•Un Beso No Te Traerá De Vuelta • LS

XII

Capítulo 12.

Harry se encargó de sentar a Delilah en una de las sillas bajo la sombra, la envolvió en una toalla limpia y suave, mientras intentaba convencerse que estaba viva, que estaba allí, que estaba bien.

La rabia que sentía estaba provocando que ignorara a los chicos, no quería ni siquiera verlos. Pero su ira no pudo ser controlada ni un segundo más cuando escuchó a Sam hablar a sus espaldas.

—Por favor, no hay que decirle a Louis sobre esto —. El rubio les pidió.

Sintió que el aire le faltaba, sus puños se apretaron y se giró para poder verlo.

—Si le decimos ya no confiará en mí —. Añadió.

—¡¿Confianza?! ¡¿Eso es lo único que te importa?! —. Lo empujó por el pecho con fuerza, haciéndolo retroceder dos pasos, poniendo a todos alerta.

—Hey, Harry, cálmate —. Niall interrumpió con un tono severo.

—¡¿Qué me calme?! ¡¿No escuchaste lo que este idiota acaba de decir?! —.

—Baja la voz, el equipo te va a escuchar —.

—¡Que me escuchen! ¡Esto no puede quedarse- —.

—Si le decimos a Louis ya no nos va a dejar cuidar a Delilah —. Niall alzó un poco la voz, intentando explicarle su punto de vista —Él necesita que la cuidemos, si no fuera porque nos tiene la confianza ya hubiera enfermado por tanto cansancio. Si le dices, ¿Quién crees que le va a ayudar con la niña?—.

—Pues yo —. Soltó sin pensarlo, llegando a sorprenderse así mismo, pero no lo mostró —No puede ser que quieran ocultarle algo tan delicado —.

—¿Y desde cuándo a ti te importa lo que les pase a ellos? —. Zayn interrumpió con enfado —Hace unas semanas no querías ni siquiera escucharlos —.

—¿Eso que tiene que ver? ¡Casi se ahoga! ¡Necesita tener personas responsables a su alrededor! —.

—¡Pues ve y dile entonces! —. El pelinegro vociferó —¡A ver como se las arreglan entre ustedes dos para cuidarla! —.

—¡Ya basta! —. Niall se interpuso entre ellos, cuando notó que no se soltaban la mirada —Nadie le va a decir a Louis, ¿Entendido? Todos salimos perjudicados si se entera—.

Harry tenía la mandíbula apretada, sentía tantas ganas de soltarles un puñetazo, que para evitar más problemas, se giró y cargó a la menor; quien parecía más concentrada en ver sus dedos arrugados, que en la conversación.

—¿A dónde vas? —. Niall lo tomó del brazo.

—A cambiarla de ropa —. Se sacudió del agarre y siguió su camino.

—No te atrevas a decirle a Louis, Harry —. Le advirtió con un tono severo.

Pero cada paso que el rizado daba hacia la casa, lo llenaba de certeza sobre si debía decirle a Louis. Subió las escaleras más que decidido a decirle la verdad. Le preguntó a Delilah sobre la habitación, la niña lo ayudó señalando la puerta.

No sabía como reaccionaría Louis sobre lo que estaba por decirle, y tampoco como dejar de lado que por él ahora su hija estaba allí, sin hacerse ver soberbio.

No lo pensó ni un segundo más y abrió la puerta, sin embargo, las ganas de decirle a Louis sobre el accidente desaparecieron tan pronto como sus ojos lo vieron.

El castaño dormía profundamente, su cabello cubría un poco sus ojos, sus labios entreabiertos soltaban aire cada par de segundos, y sus manos aferraban a su pecho una parte del cobertor.