¿𝐄𝐱𝐩𝐞𝐫𝐢𝐦𝐞𝐧𝐭𝐨?

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Año 2018. Final de la Copa Mundial Rusia 2018. Argentina había sido eliminado en octavos de final por Francia, y Portugal igual, por Uruguay. Los más grandes jugadores de fútbol, con su respectiva selección, estaban tristes, algunos más con el orgullo herido que otros.

Cristiano Ronaldo decidió visitar a su rival a su propia habitación de hotel. Tocó la puerta, esperando a que el rosarino le abriera; cuando éste lo hizo, su semblante de decepción se cambió por uno de sorpresa.

—¿Cristiano? ¿Qué hacés aquí? —a pesar de tantos años en España, su acento argentino no había cambiado, una de las cosas que hacían único a Messi.

—Jugaste bien —entró en la habitación sin que Leo le diera permiso, quien cerró la puerta, aún mirando a su rival.

—Gracias, vos también, pero… ¿puedo preguntar qué hacés aquí? No creo que sea por simple deseo de verme después de eso.

Indignado, Cristiano hizo una mueca: —¿Cómo puedes pensar así de mí?

Se quedaron en silencio un buen rato, mirándose a los ojos; lentamente una sonrisa se formó en los labios del menor.

—Es agradable verte —se sinceró el argentino.

—Lo mismo digo —dijo el luso. Sin esperar, se sentó en la cama del rosarino, quien también tomó asiento al lado de su rival.

—Me hubiera gustado un Argentina vs. Portugal —dijo.

—¿Cómo en los viejos tiempos, no? —ambos recordando los partidos que jugaron estando en la liga española, uno en el equipo de Barcelona y otro en el de Madrid, pues el luso había firmado contrato con el Juventus.

Se miraron a los ojos y Leo desvió la mirada, sintiendo como el calor subía a sus mejillas. Se habían quedado en silencio pero la situación no era incómoda, al contrario. Justo cuando ambos se estaban relajando más, alguien tocó a la puerta.

Leo se levantó a abrir la puerta y se encontró con nada menos que con el director técnico suplente, Lionel Scaloni.

—¿Puedo pasar, Leo?

—Claro.

Al ver qué Scaloni estaba ahí, Cristiano se levantó. El técnico argentino se sorprendió un poco de ver ahí al portugués, aunque no tanto, sabiendo que aquel chico era el impulso de su mejor jugador y viceversa. Sonrió.

—Será mejor que me vaya, Leo.

—No, no, Cristiano. Quédate. De hecho, la FIFA quiere hablar con ustedes dos.

—¿Con los dos?

No podía ser una ceremonia de premiación, no habían llegado muy lejos como para ganar algo. Simplemente siguieron a Scaloni, quién estaba saliendo de la habitación del rosarino.

En el hotel había una sala de juntas que era, en esos momentos, exclusiva para la federación. Ambos, junto con Scaloni, entraron; ahí Cristiano vio a su propio director técnico y al de la Selección Argentina.

—Supongo que querrán saber porqué están aquí —dijo uno de los hombres importantes de la FIFA.

—Por favor —dijo el portugués con una excelente pronunciación del inglés.

—Verán, hace poco, en Estados Unidos han descubierto la forma en la que un hombre puede quedar embarazado.

—No lo sigo —dijo Cristiano, justo como Leo estaba pensando. Se sentía un poco más a gusto con Cris ahí para hacer las preguntas que, por su timidez, no podía hacer él.

—¡Ustedes son actualmente los mejores jugadores de fútbol! ¡Cuántos trofeos, premios, campeonatos y récords que tienen! —exclamó el hombre a la derecha del primero que había hablado.

—Exactamente, por eso, decidimos hacer un experimento… unir los genes de ambos para obtener al jugador perfecto.

Ambos jugadores se miraron sin entender muy bien.

—¿O sea…?

—O sea, que entre los dos tendrán un hijo —dijo seriamente el técnico portugués, sorprendiendo a ambos.

—Che, ¿cómo así? —le preguntó Leo a Scaloni, quien se encogió de hombros.

—Leo, no se hará si vos no querés.

—Bueno… yo… —dudó el argentino—. ¿Qué tengo que hacer? Digo, ¿cómo será esto?

—Sólo se te hará una operación para que puedas concebir a su hijo —dijo el primero que había hablado. Esas palabras le hicieron caer en cuenta de que esto iba por un camino no muy agradable.

—¿Quieres decir que el que cargará a nuestro hijo soy yo? —exclamó sorprendido.

—¿Acabas de aceptar que tendremos un hijo juntos? —exclamó Cristiano, quien se volvió hacia los directivos de la organización—. ¿Puedo hablar en privado con Leo?

Al asentamiento de estos, tomó a Leo del brazo y salió de ahí con él. Una vez afuera, se agachó un poco para verlo a los ojos, normal, él medía casi un metro noventa y el otro, por poco un metro setenta. Por algo era apodado ‘La Pulga’.

—¿Leo, qué acaba de pasar?

—¿De qué?

—Yo ni siquiera he estado de acuerdo en eso, ¿y tú ya decidiste que sí?

—¡No! Solo era una duda, ¿por qué tendría que ser yo el embarazado? ¿Por qué no tú, eh? —preguntó en broma.

—¿Yo? ¡Ja! Tú tienes más pinta de madre que yo —se burló.

—Bueno, entonces solo entremos y digamos que no. Además, los genes no determinan el talento de un jugador…

Eso era cierto. El talento era mucho más que genética. Y el fútbol no era solo talento y ya, uno tiene que cultivar ese talento, practicando siempre, esforzándose, dándolo todo en la cancha para ser el mejor.

—¿Pero tienes idea de lo poderoso que sería un hijo nuestro? —Ronaldo es bipolar, ¿o qué mierda tiene en la cabeza?, se preguntó Messi.

—Supongo que sería bueno, ¿no? Le enseñaríamos muchas cosas.

—¿Bueno? ¡Sería el mejor! ¡Leo, tendremos a ese bebé!

—Tenélo vos si querés.

Volvieron a entrar, mirándose el uno al otro.

—¿Entonces, qué dicen?

—¡Sí! —exclamó Cristiano, confiado como siempre. Además, no había alguien más —dentro del mundo del fútbol— digno que Lionel Messi para tener al hijo de Cristiano Ronaldo, y viceversa.

—¿Tú, Leo? —preguntó Scaloni, mirando al rosarino con preocupación.

—Yo… —No, no quiero—. Yo… sí.

¡¿Por qué dije que sí?! ¡Dios, ¿qué mierda acabo de decir?!

—Muy bien.

—Pero a ese hijo lo vamos a educar como nosotros queramos, que sea un experimento no quita que sea nuestro bebé —argumentó el portugués de la dorsal ‘7’.

Los directivos estuvieron de acuerdo, siempre y cuando aquel todavía inexistente bebé fuera el mejor jugador de fútbol de la historia. ¿Cómo no lo sería, si Cristiano Ronaldo y Lionel Messi serían sus progenitores?

𝐃𝐑𝐄𝐀𝐌𝐄𝐑𝐒 | cristessiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora