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★: Se me olvidó aclarar que se tocaran temas delicados como el suicidio, autolesiones, acoso, etc.

Kaizen odiaba su cuerpo, odiaba sus horribles cabellos color rojo infernal, odiaba las ojeras que se formaban en sus malditos ojos desiguales a causa de las constantes pesadillas que tenia y por sobre todas las cosas, odiaba sus cicatrices

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Kaizen odiaba su cuerpo, odiaba sus horribles cabellos color rojo infernal, odiaba las ojeras que se formaban en sus malditos ojos desiguales a causa de las constantes pesadillas que tenia y por sobre todas las cosas, odiaba sus cicatrices. Cicatrices que el mismo había hecho.

Eran dieciséis, dieciséis pequeñas o medianas cicatrices hechas por el mismo en lugares que nadie más que él podría ver, por que era un cobarde que nunca le hizo frente a nada y a sus doce años esta era su mejor solución para escapar de su triste realidad.

Él solo quería tener una vida normal junto a su familia, familia que estaba arruinada a causa de una mujer que esperaba jamás volver a ver.

Kaizen se culpaba frecuentemente por la muerte de su hermano mayor o lo hacía hasta que la madre de su mejor amigo con palabras reconfortantes y maternales le dijo que no era su culpa, que él era un buen y hermoso niño.

Desde entonces cada vez que se veía en el espejo veía a un bonito chico de doce años, con una linda sonrisa que hacia que sus ojos se achinaran y un cabello rojo desordenado que le daba un aire rebelde, ya no más odio a sus bonitos ojos ni a sus dientes algo chuecos, ya no se odiaba a el mismo.

Agradecido con la señora Park se prometió internamente cuidar a Daniel y lo hacía lo mejor que podía pero con su débil cuerpo enfrentarse a matones no era tarea fácil.

Entonces se dijo a sí mismo que seria fuerte, por si mismo y por Daniel.

Él sería el fuerte caballero de armadura rojo fuego y Daniel sería la princesa que debía salvar de la torre.

Comenzó yendo a la biblioteca a buscar libros que le enseñaran artes marciales (Porque no tenía el dinero suficiente para pagar un gimnasio)

Entonces, de manera autodidacta aprendió uno que otro arte marcial y le funcionó bastante.

Al menos hasta hacer que su nombre fuera conocido en cada rincón de la ciudad.

Kaizen había llegado a Seúl luego de semanas de espera, quería llegar e ir a visitar a su princesa pero tenía otras cosas que hacer antes, golpear al bastardo de su ex amigo era una de ellas

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Kaizen había llegado a Seúl luego de semanas de espera, quería llegar e ir a visitar a su princesa pero tenía otras cosas que hacer antes, golpear al bastardo de su ex amigo era una de ellas.

Dejo sus maletas en el apartamento que estaba arrendando y camino por las calles de la ciudad hasta llegar al metro.

Tarareaba su canción favorita mientras veía su teléfono, estaba distraído y de algún modo termino chocado con un chico que ahora mismo le reclamaba por haber botado su café.

- ¡Lo siento!- se apresuró a decir mientras hacía una pequeña reverencia, escucho un chasquido y levantó su cabeza haciendo contacto visual con la otra persona.

Se sorprendió al ver a un chico guapo y bien arreglado, su estómago cosquilleo y en su cara se dibujó una sonrisa.

- ¿Puedo pagarte de alguna manera? - ofreció esperando pasar un poco más de tiempo con aquel bonito chico que tenía el rostro algo sonrojado.

- Bésame - Rápidamente se tapó la boca y abrió sus ojos sorprendido, acción que se le hizo bastante tierna - Y-yo...

Dio un rápido vistazo a sus alrededores ¿Cuando habían llegado tantas personas? - Vamos al baño, no creo que quieras besarme frente a tanta gente.

Con una sonrisa tomo la mano del más bajo guiándole al baño más cercano, entraron a este y Kaizen cerró la puerta dándole espacio al chico para que arrepienta, cosa que no hizo por qué cuando se giró lo vio bastante decidido, sonrió y se acercó.

Tomo la cintura del chico y pregunto cerca de sus labios - ¿Sigues queriendo que te bese? - recibió un tímido asentimiento, entonces lo miro a los ojos y se inclinó hacia él besandole con deseo.

Zack jadeo sorprendido mientras sentía la presión de los labios del pelirrojo contra los suyos, cerró los ojos y se dejó llevar, deslizando sus manos hacia el cabello del más alto, sintiendo un extraño hormigueo en su pecho.

Tuvo pequeños escalofrios de pánico y placer mientras las manos del extraño se colaban bajo su camisa y acariciaban su cuerpo, tratando de aferrarse a los detalles que se le escurrian de los dedos como gotas de agua.

Entonces cuando se separaron en busca de aire sus ojos marrones conectaron con los ojos bicolor del chico que tenía frente a él y se estremeció por la sorpresa, aquellos ojos lo miraban como si fuera su presa, se veía listo para atacar y de hecho, lo hizo.

Y lo único que pudo hacer fue recibir su ataque con ansias.

LYNX ━━ lookismDonde viven las historias. Descúbrelo ahora