capítulo 3

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Abrí poco a poco mis ojos y lo primero a ví fue una luz blanca la cual me molestó un poco, gire mi vista a otra dirección y me encontré a mi hermano, estaba al lado sentado en un mueble pequeño mirando su móvil, cuando se dió cuenta de que lo estaba observando inmediatamente se acercó hacia mi y llamo al doctor. Me empezó a acariciar el cabello suavemente solo hasta que un señor no muy viejo con un bata blanca entro y le pidió a Daniel que se retirará un momento mientras me empezaba a examinar, me dijo que se llamaba Raúl y que había estado una hora inconsciente.

Me reviso los ojos, la nariz, la boca, las orejas, el pulso y me hizo unas preguntas sobre si sabia quién era, dónde estaba y si recordaba algo antes del incidente. Respondí que si a las dos primeras pero a la última negué con la cabeza. Se quede un momento pensativo, dijo que me habían hecho unos exámenes y los resultados estarían listos en unos minutos. Salió de la habitación.

Lo único que me acordaba era que estaba leyendo y ya. Al rato entro mi hermano, se ubicó a mi lado.

—El doctor dijo que te había dado hipotermia — dijo.

—¿Leve o fuerte? — pregunté.

No respondió, se quedó un momento mirándome y luego aparto la mirada.

—Fue fuerte.

Nos quedamos en silencio, sabía que mi enfermedad era muy difícil de tratar. Pero volteo a verme y me dijo:

—Hace nada nos dieron los resultados de tus exámenes.

—¿Y bien?, ¿Qué decían?.

Tomo mis manos y Vi como sus ojos se cristalizaron, me senté en la camilla

—El doctor dijo que en cualquier momento te puede volver a pasar y puedes sufrir de una insuficiencia del corazón y del sistema respiratorio lo que llevaría a la muerte.

—¿Qué?

Fruncí el seño y me lleve mis manos a la cabeza, pero como es posible si he estado siguiendo los tratamientos.

—Pe-pero ¿cómo es posible? Seguí las indicaciones y tratamientos, Daniel.

—Puede que hayas estado expuesta al frío por mucho tiempo en algunas ocasiones o no hayas seguido correctamente las indicaciones que te hayan mandado — dijo el doctor entrando.

La verdad es que sí, soy un poco necia en ese sentido. En ocasiones no me cubría lo suficiente del frío.

—Para evitar que esto pase sigue las indicaciones que te han dado, Agnes — dijo Raúl.

—Tú cómo eres de fastidiosa para esas cosas — suspiro Daniel — tendré que ponerte más atención.

Así fue damas y caballeros como termine en un hospital y por estúpida con más atención de lo habitual.

Cuando me dieron de alta, al salir del hospital, Daniel primero me compro unos sacos, medias peludas y un calefactor ya que lo habían liquidado de su anterior trabajo. Al llegar a casa, los cachorritos nos recibieron muy contentos mientras que mi hermano lo primero que hizo fue ir a ubicar el aparato y yo guarde mis cosas, cuando me senté en mi cama ví la hora y eran las...

—A su madre...son las 4 de la mañana, solo tenemos dos horas para dormir y yo que soy un problema para dormir — hice un puchero.

—De eso no hay problema, hubo un incendio en la universidad a la que vamos, tal parece que unos estudiantes lo ocasionaron entonces no asistiremos a clases duran dos meses o más mientras arreglan eso — dijo mientras conectaba el calefactor

—Yupiii — dije feliz

—Pero nos dejaron algunos trabajos y si tenemos dudas pues llamamos a los maestros — bufo divertido.

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