2 de Agosto de 2025

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Hoy mi vida ha cambiado para siempre, la mía y la de todo el mundo en general. Eran sobre las doce de la mañana cuando cogí mi móvil y leí el mensaje, ciertamente me asusté bastante. Ya había pasado por algo similar cuando el Covid nos obligó a quedarnos encerrados en 2020, pero desde luego que no había ningún tipo de ley marcial. Para quien no lo sepa la ley marcial es una excepción de la aplicación de las normas de un país, que en resumidas cuentas se traduce en que ahora son legales las armas de fuego y que órganos de los servicios sociales como la policía ya no están activos.
Eso quería decir que ahora dependíamos de nosotros mismos, y que pronto todos los servicios de los que gozábamos se iban a acabar, el primer reflejo ante esta situación fue ir a YouTube, allí tenía una playlist con vídeos de utilidades que podrían ser de gran ayuda. A continuación cogí el teléfono de la casa y llamé a la casa de mi primo: Miguel, el cual supuse que ya estaría despierto. Él me respondió a los pocos minutos:
-Miguel: Diga
-Ares: Soy yo primo
-Miguel: Buenos Días bro ¿Que ocurre?
-Ares: Mira el móvil, es urgente, llama a Adolfo y a Lucas.

Colgué sin más y salí por la puerta de mi casa, el día era indiferente del resto, un cielo azulado  sin muchas nubes acompañado de un sol fuerte y casi cegador, corrí al garaje y cogí mi bicicleta. No reparé en mis tíos ni en mi hermano, tenía que comunicarle la noticia a Eira e Irati, salí por la valla y pedaleé fuertemente para coger velocidad. En mi cabeza estaba pensando en varias cosas ¿Que sería de mis padres? Ellos seguían en Vigo, una ciudad enorme donde sería más difícil sobrevivir... ¿Había ya infectados en Galicia? ¿Cuanto tardarían en cortarnos el agua?
Muchas preguntas sin respuesta certera, lo que sólo generaba más preocupación.

La casa de Eira era muy cercana a la mía, paré en frente de su puerta y toqué el timbre varias veces, esperé unos minutos a que saliera por su puerta, cuando lo hizo le dije sin muchos remordimientos que viniera a mi casa cuanto antes y que era urgente y me volví a subir a mi bici.

Recorrí la parte central del pueblo hasta llegar a casa de Irati, donde también vivía mi amigo Fabián, que también era un gran amigo mío.
Ella se asomó desde el balcón y al igual que con Eira le dije que nos reuníamos todos en mi casa. Las calles llevaban unos cuantos días bastante desiertas y en pleno silencio debido al miedo de la gente ante el virus, sin embargo al recorrerlas días atrás con mis amigos no me percataba de lo terrorífico que era. Ahora que veía claramente lo que estaba siendo de mi tierra no me sentía igual. El ambiente era melancólico y triste, totalmente contradictorio a lo que debería ser una mañana de verano.

Llegué a mi casa donde ya se encontraban Adolfo, Miguel, Lucas y Eira, me bajé de mi bici y la aparqué contra mi valla. Acto seguido les di los buenos días a mis amigos y comenzamos la conversación.
-Eira: ¿A qué se debe esta reunión?
-Miguel: Creo que yo sé de qué se trata.
-Ares: Han declarado la ley marcial esta mañana.

Sus expresiones variaban, algunas eran de sorpresa, otras de preocupación...
-Adolfo: ¿Eso significa que estamos solos contra el virus?
-Ares: No estoy seguro de nada, no sabemos siquiera si el virus está en Galicia, vamos a calmarnos y hablar esto en grupo.
-Miguel: ¿Qué hay de nuestras familias? Están todas en las ciudades.
-Adolfo: Yo me preocuparía por la electricidad y el agua potable.
-Alex: Lo más probable es que todo eso se desvanezca en menos de una semana.
-Eira: Esto no tiene buena pinta.
-Miguel: Tú lo has dicho.
-Lucas: Yo no me preocuparía tanto, recordad todas las virtudes que tiene vivir en un pueblo alejado de la sociedad.
-Ares: También es cierto, pero no deberíamos subestimar a la naturaleza.

En mitad de la conversación aparecieron Irati y Fabián, les comentamos lo sucedido y nos sentamos todos en la terraza de mi casa.
Ciertamente no sabíamos que iba a ser de todos nosotros, aún era el principio, pero en un momento así queríamos organizarnos y hablar todos juntos...

Aún si el mundo se acabaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora