𝐭𝐨𝐥𝐞𝐫𝐚𝐭𝐞 𝐢𝐭

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Cuando Cristiano Ronaldo empezó a salir con un chico bastante más joven que él, se hizo un total escándalo al cual, al final, no se le dio gran importancia —cosa que de haber sido una relación heterosexual se habría hecho bastante escándalo— pero eso no era lo más importante.

El joven, pareja de Ronaldo, era un joven rosarino, al que había conocido siendo hincha del equipo contrario, pues era un joven culé. Tenía 19 años cuando conoció al astro postugués, de 30 años; y tan solo un año después y muchísimas citas más, le pidió salir en una relación formal.

“El nuevo novio de Cristiano Ronaldo”, entre otros titulares de ese tipo de noticias habían llegado a ojos y oídos del joven argentino, quien no le dio importancia, pues cada día estaba más enamorado del mayor, quien le demostraba lo mismo. O al menos eso creía Lionel.

A los veintiún años, su mano fue pedida en matrimonio por el mayor, quien incluso viajó hasta Argentina para pedirle la mano personalmente a sus padres. Al principio, ellos no se mostraron a favor de aquello, mientras su madre y hermana le decían que Ronaldo era demasiado mayor para él.

—Te lleva 11 años, Leo —dijo su madre, mientras su rostro reflejaba una gran preocupación, pues estaba segura de que estaban en diferentes etapas de la vida: Ronaldo tal vez ya estaba para casarse y asentar una familia mientras que Lio estaba en la plena flor de la vida, debiendo estar divirtiéndose con sus amigos, estudiando, yendo a fiestas y cosas que hacen los adultos jóvenes, no estar pensando ya en el matrimonio.

Sin embargo, no había mucho que pudieran hacer, pues al fin de cuentas, era decisión de Lionel, quien ya era mayor de edad y se habían conocido cuando ya lo era, por lo que no había ningún tipo de delito en eso.

—Estoy pensando en que te verías divino en un vestido blanco —suspiró el mayor, viendo a Lionel, quien se veía en el espejo, con un traje blanco frente a él.

Ya estaban de regreso en España, en el departamento —a ojos de Lionel, gigante— al que lo había llevado a vivir.

—¿En serio? No lo sé, Cris...

Se mordió el labio inferior, haciendo un puchero, pues al ver su cuerpo, no era como si este pudiera '"lucir" en un vestido de novia. No tenía el mínimo de curvas y no era considerado un chico “femenino” como para usar las prendas que Cristiano gustaba de ponerle.

—Por favor, Leo.

Insistió y a Leo no le quedó otra que aceptar, con un suspiro, la petición del mayor. Lo miró a la cara, por medio del espejo, y ya no podía encontrar ese brillo en los ojos que tenía durante el primer año en su relación. Suspiró, apartando esos pensamientos, a lo mejor todo estaba solamente en su cabeza, sobrepensando todo como de costumbre desde que había iniciado su relación el mayor.

Quizás la boda se apresuró cuando por fin decidió contarle su secreto a su pareja. El ser un chico que pudiera concebir era de las cosas más raras que se podían encontrar en el mundo, se calculaba que eran unas 4 entre 100 personas las que podían hacerlo.

La boda llegó más pronto que tarde, o al menos así le pareció a Lionel, quien de repente estaba sintiendo su barba ser afeitada y cómo aplicaban varios productos en su rostro. Su talle completamente masculino fue introducido en un vestido que él para nada hubiera usado nunca. Un día que se suponía que debía de ser bastante feliz  —o el día más feliz de su vida, como otras personas solían describir sus bodas— se estaba tornando bastante aburrido.

Cuando, horas después, la ceremonia acabó, Lio moría por quitarse los horribles tacones que le habían puesto y acostarse en la cama y tal vez, al día siguiente, empezar su "muy feliz vida de casado". Pero tan pronto cerraron la puerta del lugar, sintió los besos en su espalda.

—¿Me concederás amarte esta noche? —susurró y Leo asintió.

Tal vez la vida como esposo trofeo de un futbolista de élite no era tan mala idea, pensó al ser recostado en la cama, con el rostro brillando más que una grana.

Pero a partir de ahí, los días se volvieron bastante monótonos; cuando Cris no estaba en la cancha, se sentaba y lo miraba leer, respirar con los ojos cerrados y notaba cualquier cosa que hacía o no hacía. Sabía que los días que tendrían sexo serían los miércoles y los domingos, sabía qué hacer cuándo Cristiano llegara cansado de los entrenamientos y sabía cómo debía tener la nevera llena de cosas saludables para el mayor.

Leo se consolaba pensando en que era muchom más grande y sabio que él, que hacía las cosas por su bien y portección; él solía mirar el reloj y esperarlo junto a la pierta, vestido de la mejor manera que podía, ponía la mesa de manera que se viera hogareña y elegante, pero solía veía tolerarlo.

¿Dónde había quedado el amor que Cristiano le había profesado a inicios de su relación? ¿Dónde estaba el hombre que arrojaba una manta sobre su alambre de púas? Leo había hecho de él su templo, su mural y su cielo, y ahora se conformaba con rogar por ser, al menos, una nota al pie de la historia de su amado.

Las cosas siguieron igual y nada cambió ni con la noticia de que estaba embarazado. Sostuvo su vientre plano, mirando el rostro anodino de su pareja, quien lo veía con seriedad.

—¿Seré padre? —una sonrisa se formó en su rostro y Lionel ya lo conocía demasiado bien como para notar que esa sonrisa era cien por ciento fingida, que no había ni una chispa de felicidad en la noticia de que habían engendrado una nueva vida untos y que en unos meses la tendrían en sus brazos. —Muchas gracias, mi amor.

Ese “amor” fue más falso que él queriendo incluirse en la hinchada merengue,m cuando su corazón estaba con los blaugranas pero cerró los ojos y fingió tranquilidad. Sabía que su amor debía ser celebrado pero miraba a Cristiano y veía que este solo lo toleraba.

—Si todo está en mi cabeza, decime que de alguna forma me equivoqué... —susurró, acariciando su rostro, mientras su esposo dormía con uan respiración acompasada. Agarró un pañuelo de la mesa de noche y una pluma y empezó a dibujar corazones, con su llama de la esperanza apagándose lentamente, pensando en que él siempre ocupaba demasiado espacio y tiempo.

¿En qué momento se convirtieron en una triste canción que estaba cada vez más lejos de poder ser revivida y traída de vuelta a la vida? ¿Y qué haría Cristiano si se liberara de esa relación? Si los liberara y dejara en ruinas... porque aún con su hijo nonato en común todavía tenía el poder de hacerlo.

Sabía que su amor debía ser celebrado pero solo era tolerado.

𝐃𝐑𝐄𝐀𝐌𝐄𝐑𝐒 | cristessiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora