Cuarto

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Después de ese primer beso, ya no hubo vuelta atrás para ninguno de los dos. Sus vidas estaban entrelazadas y nadie podría separarlas jamás.

Al día siguiente, Harry debía volver al ministerio a trabajar, se levantó temprano como de costumbre, se duchó y lavó sus dientes, se cambió ropa y desayuno en la cocina pero, a diferencia de las veces anteriores, lo hizo solo, ya que Draco no salió de su habitación. 

— Nos vemos, Draco — dijo con voz alta antes de irse por la chimenea.

Draco estaba despierto, simplemente no había querido ver la cara de Harry en ese momento. Salió de su habitación apenas sintió que se había marchado, caminó lento por el pasillo, llegó al living y se sentó en el sillón. Se sentía avergonzado por lo que había pasado la noche anterior y no sabía que haría en el momento que lo viera frente a frente.

Le aterraba pensar en cual sería el motivo de que Harry lo hubiera besado.

¿Y si me dice que fue una broma? ¿Qué no iba en serio? si le digo que me gusta y sus sentimientos no son los mismos? No, no podría soportar semejante humillación.

Deambuló de un lado para otro, pensando y repasando todas las posibilidades. Entró al baño y se miró al espejo.

— Eres un idiota, Draco ¿Cómo pudiste poner tus ojos en él? ¿Precisamente en él después de todo lo que han pasado? — se miraba recriminatorio — ¿Qué diría tu padre? ¿Crees que esto le provocaría algún tipo de orgullo? ¡Jamás!

Se pasó la manos por el cabello exasperado.

— Esto va a matarme, de todas las personas en el mundo, tenía que ser él...

Salió del baño y volvió a la sala de estar, se sentó en el sillón y suspiró desganado. Jamás se le había pasado por la cabeza la posibilidad de que algo así pasara, vivir con Harry Potter, ser besado por él y tal vez ¿ser querido por él? Porque aunque se negaba aceptarlo, en el fondo, tenía la infantil esperanza de que Harry sintiera algo más que simple simpatía.

De pronto las llamas de la chimenea resplandecieron y Harry apareció entre ellas. Ambos se miraron detenidamente, su corazón empezó a latir rápidamente, aunque su boca se abrió un poco, no pudo decir palabra alguna.

— Hola — saludó Harry nervioso, mientras entraba en la habitación — Yo regresé porque se me quedaron unas cosas importantes... — dijo casi disculpándose.

— Ho-hola — respondió Draco desviando la mirada— Ya veo...

Harry entró a su cuarto a recoger rápidamente lo que había olvidado y volvió nuevamente a la sala con una carpeta en las manos.

Ambos volvieron a mirarse detenidamente en silencio. Aunque ambos pudieron notar el nerviosismo en el otro.

— Oye Draco... — Harry rompió el silencio con voz nerviosa.

— mm... — no pudo mirarlo.

— Lo que pasó anoche... — se acercó un poco más al sillón.

Por favor no digas que fue un error. Pensó Draco, mientras miraba hacía otra dirección.

— Yo... Quiero que sepas, que ese beso fue... — se pasó las manos por el cabello y suspiró — te besé porque me gustas ¿sabes?— dijo finalmente.

Draco abrió grandes los ojos y volteó hacía él. 

Harry lo miraba directamente, sus ojos verdes estaban clavados en él, calándolo profundamente.

— No tenía esto en mente cuando te pedí que vinieras a vivir conmigo, por si te lo estás preguntando, te lo juro...

Draco no dijo nada.

El dueño de la NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora