𝐌𝐌┊❛ Who is he...? A misty memory, a haunting face. Is he a lost embrance? ❜
Con la ira y el odio cegando su razón, Quackity cometió un acto grotesco contra el alcalde, en un intentó de derrocar la corrupción y sanar su corazón herido pero, contra...
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𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟒 ¡! misty memory|﹫vdoppyu. ㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤ
Después de haber brindado esa poca información sobre el estado de Luzu, el jovén amatista volvió a adentrarse al hospital, pero ahora sólo se llevó al chico albino consigo, dejando atrás a dos jóvenes frustrados, aunque cada uno por diferentes razones. Quackity suspiró, acariciando el puente de su nariz mientras era fulminado por los brillantes orbes esmeraldas de Rubén, pero poca importancia le pudo dar.
Mientras tanto, muy cerca de ellos, se encontraban dos muchachos que, si bien seguían un poco preocupados por su compañero, se sentían aliviados; sólo faltaba que Vegetta les diera el chance para pasarlo a ver un rato, por lo menos, y ya.
Alexby se quitó aquel casco de encima, dando un respiro profundo mientras se desordenaba sus hebras chocolate; y Fargan simplemente aleteó un poco sus alas, sacando de sí cualquier rastro de tensión. Ambos se miraron por un breve instante, antes de dirigir toda su atención al híbrido de oso que pasó al lado suya, luciendo bastante molesto; Alexby notó que había sacado a lucir sus garras y Fargan jura oír gruñidos saliendo desde lo más profundo de su garganta. Alex no entendió, pero él, al ser también un híbrido, sabía bien qué un Rubén quería dejar en claro quien mandaba ahí; así que, sostuvo la mano del azabache más bajo y lo hizo dar dos pasos para atrás, por sí acaso.
-Quackity...-susurró con un tono sospechosamente suave, llamando automáticamente la atención del anterior nombrado, quién lo volteó a ver y de inmediato supo que estaba más que furioso con él, pero no se dejó intimidar fácilmente-. ¿No crees que lo mejor es que te mantengas alejado de aquí?
-Sí, Rubius tiene razón.. -Alexby, a pesar de todo, no supo leer el extraño ambiente que los había rodeado, así que decidió integrarse también a la conversación, sonriendo de manera amable hacia el azabache con doradas alas, tratando de convencerle-. Ya sabes que Vegetta te tiene en la mira ahorita, así que...
-No me iré...-dijo de forma tajante, intercalando su mirada entre los tres jóvenes que lo miraban asombrados por la gran determinación en su tono de voz.
