『 El camino de flores 』

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Parece que todos son felices menos yo.
Me duele más reír que llorar.
Y a pesar de que intenté aguantar y soportarlo,
No es fácil.
Ahora necesito tu ayuda…

-Run Away / TXT.

Aquella humana despertó tosiendo, sin acordarse de mucho.
Se había desmayado por un momento, cuando su cuerpo se estrelló brutalmente contra unos picos rocosos antes de seguir descendiendo en caída libre hasta chocar contra un suelo más suave y confortable de lo que pensó.

Su vista estaba borrosa y su mente confundida. Las imágenes distorsionadas de su pasado formaban nebuloso destellos de luz en su mente, impidiéndole pensar con claridad. En esos momentos no recordaba nada, ni siquiera su propio razonamiento, y los sonidos naturales del exterior combinados a los que su mente recordaba no ayudaban en nada a su distraída memoria. Ella smplemente se sentía perdida.

Y… en calma. Completa y absoluta calma. Hasta que un fugaz recuerdo vino a su memoria; el caos de sus pensamientos, la destrucción de su hogar, el miedo que la consumió cuando vio la sangre escurrirse en el suelo por primera vez… la paz y armonía que sintió al verse en frente de aquella grieta que la invitó a saltar hacia el más profundo y oscuro abismo.

La caída, y finalmente, la oscuridad.

Claro, ahora lo recordaba. Eso fue antes de llegar a donde estaba ahora.

Un gemido lastimero escapó de sus labios mientras luchaba por aclarar su vista a la luz. Ese definitivamente no era el infierno que creyó encontrar, aunque realmente nunca imaginó cómo sería el averno, estaba seguro que un lugar destinado a recibir personas de corazones podridos no tendría el cielo más azul que jamás había visto ni un sol tan cálido y brillante que sus rayos se sentían como una amable acaricia en su piel.

Algo que jamás tuvo.

Miró a su alrededor, y luego hacia abajo, observando que se encontraba encima de lo que parecía ser un poqueño campo de flores abandonadas. Estas flores se arremolinaban a su alrededor como formando una cama de pétalos dorados, tan suaves y brillantes que le enviaban una sensación de calidez a su adormecido cuerpo, el cual, no había querido mover desde que despertó.

Al menos ahora entendía porque se sentía tan cómoda.

Con mucho cuidado intentó levantarse del suelo, tratando de no dañar en el proceso las hermosas flores que la acunaron. Pero apenas lo hizo, sintió un terrible dolor recorrerle de pies a cabeza. Sentía como el mundo giraba a su alrededor mientras perdía la noción del equilibrio y sus huesos insistían en querer doblarse como si estuvieran hechos de arena o fueran tan frágiles como el papel. Escuchó el sonido de un mundo que no debería estar ahí, y el dolor de una forma física que no debería tener; pues si ya estaba muerta, entonces ya no tenía una forma física que controlar, ¿Verdad?

Y entonces lo supo.
Poco a poco su mente se despejó y todo fue claro para ella.
No estaba muerta. Estaba viva.
Y en un lugar que no conocía.

Hizo amago de maldecir, pero justo entonces comenzó a toser sangre, haciéndose consciente de sus graves heridas externas. Uno de sus brazos estaba dislocado, su cabeza sangraba, la herida en su costado ardía como el infierno y las múltiples heridas repartidas en todo su cuerpo le dolían.

Aunque no más que el dolor que sentía en su pecho.

—¡Ngh! —la humana mordió su labio inferior con fuerza, estrujando su brazo izquierdo mientras sus piernas tambaleaban por mantenerse firmes sobre la tierra.

『 La Lluvia Del Final 』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora