Hoseok tenía muy poca atención por parte de su esposo, así que en medio de su aburrimiento, termina involucrado íntimamente con otro hombre. Desafortunadamente para él, su aventura es descubierta, así que deberá decidir si continúa su vida con su es...
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Seokjin preparó té para él y su hermano, necesitaba conseguir que Yoongi relajara su cuerpo y mente, aunque él mismo estuviera en el mismo lamentable estado que él.
Pasó la noche consolando sus lamentos, su triste llanto, sosteniendo los pedazos rotos de su ser. Su hermano se había puesto demasiado mal, al punto de creer que en cualquier momento colapsaría.
Seokjin tuvo que hacerse el fuerte para apoyar a su hermanito menor, no podía dejarlo solo en ese estado, dolió verlo sufrir tan desgarradoramente por Hoseok.
Apenas habían dormido un par de horas hasta que la luz de la mañana había interrumpido su descanso, Jin preparó té y había ordenado a domicilio algo de pan para llenar sus estómagos.
Yoongi había salido de la ducha, usó algo de cómoda ropa deportiva y envuelto en su manta favorita, tomó asiento en la mesa junto a él.
—Bebe, te hará sentir mejor... —Pidió Jin, acercándole la taza y la bandeja con el pan.
Con los ojos hinchados y rojos, el pálido lo miró y sonrió sutilmente. —Debes creer que tu hermano menor es patético...
Seokjin rió bajo y negó. —Solo puedo ver qué mi hermanito menor tiene un buen corazón... Y daría lo que fuera por no verte sufrir...
—Creí que me odiabas por ser la oveja negra de la familia...
—No te odio, Yoongi... Y nunca lo hice... Pero estoy arrepentido por mi comportamiento para contigo... En todos estos años me has hecho mucha falta...
El pálido extendió su mano y alcanzó la de su hermano, dando un suave apretón. —Perdóname por haber sido un idiota, tú no tenías la culpa de nada, siempre fue papá.
—Yo también lamento haberte despreciado cuando no debía... Pero nunca dejé de amarte, Yoongi.
Con una sonrisa cerrada y tímida, Yoongi asintió. —Yo también te amo, Jinnie... Perdón por esta terrible noche que pasaste a mi lado.
—Tuve miedo, Yoongi, tuve miedo de perderte la vista y cometieras una locura...
—Gracias por quedarte a mi lado —expresó entre risitas tristes y enseguida bebió un sorbo de té.
Mientras el celular de su hermano comenzaba a vibrar sobre la mesa. —Disculpa, es una amiga...
—Adelante —respondió, dejando que atendiera.
—Hola, Yoojung, ¿cómo estás? —contestó, llevándose el aparato a la oreja—. Estoy sentado, ¿por qué? ¿Pasó algo? —Yoongi frunció el entrecejo al ver cómo el gesto de su hermano se deformaba a uno angustiante—. ¡¿Qué?! ¡¿Estás hablando en serio?! —Cuestionó Seokjin con preocupación en su llamada—. ¿Pero cuándo sucedió? ¿Él ha dicho algo? Dios, no puedo creerlo...
El pálido siguió bebiendo su té, esperando que su hermano le compartiera lo que creía, era un chisme.
—Por favor, avísame si sabes más detalles, ¿bien? Ahora debo hacer algo —dijo de último, cortando la llamada.
