Más allá de estas lágrimas
Aún mantengo mi sonrisa temblorosa.
Desde el comienzo de los tiempos
Mantego la promesa del mundo.
Y aunque hoy estaré solo
El día de mañana nacerá brillante
Porque sé que tú estarás a mi lado
Como el día que nos conocimos.-Sekai no yakusoku / El increible castillo vagabundo.
◈
Era hora del desayuno.
Un inmenso bufet fue servido en el comedor para la familia real que permanecía sentada a la mesa. Persistía en el aire un ambiente de sorpresa por el rumbo que habían tomado las cosas en los últimos meses y un sentimiento de temor por lo que reservaba el futuro para el Underground. La reina y el joven príncipe se daban un festín mientras que el rey terminaba de revisar las solicitudes hechas por los monstruos respecto a la seguridad del subsuelo. Los siervos reales circulaban con vandejas de un lado a otro y los cocineros reales trabajaban con frenesí.
Asgore Dreemurr permanecía en su silla con la corona en la cabeza, ajeno al banquete que se había servido alrededor. Atendía las peticiones de su pueblo, una a la vez, y escuchaba sugerencias, solicitudes, justificaciones o reclamaciones sobre problemas de seguridad contra los humanos.
Asgore restablecía o ratificaba los acuerdos, hacía promesas, aun a sabiendas de la dificultad para cumplirlas en el futuro, y las paz y unión entre los monstruos se reforzaba con la certeza de que parecían venir tiempo difíciles y que algún día podrían volver a vivir en la superficie.
A su derecha, Toriel Dreemurr, amada reina, esposa del rey y madre del príncipe heredero al trono, observaba a su marido con expresión triste, intentando decidir si hablarle o no.—Cariño, se que estás ocupado atendiendo las solicitudes del pueblo, pero por favor, come algo. Ayer estuviste toda la noche trabajando y ni siquiera fuiste a dormir. Me tuviste muy preocupada.
Al ver el rostro angustiado de su esposa, Asgore soltó un suspiro cansino y se talló los ojos con fuerza. Él también estaba cansado; sus ojos le ardían, su cuello le dolía y su cuerpo le pedía desesperadamente consumir algo de comida. Pero no quería. No podía. El trabajo era demasiado como para simplemente dejarlo a un lado, y es que, últimamente, todo el Underground a estado muy paranoico desde que sucedió aquella terrible inundación que perjudicó a la mayoría de los monstruos, excepto, claro, a la familia real.
Hace algunos meses hubo una gran tormenta en la superficie que afecto temporalmente —pero en gran manera —al subsuelo. Algunos monstruos tuvieron que abandonar sus casas y refugiarse en las ruinas para evitar ser alcanzados por la inundación que el exceso de agua generó. Pero hubo un problema; resulta que ese mismo día, unos humanos de una aldea cercana a donde residían tuvieron la brillante idea de refugiarse en el Monte Ebott para no ser alcanzados por la tormenta, y aunque ninguno de ellos notó la grieta que los conduciría a las profundidades del mundo, los monstruos en las ruinas pudieron ver y escuchar a los humanos en todo momento; uno incluso juró haber sido visto por uno de ellos. Desde entonces, y debido también a que la voz se corrió, todo el Underground a permanecido muy paranoico e incluso temeroso con la idea de que algún despreciable humano pueda llegar al subsuelo e iniciar otra guerra como la que los condenó a vivir ahí abajo, pese a que la guerra contra los hombres terminó hace ya algún tiempo.
—Lo siento amor. Quiero, pero no puedo. Son tantos los problemas que tengo que resolver que no me deja tiempo para nada.
Toriel hizo una mueca de compresión y tristeza por su esposo. Este problema, desde que apareció, solo a sido una piedra en el zapato, pero le preocupaba más el hecho de que para mantener el orden social entre los monstruos su esposo tenga que acceder a aquel trato que especifica matar a cualquier humano que entre al Underground.
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『 La Lluvia Del Final 』
Fanfic➛ Universo Original「Undertale」 Línea Temporal Alternativa Número Dos. ••• [ ¿Te gustan las gotas de lluvia? ] ••• La vida es como el tiempo. Va cambiando y no se detiene. No siempre habrá sol para alegrar tus días obscuros, no siempre habrá nieve pa...