CAPÍTULO DOCE

133 20 0
                                    

Liverpool, Inglaterra
Año no especificado
Cada vez más, Minji y Yoohyeon se acercaban la una de la otra. Pero lamentablemente, esto para Minji traía el doble de problemas consigo. Porque de un día para otro, la gente comenzó a mencionar cosas maliciosas sobre ellas, especialmente, de la condición de Yoohyeon. Muchos se burlaban de eso, cosa que a Minji la ponía triste, ya que su amiga no podía defenderse... Ni ella misma tampoco. Ambas eran presas a causa de una sociedad destructiva. Llena de gente maligna. Llena de abusos. Llena de golpes... Así como su vida, tal cual.
— ¡Mírame cuando te estoy hablando!
Bora tomó su cabeza mientras que Minji trataba de fijar sus ojos débiles en su rostro enfadado. Aquella mañana, la chica sangró. Bora la hizo sangrar. Casi se queda sin dentadura para cuando la muchacha de pelo corto la golpeó contra la tapa del retrete repetidas veces. El líquido rojo resbalaba constantemente por su garganta. Su boca estaba manchada con esta misma. El uniforme escolar ahora estaba arruinado. Era más que obvio que su vida no sería todo color de rosa. El infierno siempre volvía. Era parte suya. Era la parte que le tocaba. Y menos mal... Que Yoohyeon aún no lo sabía. Enseguida, se escabulló hasta dar con la pequeña habitación de la enfermería. Una vez más, le mintió al doctor... Le dijo que tuvo un accidente. Le explicó que fue algo doloroso, pero que estaba bien, tan solo quería recortarse unos cortos minutos en la camilla. El hombre se lo permitió, pero antes le dio para que tomara una aspirina. Lo hizo. Tomó un poco de agua mientras se sentaba en la cama con sábanas blancas. De repente, estando distraída, unos brazos conocidos la tomaron sumamente desprevenida, abrió los ojos de golpe, aquella persona, sin todavía verle el rostro, la asustó por completo, hasta sintió como el corazón se puso a palpitar más rápido de lo que en realidad debería. Minji supo de quién se trataba recién cuando observó sus manos. Yoohyeon. Fue lo primero que se le vino a la mente. Su amiga besó desesperada su cabeza... Como si intentara protegerla, cuidarla, guardarla en una caja bonita y decorada con candado. De inmediato, sus cuerpos se pegaron como chicle. Minji tragó saliva para cuando una lágrima triste de Yoohyeon ensució, entre muchas comillas, su falda gris.
— Vamos a casa, ¿sí? Ya guardé tus cosas en tu morral. Le pedí a mi padre que nos pasara a buscar. No podemos seguir aquí. Necesito que estés conmigo... En mi cuarto.
Minji se dio vuelta para conectar sus miradas. Yoohyeon estaba asustada. Minji ya estaba más que acostumbrada a ser maltratada y golpeada por la gente de allí. Yoohyeon no entendía muy eso, pues hace poco se conocían y ni siquiera sabía ni la mitad del pasado y presente oscuro de Minji.
— Yoohyeon. No sé si quiero irme...
Su amiga se sostuvo la frente, aparentemente, nerviosa y confundida.
— No te pido mucho, Minji, solo quiero que nos vayamos de este lugar...
Yoohyeon le puso su propia gorra negra para luego poder tomar su mano. Saliendo de la habitación vacía, Minji agarró bien la mano de su amiga. Algo asustada, dieron enseguida con el automóvil del padre de Yoohyeon. El hombre la saludó con la mano mientras una sonrisa amigable dibujaba su rostro joven. Ya cuando estuvieron sentadas atrás, Yoohyeon le quitó la gorra a su amiga. De nuevo, sus ojos se unieron. Minji quiso decirle algo, pero sus ganas se esfumaron al momento exacto en el que su cabeza recordó lo sucedido. Así todo el corto viaje fue silencio absoluto. Minji mirando fría por la ventana, y Yoohyeon observando dudosa su bonito perfil. Ella, en cambio, sí anhelaba conversar con Minji. Preguntarle lo que le había pasado en la cara. Por qué permitió eso. Por qué sufría tanto. Por qué nunca le contaba nada. Por qué solo estaba para ella en los buenos momentos, y no también en los malos.
"¿Quién te está molestando?"
Yoohyeon escribió mientras se mordía el interior de la mejilla.
— No... Nadie.
"¿Nadie? ¿Por qué me mientes? Si yo sé muy bien por qué tienes la cara así".
— Solo fue un malentendido, Yoohyeon.
La chica alta deja de escribir. Minji miró hacia otro lado para cuando Yoohyeon se aleja de su cuerpo. Actualmente, casi siempre tomaban asiento juntas bajo el árbol de casa de Yoohyeon. Minji no quitó sus manos de las piernas de su amiga. Tanteó lento su carne dura. Pero Yoohyeon se alejó un poco. La mueca triste de Minji se notó de inmediato.
"Yoohyeon... Por favor, no me ignores".
"¿Te duele el golpe?"
Yoohyeon escribió otra cosa, algo que Minji no quería recibir.
"Tú me curaste, así que es imposible que me duela".
"¿Desde cuándo te molestan?"
"No me gustan tus preguntas".
"Y a mí no me gusta que intentes dejar pasar el tema a toda costa".
"No me agrada conversar sobre eso, menos contigo".
"¿Conmigo? ¿Tú no confías a mí? Minji, por favor, deja de a hacerme esto. Háblame. Quiero saber qué diablos pasa contigo. Me estás poniendo nerviosa".
Minji frunció la frente.
"Vamos a tu habitación..."
"¿Para qué? Esta conversación no se terminará, el tema sigue en pie".
"Solo quiero dormir un rato... ¿Puedo? Luego me iré a casa. Tengo que alimentar a mi pez".
"Bien. Hagamos lo que quieras, Minji".
Cuando Minji se quedó dormida en su cama, la muchacha alta aprovechó unos cuantos minutos para tomarse el tiempo libre para observarla dormir, tal como siempre hacía. La mano de su amiga se aferraba a la suya como si fuera la última vez que podrían vivir un momento de ese porte. Y de nuevo, Yoohyeon se sintió culpable. Culpable, no tan plena. No tan plena como el primer día. Ese día en la biblioteca. Tendría que haber ido con ella al baño, y no quedarse en el salón a descansar su cabeza un instante. Tendría que no haber soltado su muñeca, su brazo. Su... Su mano suave. Tal vez... Su rostro seguiría intacto, sano, bonito. Tan bonito y luminoso. Se odió más de la cuenta esa tarde. Lo hizo el doble para cuando llegó la noche, y Minji acabó con su linda costumbre, esa tonta costumbre de dormir abrazadas. Yoohyeon durmió sola, después de largos meses en donde ambas no se despegaban ni un mísero segundo. Lo único que no se rompió fue el continuar compartiendo pupitre. Pero había una diferencia bastante notoria. Yoohyeon casi ni molestaba a Minji en clase con sus tonterías. Cada una iba por su lado y no se molestaban. Como era habitual, Minji hacía las cosas de la clase, y bueno, Yoohyeon miraba por la ventana o sentía leves puntadas en el estómago. Estaba muriendo a causa del estrés, de los nervios. Otra vez, Minji ni siquiera la miró. ¿Qué ocurría? Yoohyeon se estaba desesperando. Muchísimo. "¿Tienes hambre? Sí, lo sé, suena medio extraño, pero traje budín. Anoche me quedé hasta muy tarde haciendo esto y demás cosas. ¿Quieres probar? Creo que me quedó bien, bastante".
Yoohyeon solo tomó su mano, después de horas. Su cabeza se apoyó en su hombro.
— No tengo hambre, Minji. Hablemos.
"No comiste nada en toda la mañana..."
"No tengo apetito. Lo siento. Prometo robarte un poco después. Por el meñique".
"De acuerdo, pero no me falles, sé que puedo confiar en ti, Yoohyeon".
Ambas se tenían confianza...

[...]




🐢= ¡Gracias por leer! Atte: N.

Fantasy Oasis [jiyoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora