𝐄𝐬 𝐮𝐧 𝐠𝐚𝐧𝐚𝐫-𝐠𝐚𝐧𝐚𝐫🔞

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Abrió las piernas del más bajo de forma brusca, buscando acelerar la penetración. Lionel gimió al sentir la desesperación de Cristiano. La noche apenas comenzaba para los dos amantes y eso que el día había iniciado de forma normal.

El partido entre el Real Madrid y el Barcelona había sido bastante reñido y terminado con la victoria del equipo del delantero argentino, Lionel Messi.

Su rival —y pareja, con quien llevaba una relación secreta por acuerdo mutuo—, Cristiano Ronaldo, se veía decepcionado consigo mismo, diciéndose a sí mismo que debió haber dado más de sí.

Ese era el único problema que enfrentaban como pareja: el ser rivales por culpa de los medios y el tener que decepcionarse de sí cuando el contrario ganaba.

Como buen jugador, el número 7 del Real Madrid se acercó a estrecharle la mano y abrazar a La Pulga, quién se sonrojó cuando sintió el aliento de Cristiano en su oreja.

—Esta noche, tú, yo y la cama. Será un partido diferente.

Lionel tragó saliva, intentando disimular este hecho; Cristiano era salvaje en la cama, dejándolo adolorido y sin poder jugar durante unos días. Sin embargo, también le emocionaba, hace casi tres semanas que no compartía un momento tan íntimo con su pareja.

El flash de las cámaras hizo que por fin Cristiano se alejara del rosarino y este sonrió para las cámaras. Sus compañeros del Barça se acercaron y lo abrazaron, festejando la victoria.
No solo eran ellos festejando, miles de aficionados en el mundo celebraban la victoria de aquel diminuto futbolista.

Sin embargo, lo que ponía ansioso a Messi no era nada eso. Era lo que le esperaría al llegar al apartamento que tenía única y exclusivamente para sus apasionados encuentros con el jugador del Madrid.

Cristiano había prometido ser rudo, cosa que le gustaba y le asustaba al mismo tiempo. El equipo del Barça salió del estadio, seguidos de lejos por los del Real Madrid y por varios fanáticos.

El club de fútbol de Barcelona tendría una fiesta de celebración, a la cual Messi se negó a ir; o sea, sí, había sido el que tiró el gol que les concedió la victoria, pero prefería no ir. Después de todo, quería pasar tiempo con Ronaldo.

Subió a su auto una vez se aseguró que ya no hubiera ningún fanático siguiéndolo; sabía que Cristiano haría lo mismo, así que sólo tocaba conducir hasta su departamento y esperar pacientemente por el portugués.

Cómo parte del ritual antes de su danza amorosa, Lionel se dio una ducha y se cambió su uniforme socio del Barça por una de las camisas de CR7, que le quedaba más grande y que sabía que le gustaba a su Cris.

Cuando Cristiano llegó, no le sorprendió encontrar a su pequeño argentino con una de sus camisas de CR7, dejándole una deliciosa vista: las piernas de Leo, esas que casi siempre anotaban goles magníficos. Pero por ahora, esas piernas no eran de la cancha, sino de él.

Se acercó hacia el más bajo y buscó sus labios con desesperación. Hace mucho que anhelaba sentir al pequeño argentino entre sus brazos. Lionel también le devolvió el beso, con igual pasión e ímpetu.

En la cancha, como jugadores, como El Bicho y La Pulga, eran sumamente competitivos, siempre luchando por tener el balón en su poder. Sin embargo, en la cama, era todo lo contrario. Leo se dejaba someter por Cristiano y eso le encantaba.

El portugués alzó a Messi por sus muslos y lo llevó hacia la cama, en donde abrió las piernas de este con rapidez. Messi sentía la desesperación de Ronaldo, no podía culparlo, él mismo también se sentía así, con ganas de que el mayor lo hiciera suyo.

—Tómame, Cris…

Cristiano sonrió; esa noche sería rudo pero no entraría a lo bruto, no quería lastimarlo y hacerle un desgarre. De la mesita de noche, sacó el bote de lubricante y lo destapó con un ruido lascivo que hizo que el rostro del argentino se volviera más rojo, si eso era aún posible.

Lo untó en sus dedos y estos se dirigieron a la entrada del menor, quién agarró los amplios hombros de Ronaldo. Los largos dedos de Cristiano se filtraron en sus nalgas, extendiéndolo. Ya habían pasado por esto anteriormente, así que ambos sabían lo que sucedería a continuación.

Leo se estiró y de la mesita de noche, tomó un condón, que le extendió a Cristiano. El portugués sonrió mientras sacaba el condón de su envoltura plateada y lo extendió, colocándolo en su sitio. Sujetó los muslos de Leo, quién ya tenía las piernas bastante abiertas y elevadas.

La penetración fue tranquila, pues a pesar de todo, Cristiano no quería hacerle daño a su pequeño. Eso cambiaría una vez que Leo se acostumbrara nuevamente a su tamaño. Cuando esto ocurrió, tomó las muñecas del rosarino y las subió hasta arriba de su cabeza, manteniéndolas ahí. Entonces empezó a embestir al menor con rudeza.

—¡Ah~! ¡Cris! —gimió el pequeño argentino, mirando la rabia y la lujuria mezclada en los ojos del luso.

—¿Te gusta mucho ganar, Leo? —preguntó, acelerando sus embestidas contra el argentino.

—¡Cris!

Aceleró, entrando profundamente y chocando contra la próstata del menor; éste gimió y se sintió desfallecer en los brazos de Cristiano.

—Yo… Cris… no puedo —iba a llegar, a lo que Ronaldo sonrió con malicia, sujetando la base del menor. —¡Cris! —se quejó.

—É o seu castigo, Leo—Cuando Cristiano hablaba en portugués, no podía evitar emocionarse, le encantaba cuando lo hablaba, ya que entendía un poquito gracias a Ney, su mejor amigo.

—¡Por favor, Cris! —suplicó, obteniendo a cambio un aumento en la velocidad de las embestidas del mayor, quién miró el rostro sudoroso, sonrojado y jadeante de su pareja, solo para encontrar una boquita necesitada.

Se acercó para darle un apasionado beso, tras soltar su miembro. Continuó hasta que ambos llegaron a una gloriosa liberación. Cristiano salió lentamente del menor y se quitó el condón, amarrándolo y tirándolo al bote de basura.

Fue por pañuelos para limpiar a Leo, quien le sonrió. Le devolvió la sonrisa.

—Tenho orgulho de voce, meu amor, me gusta jugar contigo.

—A mí también, Cris. Eres el único que me puede seguir el paso en la cancha. Te amo, Cris —le dio un beso en la mejilla, muy cerca de su boca. Cristiano lo atrajo hacia sí para darle un beso adecuado.

—Yo también te amo, Leo —le dijo después de que se separaran.

𝐃𝐑𝐄𝐀𝐌𝐄𝐑𝐒 | cristessiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora