Capitulo 3

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Era la mañana siguiente de mi visita al predio de la AFA, estaba tranquila acostada a la par de mama tratando de armar un curriculum decente que pudiera hacerme conseguir este trabajo tan importante.
Debo admitir que me emocionaba mucho ser secretaria en el club. No porque me encantara la idea de moverme entre pilas de papeles y formularios de ingreso para nuevos jugadores, si no porque adoraba el futbol y trabajar aunque sea limpiando los pisos de los vestuarios me haría la persona mas feliz del mundo.
-¡Mama te juro que no se que poner ya! – Estaba estresada, la realidad es que en cuanto a experiencia no tenia mucha y sabia que probablemente habrían muchas personas que quisieran el puesto y estuvieran mas capacitadas.

-Tranquila Elena, con lo que pusiste es suficiente. – Me sonrió transmitiéndome un nivel de paz impresionante. – No te preocupes, todo va a salir bien.

Tenia miedo, que digo miedo, terror.
No sabia como hacer para que me aceptaran y me atemorizaba la idea de llegar y encontrar a otra persona ya ubicada en el puesto de Laura.
Julián me llamo por teléfono y me recordó que en 45 minutos tenía que estar allá. Nerviosa, intente vestirme lo mas prolija posible y antes de tomar el colectivo me despedí de mama.
-¡Suerte mi cielo! – Escuche mientras atravesaba la puerta de madera que dividía mi zona segura del peligroso fracaso.

Llegue y esta vez era Julian el que me esperaba parado en la puerta tiritando.

-Me olvide la campera, me quiero matar. – Alargo la ultima “r” sacándome una leve risita.

Me beso la cabeza y me deseo suerte.
Inmovilizada frente la puerta lo vi desaparecer entre la gente y pasillos del club.

-Mierda. – Susurre y me adentre.

Antes de llegar al mostrador blanco donde se encontraban las secretarias di un par de vueltas. Camine los pasillos al menos unas 3 veces ida y vuelta hasta que logre tomar el valor de acercarme a la secretaria y amablemente presentarme.

-Hola buenos días, ¿Que puedo ofrecerle? – Dijo una muchacha rubia de unos 25 años de edad.

Un latte y un muffin de chocolate.

Pensar esa clase de chistes estupidos en momentos en los que tenía los nervios de punta era prácticamente mi especialidad.

-Hola que tal! Me gustaría entregarte mi curriculum, vi que necesitan una nueva secretaria y me interesa el puesto. – Sonreí amablemente mientras la chica tomaba la carpeta de plástico que le estaba entregando.

-Se ve muy completo. – Dijo cordialmente y me sonrio – Escuchame, ahora yo voy a llevar esto a las oficinas superiores mientras vos me completas este formulario – Me lo alcanzo con delicadeza por debajo del cristal que nos separaba. – En unos 20 minutos te van a entrevistar para ver bueno… que onda – Se le escapo esa ultima frase con un tono de complicidad. – Suerte!

¿COMO?¿CUANDO?¿DONDE? JESUS SALVAME TE LO IMPLORO, ¡TE PROMETO QUE VOY A IR TODOS LOS DOMINGOS A LA IGLESIA PERO PORFAVOR NO ME HAGAS ESTO!

No podía creer que la entrevista iba a ser en menos de 20 minutos, mis manos temblaban y el miedo me acechaba como un león a su presa a punto de ser capturada.
Me aleje del mostrador con el formulario en la mano muy metida en mis pensamientos.
Sentí un golpe fuerte y los papeles del formulario cayeron al suelo, me agache rápidamente y los levante mientras los ordenaba.

-La puta madre. – Susurre enbroncada.

-Perdoname te lo pido porfavor, no fue mi intención, estoy llegando tarde y ando atropellado. – Una voz masculina y suave me hablaba.

Levante la mirada y ahí estaba el, el chico que había visto el dia anterior jugando como un campeón, atajando todas las pelotas que se disparaban en dirección al arco, su arco.

Me miro a los ojos un poco desorientado y me sonrió mientras se rascaba la nuca.

-Soy Emiliano. – Me tendió la mano con ternura y no pude evitar derretirme.

-Elena. – Dije con cordialidad mientras tomaba su mano.

-Un gusto conocerte, nos vemos.. – Volvió a dedicarme una sonrisa y se dio paso hacia los vestuarios caminando de nuevo apresurado.

Me dirigí hacia unos asientos de plástico azules cercanos a mi y me dispuse a completar el formulario. Tranquila llene las hojas con mis datos mientras, cada tanto, buscaba con la mirada a la amable secretaria que me había atendido.
Luego de unos 15 minutos la muchacha volvió y se sentó al lado mío.

-Elena, ¿Verdad?

-Si, ese es mi nombre. – Dije y pronto note que había sido una respuesta estúpida, me sentía un poco avergonzada.

-Te llama el jefe, quiere entrevistarte ahora. – Sonrió

Me pare junto a ella y me mostro el camino hacia la oficina de aquel hombre. Mientras caminábamos la de cabello dorado me comentaba diferentes experiencias como trabajadora del club. Lamentablemente escuche la mitad puesto a mis nervios y que no podía parar de admirar la belleza de aquel edificio.

-Aquí es, espero seas mi próxima compañera.. – Me sonrio – Por cierto, soy Dani.

-Gracias. – Dije con una sonrisa y me adentre a aquella oficina con la esperanza llenando mi corazón.

19 de Marzo del 2022
16:37 pm

Sentada en una cafetería con Julia mientras charlábamos de desamores, problemas con los finales, las vacaciones de años anteriores y alguna que otra cosa mas. Se escapo de mis labios la situación vivida con Emiliano, pude notar como mis mejillas se tornaban de color rosado sin verlas.

-Mmm y ¿porque me contas esta pequeña interacción? – Me presiono Julia esperando que le contara la verdad.

-No seas boluda Julia. – Dije entre dientes  mientras mi nerviosismo aumentaba.

-Ay Elena no me mientas, ¿Queres? – Se rio – Si me estas contando semejante boludes es por algo… ¿te llamo la atención ese pibe?

-Julia la concha de la lora. – La mire y nos estallamos en risas.

-¿Es lindo? – Me miro atenta.

-Muy. – Mi cara irradiaba felicidad.

En ese instante mi teléfono comenzó a sonar, de alguna manera me sentía salvada por la campana.
El número era privado y la verdad dude en responder, pero finalmente lo hice.

-Hola buenas tardes! ¿Elena? – Una voz amigable pronunciaba mi nombre desde el otro lado.

-Hola, si – Dije expectante.

-Si mira, te llamamos de la AFA, estamos interesados en que entres a trabajar mañana mismo a las 7am. – De manera cordial comento el hombre.

-¡Muchísimas gracias! – Dije tratando de mantener la calma.

-A usted. – El hombre colgó el teléfono.

En el momento me fue imposible no gritar. Todo el mundo dentro de la cafetería poso los ojos en mi, pero no me importaba, estaba feliz.

Yo puedo.
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Espero les guste, no se olviden de dejar comentarios a lo largo de los capitulos, me encantaria leerlos <3

𝑼𝒏 𝒔𝒆𝒓 𝒅𝒆 𝒍𝒖𝒛 / 𝑫𝒊𝒃𝒖 𝑴𝒂𝒓𝒕𝒊𝒏𝒆𝒛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora