Hoseok tenía muy poca atención por parte de su esposo, así que en medio de su aburrimiento, termina involucrado íntimamente con otro hombre. Desafortunadamente para él, su aventura es descubierta, así que deberá decidir si continúa su vida con su es...
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—Nos vemos en la noche, bebé —Taehyung se despidió con un tierno beso, abrazando el cuerpo de su esposo.
Habían dormido toda la noche juntos, abrazados después de su momento íntimo. Aunque Hoseok siguió pensando en que había hecho mal en pensar en otro hombre mientras su esposo estaba dentro de él, intentó poner sus pensamientos en orden, asegurándose de que su matrimonio estaba bien.
—Qué tengas un buen día, Tae...
—Tú también, Hoseok —dejó un beso en su cabeza y salió de la habitación.
Con un profundo suspiro, Hoseok se dejó caer en la cama y cubrió su cara con una almohada. —Todo está bien ahora, Hoseok... Solo necesitas algo con qué distraerte... —Se animaba a sí mismo, sabiendo muy en el fondo que tenía que dejar de pensar en Yoongi.
Bajó a tomar el desayuno en tanto acompletaba su inscripción al curso por el cual se había decidido.
Lavó utensilios que ocupó, estaba muy feliz y emocionado por comenzar con la repostería, solo quería darle la noticia a su esposo.
—Señor Kim, lo buscan en la puerta —informó una de sus empleadas.
—¿A mí? ¿Quién es? —rápidamente secó sus manos y se quitó el delantal.
—Es un repartidor, yo quise recogerlo pero dijo que tenía que entregarlo personalmente.
—Gracias, ya salgo.
Apagó la computadora personal y tomó su celular, para salir a averiguar de qué se trataba.
Cruzó el jardín, observando la camioneta de los remodeladores, pero definitivamente tenía que mantener una prudente distancia especialmente con el contratista.
Abrió la puerta y se encontró con un chico, sosteniendo un enorme arreglo floral de rosas rojas y chocolates. —¿Hola? —Buscó su cara ya que el arreglo lo cubría.
—¿Señor Kim?
—Sí, soy yo...
—Oh, me alegra encontrarlo. Me pidieron entregarle esto personalmente —le dio las flores, liberando sus manos.
—Dios, es muy grande... ¿Quién lo envía?
—Ordenó una tarjeta, está en el arreglo. ¿Puede firmar de recibido?
Hoseok puso los labios rectos, en un gesto que anunciaba que obviamente tenía las manos ocupadas. Pero abrazó el arreglo y pudo firmar.
—¿Entonces no sabes quién las envió?
—No, lo siento. Yo solo soy el repartidor, pero me hicieron asegurar que las entregaría personalmente al señor Kim.
El repartidor subió a su motocicleta y se marchó, dejando a Hoseok con la dificultad de sostener las flores y cerrar la puerta.
