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Jisung hizo una reverencia frente al espejo del cuarto que compartió con Félix, el gnomo le sonreía mientras veía orgulloso el cambio en la apariencia que había logrado en el hada.

Él ya era hermoso naturalmente, pero ahora su cabello caía finamente peinado, planchado y trenzado, con joyería en sus pequeñas orejas y su cuello. Incluso podía ver la gran sonrisa que el hada no podía ocultar. Ni siquiera se había preocupado por maquillarle demasiado, sus pecas ya eran bonitas por si solas.

Casi tropezó con los pequeños tacones que acompañaban el atuendo, jamás había puesto algo similar y le costaba adaptarse, pero estaba poniendo mucho empeño.

Félix terminó con su propia apariencia, se paró y acomodó su traje perfectamente planchado, llegó hacia el espejo y se dio un vistazo a sí mismo de pies a cabeza y procedió a hacer lo mismo con el hada.

-¿Estás seguro con los zapatos? -Jisung asintió felizmente.

-Hacen juego con el vestido.

La puerta fue tocada, Félix permitió el pase a quién sea que estuviera del otro lado, la cabeza del elfo rubio asomó por ella.

-Félix necesito que arregles mi cabe... wow. -Su mirada fue directo al hada, quedando completamente aturdido.

-Luces más elegante que de costumbre, Minho. -Le dijo Jisung, mirándolo mientras le dedicaba una brillante sonrisa.

El elfo extendió una mano hacia él. -¿Me permite este baile?

Jisung sonrió, tomó su mano y dirigió la otra al hombro del más alto, tal como la primera vez que bailaron juntos. Giraron lentamente mirándose sin romper el contacto con los ojos, unos cuantos segundos después oyeron un carraspeo provenir del gnomo cuya presencia habían olvidado.

-Lamento interrumpirlos, pero Minho, tu cabello mojado está dañando tu ropa.

Minho arrimó la silla antes de que Jisung pudiera hacerlo, sorprendiéndolo por su cortesía
Minho arrimó la silla antes de que Jisung pudiera hacerlo, sorprendiéndolo por su cortesía. El elfo había estado muy pendiente de él todo el día, además de esas pequeñas muestras de respeto que para los demás habían pasado desapercibidas.

De repente estaban solos en una habitación a parte, Changbin había protestado pero el resto se lo llevaron dejando a los dos solos.

Minho se sentó frente a él, había una ventana que iluminaba toda la habitación con la luz del mediodía, hubiera sido aún más romántico a la luz de la luna pero debían volver al reino de las hadas mucho antes del ocaso, o al menos eso había dicho Changbin.

Pidieron muchísimas cosas para comer, cosas que Jisung jamás había oído mencionar en su vida. Y también postres que según el elfo, pudieran gustarle.

El hada llevó una cucharada de lo que sea que sea la crema que había servida en una copa, llevándose la sorpresa por el frío helado del postre. Su cabeza de repente dolió mucho pero la sensación duró poco y fue reemplazada por la cremosidad en su boca.

-Creo que debí decirte qué era antes de llevarte una gran cucharada a la boca.

-¡Es delicioso! -Musitó apretando sus mejillas propias, la sustancia fría se derretía en su boca dejando un dulce sabor a vainilla.

Fatum ᵐⁱⁿˢᵘⁿᵍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora