8 - Izana.

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—Mei... Mei... Y-yo... L-lo siento mucho yo... – Izana lloraba arrodillado al ver como cortado un poco tu cachete.

—Ey~ Tranquilo~ – lo acercaste a ti abrazándolo con fuerza sintiendo como este se aferró a ti rápidamente y sin pensarlo.

Los otros cuatro veían todo desde su lugar sin poder entender nada de lo que estaba sucediendo y de porque Izana confiaba tanto en ti con tan solo verte unos 20 segundos.

Pero quizás se estén preguntando, ¿Qué sucedió? Volvamos unas horas atrás, para ser más específicos unas tres horas.

Estabas fuera de casa por trabajo donde junto con un grupo de tres personas ibas terminando de dibujar la muerte de Izana y sus últimas palabras.

Estabas aterrada y con ganas de llorar al ver como había muerto pero debías ser fuerte adelante de esas personas pero por otra parte estabas aterrada al no saber cómo iba a reaccionar Izana.

No estabas tú en la casa para recibirlo e intentar calmarlo y eso te daba miedo porque no sabías que podría llegar a suceder. Negabas cada segundo intentando no pensar en eso y ser positiva, pensabas que Izana podría llegar a abrirse y no discutir o ir a los golpes con sus hermanos pero al parecer la realidad era otra.

En la casa/mansión Izana estaba sorprendido mirando todo lo que había en la habitación donde había despertado pensando que estaba en la casa de algún loco o psicópata.

—'Tokyo Revengers...' – leyó un póster que había en la pared – ¿Qué mierda es esto...?

Comenzó a dolerle la cabeza al ver tantos posters de su hermano y esa pandilla 'Toman' por lo que salió de la habitación algo molesto.

—"Hasta muerto me seguirá atormentando..." – pensó caminando por un pasillo viendo como era bastante grande.

Camino un poco hasta que escuchó voces en planta baja y sin pensárselo mucho bajo pero alerta por si debía pelear. Creía que todo era un sueño y que luego de esto estaba su descanso cuando se lo era pero quizás no con la mejor bienvenida.

Al llegar a la sala se detuvo al escuchar esa voz en particular. La reconocería aún si pasaban 50 años, esa voz con la que tenía pesadillas día y noche, la que a veces deseaba volver a escuchar pero ahora era una tortura.

—¿Izana? – Shinichiro miró sorprendido a su hermano parado a unos pocos metros de ese grupo quien se giró a verlo.

Emma quién estaba allí vio sorprendida a su hermano y lo primero que se le vino a la cabeza era 'Muerte'.

Los dos Manjiro's conocían a Izana, pero el rubio no tuvo tanta interacción con él y el pelinegro si, aunque no con ese Izana pero sabía quién era.

Shinichiro se levantó de su lugar acercándose alegremente a su hermano quién dio unos pasos para atrás al ver como quería abrazarlo.

—¿Izana-?

—¿Qué mierda haces aquí...? – gruño apretando sus puños al verlo. – ¿No fue suficiente todo el daño que me causaste años atrás que ahora... Tengo que verte...?

—Izana... – dijo cabizbajo – Yo.. lo lamento ..

—¡Tardé! – grito – ¡Me mentiste toda la vida! ¡CREI QUE ERAS MI HERMANO PERO SOLO ERES UN CUALQUIERA!

—Oye, oye, cálmate, ¿Quieres? – hablo Baji acercándose.

—¡Tú no te metas! – grito Izana mirándolo con los ojos perdidos.

Shinichiro miró de reojo a Baji dándole a entender que mantenga distancia.

Aún si Shinichiro intentaba hablar con Izana no podía. Al estar tan cegado y molesto por todos los años que vivió engañado y él no tuvo el valor de explicarle quedándose callado le dolía y estaba en su derecho como también de golpearlo.

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