Hoseok tenía muy poca atención por parte de su esposo, así que en medio de su aburrimiento, termina involucrado íntimamente con otro hombre. Desafortunadamente para él, su aventura es descubierta, así que deberá decidir si continúa su vida con su es...
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Taehyung había tenido la amabilidad de no salir tan temprano, quedándose a tomar el desayuno con su esposo. Aunque estaba muy inquieto y nervioso, sabía que había cierta tensión entre los dos y no tensión sexual, sino una que podía explotar en enojo en cualquier momento.
Porque podía ver el gesto molesto de Hoseok, aunque este quisiera disimularlo con una falsa sonrisa, podía ver decepción y tristeza en su mirada, así que decidió ser cuidadoso con lo que decía.
Comió tranquilamente el desayuno que Hoseok había preparado para los dos, sentado frente a él.
—¿Sabes, Tae...? Me inscribí a un curso... —Comentó sin mirarlo, solo poniendo atención en sus vegetales salteados—. Elegí repostería.
Taehyung sonrió ampliamente, deslizando una de sus manos para tomar la de su esposo sobre la mesa. —¿De verdad, bebé? Eso suena maravilloso.
—Sí... —Sonrió débilmente al sentir su tacto—. Iré a comprar unos materiales que me pidieron, es en la ciudad.
—Me alegro mucho por ti, Hobi. ¡Lo harás genial! Me muero por probar postres hechos con tus manos, mi amor.
Hoseok se sonrojó ante el cumplido y asintió. Era lindo escuchar a su esposo sentirse feliz por lo que quería hacer.
—Gracias, Tae... Por fin podré ocuparme en algo.
Taehyung se tensó por completo, sabía que aquel comentario se refería a su ausencia en casa. Pero continuó comiendo para no empezar una incómoda pelea.
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Ambos salieron de la mansión, cada uno en su auto, para realizar sus actividades. Taehyung tenía que trabajar y Hoseok tenía que hacer compras.
No se habló del tema, no hubo reclamos y Hoseok intentó olvidar lo que había sucedido con Yoongi. Pero estaba siendo demasiado difícil, ya que todavía podía sentir los labios del contratista sobre su boca, además de que su consciencia lo estaba atormentando.
Los empleados abrieron el portón cuando volvió, entró con su camioneta y la aparcó en el área de invitados por sí tenía que volver a salir.
Ahora se volvía incómodo estar en casa porque sabía que iba a verlo, el contratista estaba trabajando con sus compañeros pero ignoraba por completo sus deseos de buscarlo con la mirada.
