𝐌𝐢𝐞𝐝𝐨

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Leo miró la prueba en su mano. Tragó saliva. Dos líneas, positivo. Estaba a punto de preguntarse cómo había pasado, pero recordó que ni él ni Cristiano usaban protección y siempre se quedaba con el nudo del alfa en su interior. Ni siquiera tomaba las pastillas del día siguiente. Sus celos eran regulares, pero aún así, nunca había resultado embarazado, lo cual lo hizo pensar que era infértil. 

Aún así, tener un hijo era algo que ninguno de los dos había planeado.

¿Cómo afectaría esto a su carrera? Tendría que dejar el Barça, posiblemente retirarse… y no estaba listo para eso. No quería dejar el fútbol. ¿Y cómo se lo diría a sus compañeros de equipo, a Xavi, a Gerard, a los otros? ¿Cómo se lo diría a su entrenador?

Le dirían que era algo normal para los omegas pero él no quería saber nada de tener que dejar el fútbol. Por lo que resolvió dejarlo en secreto y ocultar esa prueba de embarazo. Además, él y Cristiano vivían separados, con el portugués viviendo en Madrid y él en Barcelona, solo podían verse durante los juegos y los periodos de calor del otro.

Sin embargo, las cosas no le salieron como él hubiera deseado; en una de sus prácticas de fútbol con el Barça, se sintió mareado. Gerard lo ayudó a sentarse y al instante siguiente, tenía al omega desmayado entre sus brazos.

—¿Qué haría Ser si te viera así? —preguntó Xavi con tono burlón. Sergio Ramos, el alfa de Piqué, jugaba en el mismo equipo que Ronaldo, el Real Madrid, por lo que aquella situación podría malinterpretarse.

—Leo se desmayó —aclaró Piqué, con su instinto omega preocupado, después de tono, Leo era parte de su manada, como su hermano menor y era responsabilidad de los omegas mayores cuidar a los más pequeños.

Fue llevado a la enfermería, donde la revisión concluyó y arrojó los resultados que Leo había estado tratando de ocultar: estaba embarazado.

—Ha sido muy irresponsable de tu parte venir en ese estado —lo regañó Pep, mientras todo el equipo lo miraba, era su omega y jugador estrella quién estaba esperando, no era un omega cualquiera. —¿Tú y Cristiano no conocen la protección? —aquella pregunta lo hizo sonrojar, pues evidenciaba que él y Cristiano Ronaldo, el rival del equipo, mantenían relaciones sexuales.

—Nosotros…

—Se lo tendremos que decir, es tu alfa y padre de tu cachorro.

En ese momento, Leo empezó a llorar. Todos en el equipo lo miraron con preocupación, ¿qué estaba mal? Piqué incluso pensó que Leo creía que Cristiano lo abandonaría; Gerard estaba seguro de que no, había jugado tantas veces con Cristiano en el Manchester United, y era, aunque egocéntrico, un buen tipo. Pasó su mano por el hombro de Leo, en un intento de relajarlo, liberando feromonas omega que ayudarían al otro.

—Yo… no quiero dejar de jugar fútbol, no quiero retirarme —explicó entre lágrimas. Ahora todos lo comprendían mejor.

—Lo siento, Leo. —Habló Pep—. Pero no podrás jugar fútbol mientras estás esperando.

Esa noche, estaba acostado en su cama, mirando el techo, cuando su teléfono sonó. Miró el identificador de llamadas, era Cris. No quería contestar, pero su omega no podía estar tanto tiempo sin oír la voz de su alfa, por lo que, cuando se dio cuenta, ya había contestado el teléfono.

—¿Leo?

—Cris… —respondió en un susurro.

—Pep me llamó… Leo, ¿por qué no me lo dijiste en cuanto tuviste la prueba?

—No quiero dejar el fútbol, Cris… —sollozó. No sabía qué hacer. Quería tener a ese bebé, pero tampoco quería dejar el deporte que era su vida entera y así se lo comunicó a su alfa.

El silencio del otro lado de la línea lo alertó y sus sollozos se intensificaron.

—Leo, amor, tranquilo. Encontraremos una solución, ¿si?

Leo asintió aunque Cristiano no podía verlo. Al poco tiempo, se quedó dormido y el portugués se dio cuenta, por lo que sonriendo, le dio las buenas noches y colgó la llamada. Mientras tanto, él empezó a buscar información.

El embarazo haría que el cuerpo de Leo se deformara un poco y recuperar su figura sería complicada, lo cual le preocupaba, porque la figura de un jugador también es importante, pensó. Sin embargo, su lado más irracional, el alfa dentro de él estaba bastante orgulloso de sí, pues formaría una familia con su amado omega.

Su entrenador y directivos le habían dado permiso de viajar a Barcelona tras recibir la noticia de que el omega de Cristiano estaba preñado, lo que significaba que Cris sería papá.

Cristiano revisó su maleta, aunque no había mucho que llevar, pues tenía varias cosas en la casa de Lionel.
Tenía que ir a verlo, su omega estaba asustado y triste.

—Solo espérame, Leo… —susurró. A pesar de la distancia, su lazo los unía y sabía que Leo se había ido a dormir un poco más tranquilo después de su llamada. Él también se fue a dormir, pues iría temprano a Barcelona.

De Madrid a Barcelona, en el tren, hacía aproximadamente tres horas. Tres horas que valían la pena pues vería a su amado Leo. Cuando bajó del tren, con una mochila en sus hombros, se dirigió hacia el carro en donde Piqué, su excompañero del Manchester y omega de su amigo Sergio lo esperaba con el ceño fruncido.

—Un gusto verte de nuevo, Gerard.

—Cállate y solo sube al auto, Ronaldo.

Gerard estaba enojado con Cristiano por haber embarazado a Leo, quién se veía bastante asustado con aquello, además, eso probablemente le haría retirarse del fútbol y ninguno quería eso.

Leo era un omega, pero también era la estrella del Barça. Si fuera un omega normal, bien podrían tomarlo más tranquilos y Messi no se sentiría así de mal. Pero era el prodigio de si equipo, no podía dejar el fútbol todavía, pensaba Piqué, liberando feromonas omega de preocupación.
Cuando llegaron a la casa de Leo, Piqué le amenazó con cortarle los huevos si hacía algo que lastimase al omega argentino. Cristiano no le hizo mucho caso, pues él nunca lastimaría a Leo, quien lo recibió en pijama, sin poder creer lo que veía.

—¿Cris? ¿Sos vos?

Pero el aroma de su alfa se lo confirmaba. Leo se lanzó a sus brazos y el mayor rápidamente capturó su boca en un beso.

—Te extrañé, Leo.

—Yo también, Cris.

El silencio se instaló entre ambos, aún cuando había un tema muy importante a tratar. Leo llevó a Cristiano a la cocina, donde le ofreció algo de comer. El alfa le dijo que descansara, pues podía cocinar su propia comida y mientras lo hacía, Leo lo veía.

—Cris… Vamos a ser padres… —susurró aunque Ronaldo ya lo sabía.

—Leo, ¿quieres tener ese bebé? —le preguntó con bastante seriedad.

—Sí… pero no me retiraré del fútbol, ¡es mi vida! —protestó—. Dejé Rosario para venir acá…

—Leo, Leo, tranquilo. Después de que nazca el bebé, podrás regresar a jugar, ¿de acuerdo?

Lionel asintió. Las palabras del mayor tenían sentido, pero más que nada, lo confortaba que su alfa estuviera ahí con él, diciendo eso.

𝐃𝐑𝐄𝐀𝐌𝐄𝐑𝐒 | cristessiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora