Capítulo 4

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Capítulo 4

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⟨  A C T U A L I D A D   |   A Ñ O    2 0 0 3  ⟩

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La sonrisa de Atheris se ladeó con malicia. Se sentía como una niña en la mañana de Navidad, con un profundo sentimiento que parecía llenar el vacío de su pecho que la había acechado de forma creciente durante años.

Se sentó frente a su padre, Thorfinn Rowle, en una postura cómoda sobre la silla. Antes había soltado sobre el suelo entre ellos un inmaculado ejemplar del diario El Profeta. El titular rezaba la noticia que la tenía tan entusiasmada.

Asesinado uno de los mortífagos más buscados. Augustus Rookwood aparece torturado en el callejón Knockturn.

Augustus Rookwood, un fiel aliado al que no debe ser nombrado en la primera y segunda guerra mágica...

Una risa llenó el silencio del ambiente sombrío, pero nada podría opacar su felicidad de ese día. —Creía que querías divertirte a nuestra costa. ¿Tan rápido te has cansado? ¿Tan débil te has vuelto que ya no disfrutas de la belleza tras una venganza?

—Te equivocas, padre —rió, como si simplemente estuviesen frente al fuego del hogar pasando un agradable rato en familia. De esos que ellos nunca tuvieron—. Rookwood ha padecido durante cinco años las torturas más despiadadas que tú, mi querido padre, me enseñaste cuando sólo tenía edad de preocuparme qué vestido ponerle a mi muñeca preferida —reconoció y se recostó sobre el respaldar de la silla comprobando su manicura ladeando su sonrisa más siniestra—. Mejoradas para hacerle sufrir el doble, por supuesto. Pero el no era el verdadero objetivo.
»Solo fue una hermosa distracción durante estos años que te has ocultado de mí. Pero, ahora que te tengo por fi al frente...—Atheris agrandó su sonrisa volviéndose a reclinar hasta apoyar sus codos sobre sus rodillas—. Había que eliminar las distracciones que me impedían concentrarme en mi verdadero propósito. Tú vas a morir, pero antes desearás hacerlo mil veces.

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⟨ J U L I O    D E    1 9 9 7⟩

No sabía que vió en él la primera vez que su mirada viajó a sus labios y se apoderó de ella la pregunta de qué se sentiría si cruzaba la línea previamente marcada y lo besaba.

Un acto inocente, de una joven chiquilla cuya peor pesadilla era volver a casa para pasar el verano y someterse a las estrictas reglas de su familia. Quizás pensó que la rebeldía de ese pequeño movimiento era lo que necesitaba para terminar de desquiciar a sus padres, lo que no pensó es que él también lo deseaba.

¿Quién iba a pensarlo? Los chicos de la casa Slytherin odiaban a los Gryffindor y viceversa, pero ella no era muy dada a seguir lo establecido por las tradiciones o costumbres. Y, sin pensarlo, encontró en él un refugio, un amigo con el que se sentía cómoda de ser ella misma y eso dió lugar a sentimientos confusos que supieron mantener a raya cada vez que se atrevían a sentirse.

Ella se volvió completamente idiota por él, dejando llevarse por la belleza que se ocultaba tras el riesgo y el peligro. Él se volvió sobre protector con ella, abrazando a la dulzura que se escondía en su alma cuando se trataba de estar frente a ella.

Y eso, los volvió cercanos y rompió todas las relgas bajo el resguardo de la oscuridad de los rincones menos transitados de la escuela, volviendo a levantar los muros cuando el mundo era testigo.

No necesitaron, durante años, nada más. No tuvieron la obligación respecto a sus corazones de saberlo público para el resto, estaban bien con esa amistad extraña que ellos sabían manejar.

Hasta que llegó el mes de junio de su séptimo año y la guerra se impuso entre ellos separándolos tras de un muro grueso. Él era luz, ella era oscuridad, y ambos sabían con certeza que nada cambiaría eso, a pesar de que él había aprendido a ver la claridad que abarcaba el corazón de la chica y ella había sonreído tras de cada acto egoísta del chico.

Lo más importante que habían luchado por mantener era respetar las convicciones del otro, aunque no estuviesen de acuerdo y aceptarlas como una visión de la vida y el mundo posible aunque fuera difícil de comprender. Hasta el momento en que él pensó que quizás ella sí era culpable de cada ataque, y que ya había llegado el momento de dejar de justificarla y ayudarla a cambiar.

Ella no quería hacerlo, pero se aferraba tanto a esa relación estúpida y sin sentido que dijo que sí a la proposición más extraña que jamás había recibido.

—¿Juras, Atheris Rowle, proteger a mi familia en esta guerra?

—Juro, Fred Weasley, que os protegeré a tu familia y a ti de cualquier daño y, que si fallo en el intento, moriré el día que me cobre mi venganza.

Atheris le miraba fijamente, ninguno pestañeó, pero con el amanecer comenzó a pesar las consecuencias que podría tener ese acto. Habían pronunciado el juramento inquebrantable y, lo que ellos no sabían, era que iban a arrepentirse muy pronto.


   










ATHERIS •|A Fred Weasley 's fanfic|•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora