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"¿Pero a vos te parece ir para allá con dos novatos que entraron hace unas semanas?, sos un boludo."

— No lo estás pensando bien, lionel, no podés ir con dos novatos para allá. - Damián estaba preocupado por la decisión precipitada de lionel.

Messi ignorandolo siguio abrochando su chaleco y colocó dos pistolas en las puntas de su cadera. Volteó a verlo luego de atarse los cordones de sus borcegos.

— Mirá damián, si no es ahora no va a ser nunca, ¡estaba en frente de mi nariz! - Murmuró frustrado.

— ¡Ya sé!, ¿pero a vos te parece ir para allá con dos novatos que entraron hace unas semanas?, sos un boludo.

Messi estaba enojado, ¿en serio martínez lo creía tan inferior y debil para ésto?, pensaba que con el tiempo todos aprenderían que él es capaz de todo por si mismo.

— Están a mi cargo, no los voy a dejar, si preferís que vaya sólo lo haré. - Damián buscaba cualquier excusa para hacerlo entrar en razón. — Sé cuidarme, martínez.

— Esta bien. Vamos a necesitar más que dos pistolitas, voy a pedir un rifle de presición. - Tocó el mango de la puerta. — Vas a necesitar a alguien que te cubra la espalda.

Acepto, le vendría bien que viniera de respaldo, aún le seguía desagradando la idea de que damián lo cuidará cómo un niño, ya no era un adolescente al que debía de vigilar. Ya no, ahora es un adulto. O eso quería creer.

Andrés colocó el francotirador en el techo, al igual que algunos artefactos que seguramente usarían esta tarde con la llegada de intrusos

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Andrés colocó el francotirador en el techo, al igual que algunos artefactos que seguramente usarían esta tarde con la llegada de intrusos.

Su radio comenzó a sonar, desde la otra linea se trataba de comunicar guillermo.

—¿Ya está todo listo?, según el vato ese dijo que iban a venir sólo dos novatos junto con messi.

Andrés volvió fijar correctamente el arma y contestó.

— Sí, los weyes llegan en una o dos horas, pero hay que estar atentos. Intentarán ir por detrás, ya están los puestos allí.

— Bueno, dime cualquier inconveniente que haya.

Kevin se encontraba recargado en la mesada del comedor, a su lado hirving sostenía una taza de café observando a un punto fijo. Y alexis se encargaba de comer su hamburguesa recién hecha.

— No pude dormir en todo el pinche viaje de vuelta. - Murmuró lozano, dando un sorbo a su café.

— Te dije si querías que conduciera yo, pero me dijiste que no. - Álvarez cruzo sus brazos.

— ¡Hubieras insistido más!, me dio penita decirte que sí...

— Para la próxima ya sabes, wey. - Comentó lainez, quien entraba al comedor tomando asiento junto a kevin.

Ese omega va a ser mío, ¡cueste lo que cueste!.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora