• Hafefobia: Miedo a tocar o ser tocado •
-Es tú obligación.
-Pero... ¿Y si no me siento cómodo con mi pecado?
-Entonces comienza a fingir lo mejor que puedas.
• Advertencia de contenido •
No apto para personas sensibles, recomiendo leer las etiquet...
Los sonidos apenas perceptibles para ambos pecados, pero que al mismo tiempo envolvían la sala, cesaron de una manera violenta cuando dichas palabras desconcertantes abandonaron la boca de Beelzebub. El otro se mostró en completo shock, horrorizado mientras su cuerpo permanecía rígido; se halló sin la capacidad de poder hablar, explicar y negar todo, fingir una vez más. Quería acusarlo de mentiroso y demostrar que su imagen seguía siendo impecable, que seguía siendo el mismo pecado que creían todos. Rápidamente fue traído a su realidad al recordar, que cada demonio en el lugar los estaban viendo y escuchando atentamente. Su corazón se aceleró, sería tan solo cuestión de horas para que el problema fuera aún mayor cuando se les ocurriera mencionar algo al respecto fuera de las paredes que los custodiaban. Él debía impedirlo a toda costa, de ser necesario los encerraría en contra de su voluntad y obligaría a permanecer callados... o callarlos. Si bien los chismes eran rápidos y ya comenzaban a ser abundantes, serían más verídicos cuando alguno de los presentes decidiera hablar al respecto, diciendo a todos como se admitía la verdad frente a la cara de su gobernante.
Las plumas índigo parecieron bajar algunos tonos, palideciendo y estando erizadas; justo cuando Asmodeus comprendió el problema que desencadenó. Gula sonreía bastante orgulloso de su cometido, sabiendo la posición en la que ahora estaba su hermano menor. Al mismo tiempo, su cola se meneaba aún más, ocasionando constantes sonidos contra el aire que destacaban entre el nuevo silencio de la habitación.
Tropezaba con las palabras, incapaz de formular una respuesta creíble a favor de su defensa, resignandose al final. No tenía salida-. ¿C- cómo... cómo es que tú...?
Comenzó a caminar de un lado a otro, queriendo aparentar estar desinteresado. Como si todo fuera una simple conversación casual-. Siempre he sabido a cerca de tus ataques de ira, pero hasta donde te vi, solo eras un mocoso molesto haciendo berrinche... Es increíble como el tiempo pasa. En un momento estás teniendo un arranque porque te quite tu juguete favorito, y al siguiente asesinas a tu gente sin justificación alguna. Dime dónde te posiciona eso ahora, juraste por milenios ser diferente a mi y los otros, argumentando que eras... ¿cómo habías dicho ese día?... "bondadoso". Algo que no existe en el infierno. Y dime, ¿cómo te pagó tu gente esa asquerosa bondad? Yendo a contar todo, con detalles, evidencias, testimonios y demás. Acusando a su líder de ser un desquiciado pirómano que carbonizó a su gente para cumplir sus retorcidos fetiches-Se paró frente a él.
-No, no, no... Eso no es cierto, ¡estás mintiendo! Mi gente me ama. Yo no los dañe por voluntad propia, no fue mi intención. ¡¡Tú no deberías saber nada al respecto!! ¡¡Nadie debería!! -Aquel grito agudo y desesperado por parte de Asmodeus provocó un ambiente aún más tenso e incómodo. Admitir la verdad, dolía. Saberla, era decepcionante.
-Y tú los amas lo suficiente, tanto que incluso los hiciste cenizas. Eres un gran hipócrita.
La actitud de Gula no podía pasar desapercibida por nadie. Era notoria su arrogancia, la molestia con la que se expresaba frente el más joven y el repudio que tenía hacia este después de cada palabra mencionada. Lo que escapaba de sus labios parecía tener como único propósito atormentar a Lujuria, sabía demasiado bien cuanto lo hería cada acusación. Había pasado un tiempo desde la última vez que interactuó con él, y vaya que disfrutaba su reencuentro. ¿Quién podía culparlo después de todo? era un ser inmortal y longevo que había probado con cualquier método de distracción existente, que no podía comparar como era causar temor en su ingenuo hermano. Algo, que con los otros no podría realizar ni en sus mejores oportunidades.
