su aspecto, aunque no ayudó mucho. Se colocó sus pantuflas y bajó a la cocina. Tomó con pereza unos cereales con leche y mientras caminaba hacia el comedor escuchó a su madre conversar con alguien en especial.

—Si, si, la pascua judía es una festividad que trata de como Moisés condujo a los hebreos fuera de Egipto, y así Dios le ordenó a los judíos organizar una cena y comer pan que no tuviera levadura —explicaba la señora Broflovski tomando un té matutino en compañía del castaño en la sala.

—Wow, es genial. Entonces ¿La pascua judía dura siete días? —asentía Cartman bebiendo recatadamente el té, en compañía de unas galletas —. Interesante, Sheila ¿Y por qué se le llama "pascua judía"?

—Porque en el antiguo Egipto Dios...

— ¿Cartman? ¿Sigues aquí? Vete de aquí —se quejó Kyle al verlo tan sentado en su sala con una hipócrita sonrisa.

— ¡Kyle! Esa no es manera de hablarle a tu amigo. Solo está desayunando —lo regañó la señora Broflovski.

—Descuide, Sheila —disentía Cartman con "decepción" —. Así es su hijo, pero aún así lo quiero.

— ¡Ahg! Como te gusta joder... —murmuró Kyle con molestia y yéndose al comedor a desayunar.

Tras terminar con los cereales que desayunó con coraje, se fue a su habitación para cambiarse. En esta ocasión decidió no ponerse nada de marca o en otras palabras nada que haya sido un regalo de Cartman. Optó por unos pans cómodos de color gris, una playera blanca, una sudadera naranja y unos tenis blancos. Algo simple y deportivo, recordando las reglas principales de vestimenta de las plásticas.

Poco después entró Cartman en la habitación, cuando Kyle intentaba peinar de alguna manera sus rizos salvajes. Pero al no poder hacerlo decidió colocarse de nuevo la ushanka.

—Deberíamos ir al salón de belleza, para que te ayuden con ese feo pelo rojo —comentó Cartman juntando sus pertenencias y ropa para irse a cambiar al baño.

—No... Así está bien y... No es feo. Solo complicado —musitó Kyle con incomodidad.

—Como sea —encogió sus hombros de manera indiferente —. Cuando salga del baño nos iremos. Primero pasaremos a mi casa para vestirme decentemente y luego iremos a la escuela. Para que te prepares.

—De hecho ya estoy listo —dijo con confusión.

— ¿Vas ir vestido así? —Cartman lo barrió con la mirada —. Por Dios, Kahl, pareces un pordiosero. Ni Adam Sandler viste así. Cuando salga del baño te ayudaré a vestirte decentemente.

Salió de la habitación dejando al pobre pelirrojo con la autoestima hasta el mismo infierno. Se miró en el espejo cuestionándose si realmente se veía tan mal como el otro decía. Solo iba a la escuela, no a una pasarela, tampoco necesitaba vestirse con el último grito de la moda.

Cuando Cartman volvió le indicó que no había tiempo y que debían irse ya. Al parecer el castaño era demasiado puntual. Se despidieron de su madre y ella le pidió de favor que llevaran a su hermano menor a la escuela de paso. Sin poderse negar iban los tres arriba del Lexus plateado. Manejaron a toda velocidad hasta la casa del castaño. Les ordenó que no bajaran, que volvería rápido.