capitulo 4

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Después de la cena y de la confesión de Kawaki, todos se fueron a acostar. Sin embargo, yo me quedé sentada en el sofá de la sala tejiendo una bufanda. Mientras hacía esto, muchos recuerdos se me vinieron a la cabeza, el como por una bufanda Naruto se dió cuenta que ella lo amaba, y acepto sus sentimientos.

“Hinata, ¿te acuerdas esa vez que Iruka-sensei nos preguntó que si con quién nos gustaría pasar el resto de nuestras vidas? En ese momento no sabía que responder, pero ahora lo sé. Hinata, quiero pasar toda mi vida junto a ti.”

Sin darme cuenta, pequeñas lágrimas caían sobre aquella tela que estaba tejiendo, ¿En qué momento todo termino así? Ame a Naruto desde el día en que lo ví, lo ame, lo apoye, no reclamé nada cuendo él hacía cosas que me lastimaban, aún cuando él estaba conmigo, no reclamé que viera a otras chicas en la calle. Mi vista se nublo por las densas lágrimas que caían sobre mis mejillas, los sollozos se hacían cada vez más fuertes, ¿qué fue lo que hice mal?

Me limpie las lágrimas luego de un rato. Cuando estaba apunto de irme a acostar oí como la cerradura de la puerta principal era abierta.

-Ya estoy aquí.- Dijo Naruto con una voz perezosa.

- Bienvenido, Naruto-kun. - Cuendo me escucho se sobresalto, al parecer no esperaba que estuviera despierta a esta hora.

- Oh, sí. Hola, Hinata. - Mientras se quitaba los zapatos me tendió una bolsa. Lo mire confundida.- Es para Kawaki, me dijo que quería almorzar ramen mañana.

Asentí y fui a dejar la bolsa a la cocina, cuando volví, Naruto ya no se encontraba. Suspiré y apague todas las luces, subí con pasos perezosos las escaleras y atravesé el pasillo, note la pequeña luz que sobresalía por debajo de la puerta de la oficina de Naruto. Así que prefieres seguir trabajando antes de ir a dormir conmigo?  Pensé, pero obviamente no le iba a decir eso. A vista de todos yo debía ser la madre y esposa perfecta. No podía reclamarle a Naruto por trabajar mucho, después de todo, convertirse en Hokage a sido su sueño desde que es un niño.

Solté un suspiro y camine hacia la habitación matrimonial que compartíamos Naruto y yo, cerré la puerta a mis espaldas y camine hacia el baño, me puse mi pijama y luego me acosté. Cai en los brazos de Morfeo a penas toque la almohada. Sí, estaba cansada.

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Desperté por los fuertes rayos que estrellaban contra mi cara, mire a mi lado y como de costumbre él ya no estaba ahí. Suspiré rendida, me levanté y mire la hora: 7:15 a.m.

Me duche y me puse algo no tan habitual en mi, un vestido. Era un vestido que me había regalado Sakura antes, nunca me lo había puesto. Siempre había una primera vez para todo, no?

El vestido era lila, era ajustado en la parte de arriba y suelto en la parte de abajo. Me llegaba un poco arriba de las rodillas, tenía estampados florales y algo de encaje al terminar la falda del vestido. Me cepille el cabello y me hice unas pequeñas ondas en las puntas, me puse unas hermosas sandalias de tacón y ya que estábamos aquí, ¿por qué no? Me puse un brillo labial en los labios. Mirándome al espejo suspiré y abrí la puerta tomando rumbo hacia la cocina.

10:30 a.m.

Era hora de que empezará a preparar el almuerzo, hoy iba a hacer pastas, pero recordé lo que Naruto me había dicho la noche anterior. Así que mirando la bolsa que estaba aún sobre la cocina, empecé a preparar el ramen. Boruto se había ido hoy temprano, así que fue el primero en desayunar. Me dijo lo hermosa que estaba y con un beso en la mejilla se fue corriendo. Hima había despertado un poco más tarde, a penas me vio se sorprendió, me dijo que estaba hermosa. Kawaki, llegando un poco después que mi niña, me dijo lo mismo.

Estaba sola en casa en ese momento, Kawaki y Hima salieron a dios sabe dónde, pero confiaba en ellos.

12:30 p.m

Narrador

Aprovechando que Boruto, Hima y Kawaki iban a llegar un poco tarde hoy, empacó un poco de comida en un porta y lo envolvió con una pañoleta que tenía pequeños logos del clan Uzumaki. Salio de la casa dispuesta a ir a la torre Hokage.

Muchos la veían, unos le sonreían, otros hacían pequeñas reverencias. No le tomo demasiada importancia y apresuró su paso hacia la torre. Al llegar, subió las escaleras y cuando iba caminando por el pasillo que daba con la oficina de su esposa se encontró con Shikamaru.

- Oh, hola, Hinata. Que gusto verte por estos lados.- le sonrió él, ella le devolvió la sonrisa.

- Sí, venía a dejarle el almuerzo a Naruto.- Shikamaru se sorprendió, porque eso era poco inusual. Hinata casi nunca venía a la torre Hokage.

- Ah, está bien. Naruto se encuentra en su despacho, puedes ir a verlo. Aunque, si te soy sincero, no sé si se alegrará de verte. Está con esa sacerdotisa otra vez y no deja que nadie se acerque, es un fastidio.- suspiro cansado.

Hinata sintió como su corazón latía con fuerza en su pecho después de escuchar las palabras de el azabache. Ella se despidió y siguió su camino.

Algo en el fondo de su corazón le dijo que no siguiera, que se iba a lastimar si lo hacía. Ella, terca, siguió su camino está vez escondiendo su chakra y siendo menos ruidosa con sus pasos. Al estar frente a la oficina de su esposo escucho que había alboroto al otro lado de la puerta. Ella, con el corazón en la boca suspiro entro.

Juraría que sintió su corazón romperse en mil pedazos, todo se fue al desagüe. Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras sentía una horrible presión en su pecho. Lagrimas deslizaban por sus mejillas, sus manos soltaron aquel almuerzo que con tanto amor preparo.

“Naruto, ¿por qué?”

Traitor - NaruhinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora