➤ᴛʜᴇ ɴᴇᴡ ɢᴜʏ

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Dos años atrás…

¡No, no! ¡Es-espera!

¡¡Stanley!!

De un momento a otro, todo se volvió negro.
Todo se volvió silencioso; un silencio sepulcral en una oscuridad infinita.
Solo, arrancado de la realidad.
Únicamente le queda esperar a que la magia desapareciera por completo, llevándolo a la muerte de una vez.
Pudo haber ganado de no ser por el plan de Stanford Pines y su familia, el demonio triángulo fue eliminado en la mente de Stanley junto con todos sus recuerdos…

O eso pensaron.

¿Bill?

¿Estás ahí, hermano?

¿Bill, me escuchas?

Una voz familiar resonó con un eco intenso en aquel vacío. De un momento a otro sintió como si su alma fuera empujada de vuelta a su cuerpo con una fuerza veloz, trayéndolo de vuelta, pero en un diferente recipiente.

Un suspiro intenso le hizo abrir los ojos nuevamente, observando detenidamente su alrededor; no sentía ninguna presión en la espalda, por lo que dedujo que estaba flotando en el aire, el lugar en donde se encontraba era iluminado por un aura tenue donde dominaban los colores azul y morado oscuro y muchos objetos flotaban, las ventanas cerradas y las cortinas colgadas en estas se levantaban debido a la baja gravedad.

Movió sus ojos de un lado a otro, intentando averiguar en donde estaba y porque, frunció el ceño al sentirse muy alterado, suspendiéndose de golpe y noqueando a la primera cosa que sintió que se le acercaba, aún inconsciente de su alrededor hasta que reconoció una voz familiar.

—¡Auch! ¡Hola a ti también, hermano! —refunfuñó un chico de tez morena con cabello de un largo medio color azul oscuro y ojos de dos colores; violeta y gris. Él se sobaba la mejilla donde lo había golpeado anteriormente, viendo con un puchero a su hermano.

—¿Q-Que mier…? ¿Aiden y…? —volteó a ver al otro joven que estaba junto al mencionado; su apariencia era similar a la del otro, con la diferencia de su cabello color rojo. —¿Caín? ¿Qué están haciendo aquí? ¿Qué estoy haciendo aquí? —preguntaba confundido.

—Sé lo que no haces: dar las gracias por evitar que te murieras. De nada, por cierto. —dijo Aiden.

Bill quedó confuso ante la respuesta de su hermano, pero luego unos flashes divagaron en su mente…

—Pines… —balbuceó. Ambos mellizos quedaron viéndolo con inquietud. Ahora ya había recordado como le habían quitado toda su locura. —¡Malditos Pines! —exclamó rabioso, al mismo tiempo que sus ojos parpadeaban en tonos amarillos brillantes.

Sus hermanos se acercaron a él para calmarlo, había regresado de malas ganas.

—Te vas calmando, ¿sí? Acabas de regresar de la muerte y no tienes tus poderes, tienes que calmarte. —Bill quedó pasmado con lo último.

—¡¿Que cosa?! —esbozó encolerizado, zafándose del agarre de sus hermanos. —¿A qué te refieres con eso? ¡Devuélveme lo que es mío! —se abalanzó sobre su hermano Aiden queriendo golpearlo, siendo el golpe esquivado de inmediato por la peli azul, quien empujó a Bill lejos de él.

—¿Te quieres calmar? —regañó. —Déjanos explicarte por qué ahora no tienes tus poderes, Bill. No los robamos ni nada, es un efecto secundario de traerte a la vida desde la mente de alguien a una nueva forma.

El demonio lo quedó viendo muy confuso e irritado, jadeando involuntariamente por la ira que sentía, luego al analizar lo que había dicho sobre una nueva forma, inspeccionó su cuerpo y notó que no era para nada el suyo, era totalmente diferente; era el de un humano.

𝖂𝖊𝖑𝖈𝖔𝖒𝖊 𝖇𝖆𝖈𝖐, 𝕻𝖎𝖓𝖊𝖘 𝖐𝖎𝖉 ◮ 𝕭𝖎𝖑𝖑𝖉𝖎𝖕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora