3 de Agosto de 2025

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La mañana dio comienzo de nuevo con un sol brillante y caluroso. Desayuné de nuevo leche y cereales y fui a la carretera que daba al pueblo sin decir nada a nadie.

El territorio que conformaba el pueblo era muy montañoso y repleto de vegetación.
Bouses era un municipio situado entre Casas dos montes y Espiño. Era un pueblo pequeño cuyo edificio más alto constaba de una iglesia de unos pocos siglos de antigüedad.
Bouses estaba atravesado por una carretera que conectaba todos los municipios y daba acceso a Portugal.

Alrededor del pueblo solamente podías encontrar vegetación y bosque, todo ello por supuesto acompañado de una fauna muy variada de cientos de aves y mamíferos pequeños y de mediano tamaño

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Alrededor del pueblo solamente podías encontrar vegetación y bosque, todo ello por supuesto acompañado de una fauna muy variada de cientos de aves y mamíferos pequeños y de mediano tamaño.

Es un lugar casi sin defectos, uno de sus mayores problemas es su variable y extremo temporal. Durante el verano el sol calienta el ambiente hasta los cuarenta grados de temperatura media, secando el río y las plantas y haciendo del monte un polvorín gigante perfecto para expandir incendios, razón por la cual estos son extremadamente peligrosos. El calor veraniego provoca que quieras vestirte con crema solar y pasar por completo de cualquier tipo de camiseta.

En cambio, el invierno, aunque pocas veces lo he experimentado, es una burrada, las carreteras se congelan, muchas noches la nieve cae a montones y el sol apenas proporciona calor.

Sin embargo las estaciones intermedias aquí son el paraíso, el otoño viene acompañado de castañas en exceso, y la primavera por su parte genera muchísimos alimentos de todos los tipos de plantas.

En cuanto a algún otro peligro, existen los lobos, habitan por todo el territorio cercano al parque natural, no suelen atacar.

En cuanto a la geografía, el pueblo se situaba en el tope de una montaña que formaba parte de dos valles enormes, el valle del parque natural y el valle portugués. El del parque natural separaba la civilización de O invernadoiro, donde habitaban todo tipo de especies animales tales como osos, lobos, zorros, halcones, águilas...
El otro valle separaba España de Portugal, habían unas cuantas ciudades pequeñas y demás en la zona.

El resto del territorio se conformaba de espesos bosques y montes, perfectos para esconderse y una fuente de recursos muy importante.
Todo esto no lo escribo solamente por describir con todo detalle el lugar.

A las cuatro de la tarde tres autobuses aparecieron por la carretera principal y se agruparon en la plaza. Los guardias de los mismos bajaron y comenzaron a abrir paso para evacuar a la gente.
Todos permanecíamos amontonados, y aunque éramos relativamente pocos, me sofocaba un poco el estar rodeado de tanta gente después de haber recorrido veinte kilómetros sin ver absolutamente a nadie el día anterior.

Todo fue bien, todos los mayores de edad se subieron, le di un abrazo a mis tíos y les dije que nos veríamos en el refugio pronto, que no se preocuparan. Y así quedamos solamente siete personas en la plaza del pueblo, algunos guardias nos informaron de que unas horas después vendrían más vehículos a evacuarnos, y que no nos preocupáramos si tardaban, que era imposible que llegaran después de medianoche.

Aún si el mundo se acabaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora